Significado de Xipe totek

El nombre indígena Xipe totek, divinidad compleja que, entre otras cosas, se identifica con la primavera como renacimiento o resurrección. Según el Códice Borgia, tiene que ver con el agua, y habría tenido su origen al occidente de México, tal vez en Jalisco. El dios del maíz canta suplicante a Xipe totek, que envíe la lluvia (Alfonso Caso, El Pueblo del Sol, Antropología, 1953): “Me ha dejado libre la serpiente de fuego. Quizá desaparezca, quizá desaparezca, y me destruya yo, la tierna planta de maíz. Semejante a una piedra preciosa verde es mi corazón. Pero todavía veré el oro, y me regocijaré si ha madurado, si ha nacido el caudillo de la guerra”…

El nombre es quizá demasiado enigmático para los no amantes de la filosofía. Se suele presentar a Xipe totek como Nuestro Señor el Desollado. Supuestamente le sacrificaban víctimas que después eran desolladas, y aparece recubierto con una piel humana. En realidad, las llamadas divinidades náhuatl no han de entenderse en sentido politeísta, sino como diversas epifanías del Dios único Téotl. Por otra parte, la piel que recubre a Xipe totek es la materia; o sea, Xipe totek es un ser espiritual, Dios mismo que se reviste de la materia para vivir aquí.

Tal noción suscita, como entre sombras, la remembranza de Isaías con la palabra profética Emmanuel. (El Concilio Vaticano II recomienda ir descubriendo en las diversas culturas las semillas previas que preparaban para recibir el Evangelio). Así que dentro de la materia está Téotl; y eso es lo que simboliza la piel con que se le representa recubierto, que, por cierto, según el Tilamatl -el libro sagrado de los Dioses- no era piel humana, sino piel (corteza) de árbol, o amate. El sacerdote abrazaba a cada participante en el rito, y le decía: «Tu piel no es tu piel; dentro de tu piel está Téotl». Tal sería el significado del ser desollado, y no que físicamente se arrancara la piel a supuestas víctimas.

Así, Xipe totek, al igual que Fedro, sugiere la presencia seductora del espíritu en la materia. Se abandona la vieja perspectiva de la vida y se adquiere una nueva; y en este sentido puede hablarse de víctimas, en cuanto hay muerte y resurrección, y por eso Xipe totek es el dios de la primavera. Se enlaza así con la noción kierkegaardiana de la Repetición-Recuperación, la que se mueve en el terreno del espíritu y de la libertad, y que no se reduce nada más a la repetición de la naturaleza sino que implica la propia decisión. De hecho la fiesta de Xipe totek se considera la más espiritual, quizá, de todas las fiestas.

Nuestra revista, no indigenista en el sentido reductor de la palabra, sino en el más universal, y ante todo una revista de filosofía y ciencias sociales. La selección del nombre quiere también ser un homenaje a la cultura indígena, que desde hace 500 años ha sido despreciada, encubierta, olvidada, oprimida, reprimida, casi aplastada, pero que está ahí viva, de corazón oro verde, con la bella sabiduría por comunicar.