La internacionalización de la educación superior: consideraciones estratégicas y prácticas

[*]

Laura Rumbley [**]

Recepción: 23 de octubre de 2017
Aprobación: 28 de noviembre de 2017

 

Se me ha dado el honor de estar aquí con ustedes, pero sobre todo estar aquí en el contexto del aniversario de la universidad que es algo realmente importante y bello para mí. Dar a luz, desarrollar una universidad y pensar en su futuro es un trabajo muy complejo y muy interesante. Se supone que no estaré aquí en los siguientes 60 años para ver otro aniversario de este tipo, pero la universidad sí estará aquí, y eso es fundamental.

El tema de la universidad en el mundo es enorme y después de escuchar las otras dos ponencias me siento como si estuviera en una tienda de caramelos, como decimos en Estados Unidos. Si les interesa la universidad, esta conversación es fascinante. Yo me enfocaré en algo muy específico: he elegido hablar sobre las cuestiones de la internacionalización. Pero antes de eso me gustaría presentarme y me gustaría ofrecer información sobre la perspectiva que traigo a esta conversación, de por qué estoy aquí. Luego hablaré sobre la internacionalización desde un ángulo conceptual pero también con atención en las necesidades prácticas que son muy importantes para las universidades que están viviendo momentos de grandes transformaciones en el mundo. Y por último me gustaría ofrecer algunas ideas acerca de los posibles futuros de la internacionalización en el mundo.

El centro en donde trabajo, el Boston College, que de hecho no está propiamente en Boston sino en las afueras de esta ciudad y que no es un “college” sino una universidad jesuita que tiene, más o menos, 150 años. El Centro para Educación Superior Internacional donde colaboro tiene aproximadamente 22 años y fue fundado por Philip G. Altbach, y se puede decir que es uno de los padres fundadores del campo del estudio internacional comparativo de la educación superior; el doctor Altbach ya es jubilado, aunque sigue muy activo en el centro, y nuestro director actual se llama Hans de Wit, que es un gran experto en temas de internacionalización. Somos un centro muy pequeño. Actualmente Hans y yo somos los únicos que recibimos un sueldo de la universidad. El Dr. Altbach y Dr. de Wit han promovido una nueva generación de personas que está muy involucrada en lo que está pasando en el mundo de la educación superior en el plano internacional, generación de la cual formo parte.

Las actividades clave del Centro para Educación Superior Internacional son la investigación y el análisis de tendencias en el mundo de la educación superior. Publicamos muchos reportes, libros, análisis
y comentarios informados, y también tenemos programas de educación y formación profesional específicamente dedicados a la idea de ayudar a las personas que son ahora responsables de gestionar nuestras universidades en Estados Unidos y en el mundo. Es un trabajo muy complejo, que requiere de expertise en varios campos. Como somos un centro muy pequeño, hacemos casi todo el trabajo en redes, y eso también es importante porque no somos estadounidenses hablando como si conociéramos todo lo que hay que conocer. A través de nuestros proyectos estamos aprendiendo de colegas en todo el mundo e intentando ofrecer ideas desde muchas perspectivas y desde las tendencias que hay en él. Este trabajo nos hace intentar ofrecer perspectivas comparadas, pero a la vez críticas; uno de los puntos de partida y clave para nosotros es que el mundo es sumamente y fundamentalmente desigual. Y eso es una realidad que tenemos que entender e incorporar en todo el análisis que hacemos de lo que está pasando en el mundo de la educación superior. También procuramos combinar perspectivas académicas y prácticas; obviamente la educación superior es algo que existe, hay personas que viven este fenómeno. El lado práctico es tan importante como el lado académico en nuestra manera de pensar.

Expondré unos ejemplos de las cosas que producimos y que podrían ser interesantes para ustedes. Tenemos una revista centrada en una flagship publication que se llama International Higher Education. Esta revista tiene ya 20 años de existencia y se editan cuatro números al año, es totalmente gratis en la versión digital y, bajo la idea de ampliar el conocimiento que existe sobre la educación superior en el mundo, se publica en siete idiomas (inglés, chino, francés, portugués, ruso, español y vietnamita), nuestros socios en distintas partes del mundo nos ayudan a traducirla.

También tenemos un blog, The World View, dirigido más bien a una audiencia norteamericana que no suele prestar tanta atención a la educación superior en el resto del mundo. También tenemos una serie de publicaciones spin off de la International Higher Education, y una de las más importantes que se puede observar en la pantalla es la Revista de Educación Superior en América Latina. Estamos buscando y publicando artículos cortos, analíticos sobre las tendencias de la educación superior en América Latina; buscamos nuevos artículos y también queremos tener ideas de temas que podrían ser interesantes para la audiencia de América Latina.

