Pasado, actualidad y desafíos de la universidad en el mundo, en México, en la misión educativa jesuita

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Síntesis

 

Demetrio Zavala Scherer[**]

 

Recepción: 27 de octubre de 2017
Aprobación: 22 de enero de 2018

 

El VI Encuentro El humanismo y las humanidades en la tradición educativa de la Compañía de Jesús ha sido fecundo en planteamientos, propuestas e ideas que nuestros invitados compartieron con nosotros en torno a la universidad. A continuación se sintetiza lo principal de cada una de las intervenciones.

 

I

Nuestro Encuentro comenzó el lunes, con la mesa de diálogo “La universidad en el mundo”.[1] Abrió la mesa el Dr. Alfonso Alfaro. A través de un amplio recorrido histórico, Alfaro mostró que la consolidación de la universidad como institución moderna es el resultado de un complejo juego de tensiones y confrontaciones, pero, sobre todo, de una enorme capacidad de adaptación y transformación. Así, la universidad está llamada a cumplir con sus responsabilidades históricas: la gestión del conocimiento, la incentivación de la movilidad social, la legitimación moral y política; pero, también y de manera crítica, está llamada a repensarse para poder conservar su papel de conciencia de la construcción civilizatoria en los años venideros.

La intervención del Dr. Roberto Rodríguez Gómez giró en torno a una de las tensiones fundamentales que atraviesan a la universidad contemporánea; a saber, la necesidad de conciliar nuestras pretensiones de inclusión y accesibilidad, por un lado, y de calidad educativa, por el otro. La resolución sistemática de este problema exige un análisis económico, jurídico y político anclado en la condición de la educación como bien público. En ese sentido, el recordatorio inicial de Rodríguez Gómez sobre el carácter histórico y contingente de la universidad —sobre sus modestos orígenes— sirve de base para su conclusión: antes que ninguna otra cosa, la universidad es proyecto; el proyecto de la sociedad que deseamos, pero cuya realización depende de las decisiones que tomemos en el presente.

Finalmente, la Dra. Laura Rumbley abordó uno de los horizontes involucrados en esa necesaria transformación de la universidad a la que se refirieron Alfaro y Rodríguez Gómez: el de la internacionalización. Se trata, en este caso, de encontrar la manera de conciliar el contexto de globalización y diversidad del que ya ninguna institución puede sustraerse con el contexto de problemas y realidades concretos que enfrenta cada universidad. De esta forma, Rumbley insiste en que la meta de la internacionalización no se alcanza a través de la formalización de un procedimiento, sino sólo a través de un riguroso compromiso reflexivo que parta de la propia experiencia institucional.

 

II

El martes asistimos a la mesa de diálogo “La universidad en México”,[2] integrada por los doctores Javier Garciadiego, José Sarukhán y Antonio Lazcano. El Dr. Garciadiego centró su presentación en la formación del Colegio de México que interpreta, por una parte, como el resultado de la confluencia virtuosa de diversos procesos históricos: el regeneracionismo español, la reconfiguración de la Universidad Nacional tras la Revolución Mexicana y el exilio español en México y, por otra parte, de algunas imbricaciones individuales, notablemente, las de Daniel Cosío Villegas y Alfonso Reyes. En breve, la conclusión de Garciadiego es que el proyecto regeneracionista —desterrado de España— se trasladó a México y se encarnó en el Colegio de México, bajo la forma de un impulso modernizador del pensamiento y una vocación por el cultivo de las ciencias sociales y las humanidades.

Por su parte, el Dr. José Sarukhán desarrolló las herencias, negativas y positivas, que siguen pesando significativamente en la configuración y el funcionamiento de la Universidad Nacional Autónoma de México. Entre las negativas se encuentran las responsabilidades extrauniversitarias que históricamente se le han ido cargando a la Universidad, las presiones políticas y económicas a las que inevitablemente está sometida y la insuficiencia de apoyo en el ámbito de la investigación. En cuanto a las positivas, Sarukhán destacó la conexión académica entre el Bachillerato y la Universidad, la solidez de su constitución jurídica y su opción por una educación libre de influencias gubernamentales e ideológicas. Para concluir, hizo hincapié en la centralidad de la educación y la investigación, pues es en dichos ámbitos universitarios donde se gesta el entendimiento del entorno y, con él, la posibilidad misma de desarrollo para el país.

Finalmente, las palabras del Dr. Lazcano estuvieron dirigidas a la relevancia de la autonomía universitaria y las amenazas a que se enfrenta hoy en día. A pesar de haberse constituido como una mezcla confusa de modelos universitarios, la universidad mexicana goza de una inusitada libertad de gobierno que hemos llegado a considerar indispensable para el desarrollo de la vida académica. Sin embargo, la universidad como institución atraviesa una crisis que pone en riesgo dicha libertad. Algunos de los factores que la afectan negativamente son las crecientes influencias externas, la precariedad de condiciones de la vida estudiantil, el alto nivel de desempleo entre los egresados y la falta de apoyo a las humanidades. Ante este panorama, Lazcano concluyó exhortando a defender a la universidad a toda costa.

 

III

La mesa de diálogo del miércoles tuvo por título “La universidad en la misión de la Compañía de Jesús”[3] y estuvo integrada por los doctores Michael Garanzini, Roberto Jaramillo, María Luisa Aspe y Héctor Garza. El primero de ellos hizo una presentación de la visión internacional sobre la educación superior de la Compañía de Jesús. Dicha visión puede desglosarse en seis líneas fundamentales de trabajo: la formación de los formadores, la justicia económica y ambiental, paz y reconciliación, el diálogo interreligioso y con el mundo secular, la educación de las personas que se encuentran en los márgenes y, por último, la formación de clases políticas responsables y socialmente comprometidas. En última instancia, afirmó Garanzini, el objetivo de la educación en las universidades jesuitas es la formación de ciudadanos globales capaces de trasladar creativamente el conocimiento al ámbito de la acción.

El Dr. Jaramillo comenzó su intervención hablando del complicado contexto social y cultural en el que hoy en día se desarrolla la actividad universitaria. Vivimos en un mundo en el que “se universaliza lo banal y se banaliza lo universal”, con la consecuente y progresiva pauperización de las cosas que verdaderamente importan: el conocimiento, el arte, la enseñanza, la cultura escrita, la política, las relaciones humanas. Frente a esta situación, Jaramillo exhortó —incluso si ha de hacerse bajo la forma de la resistencia contracultural— a recuperar la vocación propia de la universidad: la integración crítica, rigurosa y profunda de saberes orientados a la restauración del sentido de lo humano.

Por su parte, la Dra. Aspe presentó un recorrido histórico y conceptual de la noción de inspiración cristiana, central en la configuración de la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México y, por extensión, en las universidades jesuitas de todo el país. Esta forma de ser de nuestras universidades ha de adaptarse a las realidades del mundo posmoderno y poscristiano. Así y en consonancia con lo dicho por los anteriores expositores, Aspe señaló algunos de los principales desafíos en el camino de esa renovación: el fortalecimiento del diálogo interreligioso y con el mundo secular, la búsqueda de la coherencia en el diálogo con la cultura de mercado, el discernimiento de la identidad ignaciana al interior de la universidad y la formación para la realización de la justicia social —especialmente, la erradicación de todas las formas posibles de exclusión— sobre la base de una espiritualidad anclada en la reserva ética común.

A manera de epílogo de esta conversación, el Dr. Garza planteó una reflexión sobre la formación ignaciana como formación de las personas para la consolidación de una comunidad humana de miembros solidarios. Esta meta exige una preparación intelectual seria, rigurosa y profunda, pero no por mor de sí misma, sino como condición de la exploración del significado de la vida humana que conduce a ese “no sé qué preclaro y único” del que hablaba Cicerón y que sigue siendo aquello que esperamos ver realizado en cada uno de los estudiantes de nuestras universidades.

 

IV

En la siguiente sesión escuchamos la conferencia “Perspectivas de la educación superior en la misión apostólica de los jesuitas”,[4] dictada por el Dr. Michael Garanzini. Las perspectivas a que refiere el título son tres: la inspiración ignaciana, la situación actual y las propuestas para el futuro. La primera de ellas remite a los Ejercicios como modelo para la formación en general. En ese sentido y haciendo eco de las palabras de Garza, Garanzini postula que la universidad no es un fin en sí misma, sino un instrumento para promover un determinado modo de proceder que efectivamente parte de la contemplación y la reflexión, pero también se interesa por las emociones y los afectos y culmina, necesariamente, en la acción.