En el campo de la educación y formación profesional, Boston College lleva décadas ofreciendo maestrías y doctorados enfocados en el tema de la administración de la educación superior, pero esos programas realmente han sido muy domésticos en sus enfoques. Nos hemos dado cuenta de que hay mucho interés alrededor del campo internacional y que muchos de nosotros estamos trabajando en ambientes que requieren conocimiento, sensibilidades, contactos internacionales y hemos abierto una nueva maestría justamente enfocada en el tema de la educación superior internacional, y un programa certificado,[1] y hacemos programas a medida del campo profesional. El trabajo que hacemos en este campo intenta responder a las necesidades y perfiles diferentes de los sectores y personas que están buscando esta formación, articulamos teoría y práctica y compartimos nuestras redes con las personas que participan. Esto da, quizás, sólo una idea de dónde vengo yo.

Ahora, el tema de la internacionalización. Nuestros colegas han hablado mucho de las tendencias históricas fundamentales, las tendencias actuales que vemos en México y en el mundo, y una de ellas es, sin duda, la cuestión de la globalización. Estamos viviendo un momento, y todos lo sabemos, muy diferente a lo que vivíamos en las décadas pasadas con unos flujos increíblemente grandes y rápidos de personas, de culturas, de ideas, de tecnologías, de influencias políticas y actividad comercial que realmente están cambiando el mundo.

Una respuesta a este cambio fundamental de la globalización ha sido la internacionalización; es decir, que las universidades, ante esta nueva realidad, han pensado que tienen que responder de un modo nuevo que las conecte con el mundo de una manera diferente a como se hacía en el pasado. Hay mucha gente que habla de unos rasgos fundamentalmente internacionales de la universidad en sí, y puede ser que esto sea verdad, pero como escuchamos, en el siglo XIX y en el siglo XX las universidades realmente han servido a las necesidades de sus propios países y de sus propias localidades; esto sigue siendo fundamental, pero por encima de eso ahora hay nuevos retos, nuevas oportunidades de pensar la universidad en el mundo, el tema de hoy.

Eso es muy emocionante, trae consigo muchas posibilidades. El modo como nosotros pensamos la internacionalización en el Boston College es que no hay talla única; estamos buscando respuestas a estos retos complicados y estamos conscientes de que lo que se hace en una universidad con 20 años de antigüedad en una localidad rural en la India va a ser muy diferente a lo que se hace en una universidad de 400 años en París y en México y en Canadá, y en Finlandia y en donde sea. El contexto es muy diferente, las realidades son diferentes y requieren respuestas diferentes. Les voy a exponer una serie de ideas sobre un proceso que se puede vivir con respecto a la experiencia institucional con la idea de la internacionalización.

Siempre, desde mi punto de vista, esto empieza con un compromiso con la internacionalización. Llega un momento en que la universidad se da cuenta de su entorno y cae en la cuenta de que debe de estar conectada con el mundo. Ello implica una nueva manera de pensar y de actuar. El primer paso es esa idea de algún nivel de compromiso, y eso será distinto para cada universidad, y de hecho será distinto para las diferentes unidades al interior de la misma universidad. Lo que pasa con la internacionalización en una facultad de Derecho va a ser diferente de lo que pasa en una facultad de Enfermería o de Contabilidad o de Negocios. El contexto siempre es muy importante.

Después de hacer un compromiso con la internacionalización, creo que es sumamente importante que se tome un momento para reflexionar acerca de la definición de ésta. Es una palabra que manejamos muy fácilmente en la educación superior. Yo tengo una idea muy clara cuando uso la palabra, pero sin duda cada uno de ustedes está pensando en distintos matices de la palabra y pueden tener unas ideas totalmente diferentes a las mías. Vale la pena, creo yo, enfocarnos en nuestra propia universidad, en buscar una definición que nos pueda servir. Hay muchísimas definiciones, y yo lo que quiero mostrar aquí son ejemplos, cada una de las universidades debe buscar la que tiene más sentido en su propio contexto. En la bibliografía académica —y hay un creciente cuerpo de bibliografía académica acerca de la internacionalización—, Jane Knight y su definición del año 2003 tiene muchísimo peso: habla de un proceso de integración internacional intercultural o global en casi todo lo que hace la universidad. Y desde hace mucho tiempo muchos de nosotros hemos recurrido a esa definición. Hace poco se ha elaborado una nueva definición que toma como punto de partida la de Jane Knight, pero empieza a incluir otros detalles que suelen ser importantes en la actualidad, que tienen que ver con la idea de que debemos pensar en el porqué de la internacionalización, por qué nos importa. Según esta definición, que fue muy importante en un reporte que se hizo para el Parlamento Europeo hace un par de años, el enfoque debe estar, según los autores, en el aumento de la calidad de lo que hace la universidad en todas sus dimensiones y debe ser algo que no deje atrás a ciertos miembros de la comunidad, debe ser algo que realmente sirva a todos los miembros de la comunidad.