En cuanto a la situación actual, Garanzini señaló que la crisis de la democracia liberal y los factores deshumanizantes de la cultura contemporánea han generado una sensación de inseguridad que lo permea todo y, por lo tanto, que afecta negativamente las circunstancias y los proyectos vitales de los estudiantes de nuestras universidades. Debemos asumir esta realidad anclándonos en la convicción de que el elemento diferencial de nuestro esfuerzo formativo no es la transferencia de conocimiento, sino la realización personal y humana de todos los que integramos la comunidad universitaria.

Por lo que toca al futuro, Garanzini propuso un replanteamiento de la pregunta antropológica desde la perspectiva del humanismo social. Algunos de los aspectos fundamentales que integran esta perspectiva son: el hambre de justicia, el respeto a la diversidad, la vocación para la acción, la centralidad de la fe, una perspectiva global, el cuidado del planeta, el cultivo de los afectos y de sus formas de expresión y, especialmente, la atención integral a la persona. En conclusión, el reto que deberemos enfrentar es el de trasladar estos imperativos a la universidad para poder hacer de ella una plataforma para la acción y el compromiso social.

 

V

A todas estas brillantes intervenciones siguieron la conferencia del Dr. Spadaro y el comentario que compartió con nosotros el Dr. Henríquez. Gracias a todas ellas se perfilan más y mejores herramientas reflexivas para atender a la orientación del Dr. Garanzini y pelear lealmente en nombre de la universidad a la que aspiramos.

 

Notas al pie

[*]  VI Encuentro El humanismo y las humanidades en la tradición educativa de la Compañía de Jesús, celebrado en el ITESO, Universidad Jesuita de Guadalajara, del 23 al 27 de octubre de 2017.

[**] Doctor en Filosofía, Universidad de Barcelona, Profesor del Departamento de Filosofía y Humanidades, ITESO.

 

[1] Alfonso Alfaro, Roberto Rodríguez Gómez y Laura Rumbley, “La universidad en el mundo” (Mesa de diálogo celebrada el 23 de octubre de 2017).

[2] Celebrada el 24 de octubre de 2017.

[3] Celebrada el 25 de octubre de 2017.

[4] Conferencia dictada el 26 de octubre de 2017.

Internet y los desafíos de la cultura humanística

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Antonio Spadaro, sj [**]

Recepción: 27 de octubre de 2017
Aprobación: 24 de enero de 2018

 

La Red no es un nuevo medio

Aun hoy se piensa y se habla de internet como de un nuevo medio que se añade a los anteriores (en orden cronológico, la prensa, la fotografía, la radio, el cine, la televisión), como si hubiéramos descubierto otro planeta en órbita alrededor del sol después de Plutón. No es así. Estamos delante de algo diverso. Internet no es un nuevo medio, al lado de los demás. La red informática no es algo semejante a la red del agua, a la del gas… Más bien…

– La Red no existe, internet no existe. Nosotros quedamos impactados por la tecnología, pero mientras permanezcamos impactados por ella, no entenderemos su significado antropológico.

– En particular, la Red es una revolución que podríamos considerar “antigua”, es decir, con sólidas raíces en el pasado porque da forma nueva a deseos y valores antiguos del ser humano.

– Cuando pensamos en internet hace falta no sólo considerar las perspectivas que ofrece, sino también los deseos y expectativas que el hombre siempre ha tenido y a los que intenta responder; a saber, relación y conocimiento.

El Papa Francisco ha escrito en su Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales del año 2014: “La red digital puede ser un lugar rico de humanidad, no una red de cables, sino de personas humanas”.

La misma vida es una red que se expresa física y digitalmente. Internet es una realidad que ya forma parte de la vida cotidiana: no es una opción, es un dato de hecho. La evangelización no puede no tomar en cuenta esta realidad. ¿Por qué? Para contestar a esta pregunta es necesario responder a otra. ¿Qué es internet? No es un conjunto de cables, alambres, módem y computadora. Sería equivocado identificar la realidad y la experiencia de internet con la infraestructura tecnológica que la posibilita.

Sería lo mismo que decir, por ejemplo, que el “hogar doméstico” (home) se puede reducir al edificio habitado (house) por una familia.

Un alumno africano mío de la Pontificia Universidad Gregoriana me dijo una vez: “yo quiero a mi computadora porque dentro de ella están todos mis amigos”. Es verdad: dentro de su computadora encuentra Facebook, Skype, Twitter… todos ellos medios para estar en contacto con sus amigos lejanos. Su comunidad de referencia es real gracias a la red. Esta ingenua afirmación nos hace reflexionar sobre el hecho de que tal ambiente digital tiene un impacto sobre el significado mismo de lo que significa existir. La vida de muchos jóvenes se encuentra allí, en las fotos y en los pensamientos que comparten; ahí están sus amigos. Ellos, de alguna manera, “están en la red, parte de su vida está allí. Nos damos cuenta de que existimos también en la red, una parte de nuestra vida es digital”.

La Red, así al alcance de la mano, comienza a incidir sobre la capacidad de vivir y de pensar. De su influjo depende, en algún modo, la percepción de nosotros mismos, de los demás, del mundo que nos rodea y del que aún no conocemos.

 

La vocación espiritual de la tecnología

En realidad, el hombre siempre ha buscado entender la realidad. Pensemos cómo la fotografía o el cine han cambiado el modo de representar las cosas y los acontecimientos; el avión nos ha hecho comprender el mundo de una manera diversa que el carro con ruedas; la prensa nos ha hecho comprender la cultura de una manera diferente, etcétera.

El ambiente digital (como todo ambiente) abre nuevos modos de pensar lo real y predispone a ciertas formas de razonamiento. Así como la prensa ha requerido una forma mentis analítica y racional, la época digital requiere formas de conocimiento más participativas, menos inclinadas a la abstracción, más impregnadas del “hacer” y más aptas para ver conexiones.

La tecnología, pues, no es un conjunto de objetos modernos y de vanguardia. Ella es parte del obrar con el que el hombre ejerce su capacidad de conocimiento, de libertad y de responsabilidad. La tecnología, escribe Benedicto xvi, en la encíclica Caritas in veritate: “es un hecho profundamente humano, ligado a la libertad del hombre. En la técnica se expresa y reafirma el señorío del espíritu sobre la materia”. La tecnología, pues, expresa la capacidad del hombre de organizar la materia en un proyecto de valor espiritual. El cristiano, por ello, está llamado a comprender la naturaleza profunda y la vocación misma de las tecnologías digitales en relación con la vida del espíritu. Obviamente la técnica es ambigua porque la libertad del hombre puede ser usada para el mal, pero precisamente esta posibilidad saca a la luz su naturaleza vinculada a la vida espiritual.

Un momento fundamental de la comprensión espiritual de las nuevas tecnologías fue la promulgación del Decreto del Concilio Vaticano II Inter mirifica, el 4 de diciembre de 1963, que comienza: “Entre los asombrosos inventos técnicos, que particularmente en nuestros días el ingenio humano, con la ayuda de Dios, ha sacado de la creación, la Madre Iglesia acoge y sigue con especial cuidado, aquellos que más directamente atañen al espíritu humano y que han abierto nuevos caminos para comunicar con la máxima facilidad, noticias, ideas y enseñanzas de todo tipo”.

Pocos meses después, en 1964, Pablo vi, dirigiéndose al Centro de Automatización del Aloisianum de Gallarate, dirigido por los Jesuitas, pronunció unas palabras de extraordinaria belleza. En el Centro estaban elaborando el análisis electrónico de la Summa Theologiae de Santo Tomás y también del texto bíblico. Dijo: “Hace falta ser conscientes de cómo el cerebro mecánico viene en ayuda del cerebro espiritual; y cuanto más el cerebro espiritual se expresa en su propio lenguaje, que es el pensamiento, tanto más el cerebro mecánico parece feliz de estar en dependencia de él”. Y continúa: “Este esfuerzo de infundir en instrumentos mecánicos el secreto de funciones espirituales es elevado a un servicio que toca lo sagrado”. ¡Lo sagrado! ¡Y estaba hablando de tecnología! El Papa siente subir el gemido de aspiración del homo tecnologicus a un grado superior de espiritualidad. El hombre tecnológico es el hombre espiritual.