Esto es un ejemplo de definiciones que ustedes pueden considerar, pero yo creo que lo fundamental es tener en mente qué es lo que estamos diciendo. Una vez que entendamos esta idea de una definición de la internacionalización, creo que también es necesario reflexionar sobre un marco conceptual para el proceso de la internacionalización. Cuáles deben ser los pasos generales que vamos a dar si tomamos en serio este compromiso hacia algún tipo de meta con la internacionalización. Una vez más, hay muchos ejemplos de marcos conceptuales; el ejemplo que pongo aquí es de mi propia tesis del año 2007, aunque también tomo como punto de partida un marco conceptual que produjo Jane Knight y que habla también de la necesidad de plantearnos por qué estamos tomando este enfoque de la internacionalización, cómo vamos a avanzar en nuestras ideas de internacionalización y cuáles serán los resultados que estamos buscando. Hay una serie de pasos que debemos tomar en cuenta si queremos llegar a un fin que nos interesa. La importancia de un marco conceptual como éste es que nos da una idea de que es un proceso que implica esfuerzos de muchos miembros de la comunidad, quizá recursos que se deben contemplar en el proceso; también se debe tomar en cuenta el contexto, el entorno y las oportunidades, los obstáculos e imperativos que existen en la realidad de la institución.

Si tenemos una definición, un marco conceptual y sabemos que vamos a pasar por un proceso, también vale la pena tomar un momento para reflexionar acerca de la realidad del entorno contextual. Todos conocemos el famoso método que en español se conoce como FODA: fuerzas, oportunidades, desafíos, amenazas, pero en el contexto de la educación superior ha surgido en los últimos años un método diferente para pensar en el contexto y que a mí me gusta mucho. En el año 2009, en la conferencia mundial de la UNESCO, sir John Daniel —que en esa época era el secretario general del Commonwealth of Learning impartió una ponencia en la que expuso que en todo el mundo las universidades y los sistemas universitarios están en un triángulo de hierro. Hay cuestiones de acceso, hay cuestiones de costo y hay cuestiones de calidad. El movimiento en cualquiera de esos lados impacta a los otros. Es un balance muy complicado y muy difícil de manejar de manera efectiva. Me llamó mucho la atención este esquema tan sencillo, pero muy lleno de sentido. Siendo académica, quería jugar un poco con estas ideas y, a lo largo del tiempo, he ido añadiendo cosas que desde mi punto de vista han sido muy significativas. Vuelvo a hacer hincapié en esta idea del contexto: las ideas que tenemos sobre el acceso, las ideas que tenemos sobre el costo y también las cuestiones de calidad van a ser muy diferentes en distintos contextos institucionales y nacionales. También increíblemente importante es la cuestión de recursos. Cada caso va a presentar una situación distinta con respecto a los recursos disponibles y las decisiones que hemos de tomar con respecto a los recursos que tenemos. Así que para mí es otro detalle fundamental.

Para terminar con este esquema, el detalle quizá más relevante en estas pláticas de las universidades jesuitas es la cuestión de los valores. Los valores que traemos a la conversación de la internacionalización de la educación superior van a ser cruciales en cuanto a las decisiones que vamos a tomar y a las líneas de acción que vamos a seguir. Un análisis del contexto se puede llevar a cabo de muchas maneras, y también últimamente jugar con estas ideas está sirviendo mucho.

Si sabemos que tenemos un compromiso para la internacionalización, debemos tener una visión de hacia dónde vamos, cuál es la gran idea y la gran meta que tenemos enfrente. Para mí una de las partes más importantes de una visión para el futuro de la internacionalización es que tiene que tener sentido para la institución que está siguiendo esta visión, y eso vuelve otra vez al tema del contexto.

Hay muchas universidades en muchas partes del mundo que están diciendo: queremos internacionalizar y rápidamente porque queremos saltar las cifras de los rankings. Y hay muchas universidades,
en muchas partes en el mundo, en donde eso no tiene sentido. Tienen misiones que no tienen nada que ver con los indicadores que están en los rankings, y tiene que existir una coherencia entre la visión y la realidad de la institución. En la práctica yo creo que un detalle clave para que una universidad tenga éxito con su visión es que tiene que haber una conversación interna con respecto a ésta, y algo de marketing interno para que todo el mundo se anime y se apunte a este trabajo de transformación que implica la internacionalización. Por ejemplo, el Boston College tiene dos lemas que todos los estudiantes, que todos los profesores, que todo el mundo conoce: hombres y mujeres para otros, y siempre para sobresalir. Si nosotros podemos ligar nuestra visión para la internacionalización con esas ideas fundamentales y emocionales que tenemos en la institución, nos ayudará mucho con el trabajo que tenemos enfrente.

Y finalmente, después de proponer esta visión hay que pensar en los pasos específicos que tenemos que dar en la universidad. Y para darles una simple idea, un mapa, en el contexto de Estados Unidos, The American Council on Education desde hace unos años está manejando este concepto de comprehensive internationalization para una internacionalización integral, y lo atractivo de esta idea es que sugiere seis pilares fundamentales que hay que trabajar si realmente se quiere hacer realidad la internacionalización integral en la institución. No quiere decir que cada pilar tiene que ser igualmente internacionalizado ni mucho menos, sino que se trata de dar una idea de las áreas en las que quizá sería importante trabajar si realmente queremos ser coherentes con la idea de la internacionalización. Y con gusto podría charlar con ustedes sobre esto cuando abramos el diálogo.

Voy a terminar con unas últimas ideas. Con respecto al futuro de la internacionalización, quiero dejarles cuatro ideas que podrían ser interesantes para ustedes. Pienso que, en un determinado momento, la internacionalización en casa es uno de los pasos indispensables de este mismo proceso; desde hace muchos años recurrimos muy fácilmente a la idea de que la internacionalización es la movilidad de estudiantes, de profesores, etc.; en realidad en el mundo hay un porcentaje muy bajo de estudiantes que realizan la movilidad. Eso puede ser diferente en distintas instituciones y en distintos sistemas nacionales, pero la verdad es que, en casi todos los sistemas universitarios, la mayoría de los estudiantes no son móviles y no lo serán. La internacionalización tiene importancia para el mejoramiento de la universidad en su totalidad. Tenemos que prestar atención a los que no son móviles. Y aquí tenemos una definición de la internacionalización en casa, que habla de todas las dimensiones en donde podemos poner énfasis para dedicar más tiempo a integrar perspectivas internacionales o globales que tocan a todos los estudiantes. Ése es un detalle importante para el futuro.

Ligada a la idea de la internacionalización en casa, está la internacionalización del currículum que es algo también muy importante de pensar: para ver si nuestros egresados salen con un sentido de su posición en el mundo y cómo es que su profesión está en el mundo; tenemos que pensar en la internacionalización de lo que estudian, de cómo estudian, etc. Es todavía difícil. Hay un dicho que se atribuye a Woodrow Wilson, que fue presidente de Princeton (y de Estados Unidos, por supuesto), que dice: “Cambiar el currículum es más difícil que mover un cementerio”. Es un trabajo arduo pero imprescindible para el futuro.

Dos cosas más: hace un par de años empecé a jugar con esta idea de la internacionalización inteligente; estamos en el campo de la internacionalización trabajando en áreas distintas y tenemos que juntar a los académicos, a los que trabajan en el tema, a los que trabajan con políticas universitarias para entender mejor qué estamos haciendo como grupo coherente; y, por último, la internacionalización es una manera de hablar de cómo pasamos por fuentes que ligan diferencias. Las diferencias tradicionales que conocemos son las diferencias que vivimos al pasar por fronteras, donde debemos tener pasaporte o donde tenemos que llegar a través de un largo trayecto en avión. Pero con la masificación de la educación superior, por todo el mundo nos encontramos en nuestras propias aulas, en nuestras propias ciudades, con muchísima diversidad: diversidad cultural, étnica, de identidad en muchos niveles y la internacionalización está aquí hablando de fronteras y no está conectando con esta creciente diversidad “local” que existe en las universidades. Creo que tenemos que ligar lo que hemos aprendido en este trabajo y mejorar la coherencia y la justicia social acercando grupos diferentes, y ejemplos hay: la multiculturización es parte de esto, es un fenómeno que para mí es nuevo; además, están las comunidades indígenas que deben tener su espacio y su voz en las universidades, y eso implica el proceso de dar la bienvenida a los que pensamos que son otros.

 

[*] Conferencia presentada en el VI Encuentro El Humanismo y las Humanidades en la Tradición Educativa de la Compañía de Jesús. Primera mesa: La universidad y el mundo, realizada en el ITESO, Tlaquepaque, Jalisco, 23 de octubre de 2017.

[**] Profesora investigadora del Center of International Higher Education of Boston College.
laura.rumbley@bc.edu

 

[1]. Certificate in International Higher Education. En México equivaldría a un diplomado.