Así, ha escrito Benedicto xvi en su 45 Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que las nuevas tecnologías, usadas con sabiduría, “pueden contribuir a satisfacer el deseo de sentido, de verdad y de unidad que permanece como la más profunda aspiración del ser humano”.

El desarrollo tecnológico, bien entendido, alcanza a expresar una forma de deseo de la trascendencia respecto a la condición humana tal como es vivida actualmente. Y esto debe decirse también para el ciberespacio, para la internet. La rapidez de sus conexiones representa muy bien el deseo del hombre de una plenitud de relaciones de conocimiento, de comunión que siempre lo supera. En suma: la tecnología tiene una vocación espiritual.

La cultura digital plantea nuevos desafíos a nuestra capacidad de hablar y de escuchar un lenguaje simbólico que hable de trascendencia. Estamos llamados, pues, a vivir bien, sabiendo que la red es parte de nuestro ambiente vital, y que en ella ya se desarrolla una parte de nuestra capacidad de hacer experiencia, también experiencia espiritual.

Y nos lo ha recordado Benedicto XVI: “El ambiente digital —ha escrito en su mensaje para la cuadragésima séptima Jornada Mundial de las comunicaciones— no es un mundo paralelo o puramente virtual, sino parte de la realidad cotidiana de muchas personas, especialmente de los más jóvenes”. El espacio digital no es inauténtico, alienado, falso o aparente, sino que es una extensión de nuestro espacio vital cotidiano, que requiere “responsabilidad y entrega a la verdad”. Habitar significa inscribir los propios significados en el espacio. Y, precisamente, éste es el desafío: inscribir los significados y los valores de nuestra vida en el ambiente digital y, también, entender lo que la red nos enseña a pensar sobre la fe hoy.

La red es una realidad que afecta cada vez más la existencia de un creyente e incide sobre su capacidad de comprensión de la realidad y, por tanto, también de su fe y su modo de vivirla.

Mientras se diga que hace falta salir de las relaciones de la red para vivir relaciones reales, se confirmará la esquizofrenia de una generación que vive el ambiente digital como un ambiente puramente lúdico en el que se supone en juego un segundo yo, una doble identidad que se nutre de banalidades efímeras.

El reto está claro, entonces: no ver en la web una realidad paralela, sino una parte de nuestro ambiente vital y asumir que en ella ya se desarrolla una parte de nuestra capacidad de hacer experiencia. ¿De qué manera nuestra experiencia digital impacta el sentido de nuestra vida?

Me detendré en algunos ámbitos, más para problematizarlos que para describirlos.

 

El desafío del sentido y de la pregunta

 El primer ámbito es el reto del sentido y la pregunta. Quisiera partir de la tecnología de la brújula. Érase una vez la brújula. La brújula indica el Norte. Si la brújula no indica el Norte es porque no funciona y, ciertamente, no porque no exista el Norte. La brújula es una buena metáfora tecnológica del sentido de la vida.

Una vez el hombre estaba firmemente atraído por lo religioso como un hontanar de sentido fundamental. Como aguja de una brújula se sabía que era radicalmente atraído hacia una dirección determinada, única, natural: el Norte. Luego el hombre, especialmente con la Segunda Guerra Mundial, ha empezado a usar el radar para detectar y determinar la posición de objetos fijos o móviles. El radar va a la búsqueda de su objetivo, e implica una apertura indiscriminada incluso al más tenue signo, sin esperar indicación de una dirección precisa. Y así también el hombre ha empezado a ir buscando un sentido para la vida y también un Dios capaz de alguna señal de reconocimiento, capaz de hacer oír su voz. La experiencia de esa lógica es la pregunta: “Dios, ¿dónde estás?”.

Desde aquí también se comprende la espera de Godot y tantas páginas de literatura del Novecento, por ejemplo. El hombre se entendía como un “oyente de la palabra” —por usar una célebre expresión del teólogo Karl Rahner que, implícitamente, ha dado fórmula teológica a la metáfora tecnológica del radar— en la búsqueda de un mensaje del cual sentía una profunda necesidad. Y hoy, ¿sigue valiendo esta imagen? En realidad, aunque siempre viva y verdadera, viene a menos para los jóvenes. La imagen hoy más presente es la del hombre que se siente perdido si su celular no funciona o si su instrumental tecnológico (computer, tablet o smartphone) no puede acceder a alguna conexión en la red inalámbrica.

Si en otro tiempo el radar estaba en búsqueda de una señal, hoy, al contrario, estamos buscando un canal de acceso a la red y a través de ella a los datos. El hombre de hoy, más que buscar señales, está acostumbrado a tratar de estar siempre en la posibilidad de recibirlas sin la necesidad de buscarlas.

El hombre, de la brújula antes y del radar después, se está transformando, entonces, en un decodificador, esto es, en un sistema de acceso y decodificación de las preguntas sobre la base de las múltiples respuestas que lo alcanzan sin que él se preocupe por ir a buscarlas. Vivimos bombardeados por los mensajes, padecemos una hiper-información, la así llamada information overload (exceso de información). El problema hoy no es hallar el sentido del mensaje sino decodificarlo, reconocerlo sobre la base de las múltiples respuestas que recibimos.

Antes llegan las respuestas y en éstas el hombre está llamado a reconocer sus preguntas más radicales y auténticas. Entonces lo importante hoy no es tanto dar respuestas. Todos dan respuestas. “The teacher doesn’t need to give any answer because answers are everywhere”.[1]

Hoy en día es importante reconocer las preguntas importantes, fundamentales.La gran palabra que hay que volver a descubrir es, entonces, una vieja palabra del vocabulario cristiano: el discernimiento. El discernimiento espiritual significa reconocer entre las muchas respuestas que hoy recibimos cuáles son las preguntas importantes, verdaderas, fundamentales. Es un trabajo complejo, que requiere una gran preparación y una gran sensibilidad espiritual.

 

El desafío de la autorreferencialidad

El segundo ámbito es el desafío de la autorreferencialidad. Motores de búsqueda y redes sociales son dos pilares de nuestra vida digital y podríamos decir también de nuestra vida ordinaria. De hecho, ellos tienen un impacto directo sobre el modo en que accedemos a las informaciones que buscamos y sobre el modo en que mantenemos vivas nuestras relaciones sociales. Ciertamente no podemos reducir conocimiento a información; sin embargo, nuestro conocimiento del mundo y nuestras amistades toman forma también en el ambiente digital. Y esto conlleva riesgos (alienación, fragmentación, superficialidad), pero ciertamente también fuertes ventajas de facilidad de acceso y de contacto.

Y aquí se presenta un riesgo relevante que no muchos han sacado a la luz: tanto las redes sociales como Facebook y los motores de búsqueda como Google, conservan la información de las personas que los frecuentan y, precisamente, estos datos son utilizados para orientar las respuestas o actualizaciones de los contactos personales. Entonces, sean los motores de búsqueda como Google (otros como duckduckgo.com no lo hacen), sean las redes sociales como Facebook, estos dispositivos “aprenden” nuestros gustos, aquello que nos interesa mayormente de lo que a menudo estamos buscando. En suma: aprenden a “conocernos”, conservando las informaciones que nosotros les brindamos con nuestras actividades en la red. Y todo esto es analizado, de manera anónima, mediante algoritmos de referencia.

¿Cuál es la consecuencia? Que nuestras búsquedas nunca son neutrales o basadas en criterios exclusivamente objetivos, sino sobre nuestros intereses específicos. Están orientados al sujeto.

Entonces sujetos diversos logran resultados diferentes. Por ejemplo, si Google aprende cuál es mi orientación política, en mi búsqueda obtendré sitios y blogs que responden a mi orientación. Si Facebook “conoce” el mismo dato tenderá a mostrarme las actualizaciones de aquellas respuestas que son afines a mí porque tienen las mismas ideas que yo. Así también, si estoy buscando libros o artículos o quiero adquirir música o videos: encuentro inmediatamente lo que se supone me interesa según la base de mi vida en la red. La ventaja es inmediata: llego rápidamente a lo que presumiblemente me interesa.

Pero, por otra parte, hay un gran riesgo: el de quedar encerrados en una especie de “burbuja” que sirve de filtro ante lo que es diverso de mí, por lo cual yo no tengo la posibilidad de darme cuenta de que hay personas, libros, artículos, investigaciones que no corresponden a mis ideas o que expresan una opinión diferente a la mía. Entonces, al final, yo estaré rodeado de un mundo de informaciones que se asemejan a mí, arriesgándome a quedar encerrado ante la provocación intelectual que proviene de la alteridad y de la diferencia.

El riesgo es evidente: perder de vista la diversidad, aumentar la intolerancia, la cerrazón a la novedad y a lo imprevisto; a todo lo que se sale de mis esquemas relacionales o mentales. El otro se vuelve significativo para mí si me es, de algún modo, similar. De otra manera no existe. En este punto, hoy más que nunca, la comparación asume un valor pedagógico fundamental en un mundo que tiende a construir, incluso en la red —es decir, el lugar en principio más abierto posible— islas de autorreferencia.

 

Capacidad de testimoniar valores

 El tercer ámbito consiste en el hecho de que la sociedad digital no es ya pensable y comprensible solamente mediante los “contenidos”. No hay ante todo las cosas, sino las “personas”. Hay sobre todo las relaciones: el intercambio de contenidos se da al interior de las relaciones entre personas. La base relacional (en la red del conocimiento) es radical.

Esto es un dato fundamental que hay que evaluar bien. “La cuestión no es si la web ha provocado revoluciones o no. La cuestión es que todas las revoluciones dependen de la comunicación entre las personas”.[2] La lógica de las redes sociales nos hace comprender (al menos mejor que antes) que el contenido compartido está siempre estrechamente vinculado con la persona que lo ofrece. No hay, en efecto, en estas redes ninguna información “neutral”: el hombre está siempre directamente implicado en lo que comunica.

En la red se comparten no solamente ideas e informaciones, sino que, en última instancia, se comunica uno mismo. El testimonio se está volviendo la verdadera forma privilegiada de comunicación en el ambiente digital. Las noticias tienen valor no solamente en sí y por sí, sino porque están vinculadas a una visión del mundo encarnada por una persona que las testimonia. Es necesario distinguir la información transmitida (broadcasting) y la compartida (sharing en las redes sociales). Los dos contextos generan dos visiones de credibilidad muy diferentes.

– En el caso de la broadcasting (información transmitida) la credibilidad está completamente centrada en la autoridad y fiabilidad de quien transmite, es decir, en el encabezado.

– En el caso de la sharing (la información compartida), este concepto es más complejo, porque la información es tal solo si es compartida al interior de relaciones “creíbles” y auténticas. Sería mejor hablar de “confiabilidad”, que es un concepto mucho más relacional y participativo. Además: en el compartir, la misma relación se vuelve “información” transmitida.

La lógica de las redes sociales nos hace comprender que el contenido compartido está siempre estrechamente vinculado a la persona que lo ofrece. De hecho, no hay información “neutral” en estas redes: el hombre está siempre implicado directamente en lo que comunica. Cada uno está llamado a asumir las propias responsabilidades (y su propia tarea en el conocimiento).

El Papa Francisco, en el Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones de 2014, escribe: “El testimonio cristiano no se hace con el bombardeo de mensajes religiosos, sino con la voluntad de darse a sí mismo a los demás, a través de la disponibilidad a involucrarse, pacientemente y con respeto, en sus preguntas y en sus dudas, en su camino de búsqueda de la verdad y del sentido de la existencia humana”.

Derrick De Kerkhove, reconocido experto en el mundo de los medios digitales, ha acuñado la expresión “aureola electrónica” para indicar la red de conexiones comunicativas que conectan a la persona con el mundo y con otras personas. Es sobre la base de esta especie de aureola, que “en los nuevos contextos y con las nuevas formas de expresión” el hombre de hoy en día está llamado a ofrecer un testimonio de sentido.

 

El reto de pensar juntos

 El cuarto ámbito atañe a la posibilidad de pensar juntos. El compartir en la red puede ser mucho más radical que un simple “intercambio”. Internet implica la conexión, el compartir recursos, tiempo, contenidos, ideas…

La aptitud para compartir plasma el modo en el que el hombre piensa y busca sinceramente la verdad. En las redes sociales los hombres están involucrados en el ser estimulados intelectualmente y en el compartir competencias y conocimientos. Internet conlleva la conexión y el compartir contenidos e ideas. La web está contribuyendo al desarrollo de nuevas y más complejas formas de conciencia intelectual y espiritual, de conciencia compartida.

Las redes sociales no solamente ayudan a expresar a los demás el propio pensamiento, sino también a pensar junto con los demás, a elaborar reflexiones, ideas, visiones de la realidad. La comunicación hoy en día ayuda al comunicador a pensar junto con una comunidad. Pero diría más: puede ayudar al comunicador a pensar junto con las personas a las cuales se dirige, gracias a la posibilidad de recibir continuamente feedback (retroalimentación) y comentarios. La comunicación es siempre un gesto que conecta a las personas entre sí.

Y para el Papa Francisco esta conexión es amplia; escribe claramente: “Internet puede ofrecer mayores posibilidades de encuentro y de solidaridad entre todos y ésta es una cosa buena, es un don de Dios”. El Papa parece leer en la red el signo de un don y de una vocación de la humanidad a estar unida, conectada. Gracias a las nuevas tecnologías de la comunicación, revive “el desafío de descubrir y transmitir la mística de vivir juntos, de mezclarnos, de encontrarnos, de tomarnos de los brazos, de apoyarnos, de participar de esa marea algo caótica que puede convertirse en una verdadera experiencia de fraternidad, en una caravana solidaria, en una santa peregrinación”.[3]

El ejemplo ya clásico de esto es el de Wikipedia. Más allá de toda otra consideración, es el fruto de la convergencia de tantas personas conectadas entre ellas en el planeta que piensan y escriben. Todos escriben a una misma voz de la enciclopedia, contribuyendo a un único trabajo común. De alguna manera es como si se “pensara” colectivamente.

El cableado de las redes está dando vida a una fuerza emergente, vital, al grado de reunir a las personas y hacerlas pensar juntos, más allá del tiempo y del espacio. Hoy en día se piensa y se conoce el mundo no sólo en la manera tradicional de la lectura y del intercambio en un contexto restringido de relaciones (enseñanza, grupos de estudio…) sino realizando una vasta conexión entre inteligencias que trabajan en la red. Podríamos decir que la inteligencia está distribuida dondequiera que haya humanidad, y ella puede hoy fácilmente estar interconectada. La red de estos conocimientos da vida a una forma de “inteligencia conectiva”.

 

El desafío de la interioridad en la época de la interactividad

 El quinto, último y más decisivo aspecto que quiero compartir con ustedes atañe al significado de la interioridad. Un gran reto hoy atañe a la experiencia de la interioridad que el hombre actual, especialmente si es joven, puede lograr. El hombre que tiene una cierta familiaridad con el internet aparece más dispuesto a la interacción que a la interiorización. Generalmente, “interioridad” es sinónimo de profundidad, mientras que “interactividad” es a menudo sinónimo de superficialidad. ¿Estaremos condenados a la superficialidad? ¿Es posible compaginar profundidad e interactividad? Es un reto de gran alcance.

Ciertamente hace falta salvaguardar espacios que permiten a la interioridad desarrollarse sin interferencias y “ruidos” que distraen el hombre de sus preguntas radicales y de su necesidad de silencio y meditación. Sin embargo, podemos constatar que el hombre de hoy en día, acostumbrado a la interactividad, interioriza las experiencias si puede tejer con ellas una relación viva y no puramente pasiva, receptiva. El hombre actual considera válidas aquellas experiencias en las que se requiere su “participación” y su involucramiento.

En general, si el objeto de conocimiento no viene traducido en experiencia de acción de parte del sujeto cognoscente, se queda extraño, no significativo y se vuelve banal y ajeno. Tenía razón Juan Bautista Vico, cuando formulaba la línea guía de la Ciencia nueva: verum ipsum factum (la verdad está en el mismo obrar). Es posible conocer de verdad un objeto sólo por aquellos que hayan contribuido a construirlo, a practicarlo y que puedan reconocer en él los efectos y las huellas de su propia acción.

En la web, entendida como lugar antropológico, no hay “profundidades” que explorar, sino “nudos” que navegar y conectar entre sí de una manera compacta. Lo que parece “superficial” es solamente el modo de conectar, incluso inesperado y no previsto, de un “nudo” con otro. La espiritualidad del hombre contemporáneo es muy sensible a estas experiencias.

A la imagen del hombre culto, inclinado sobre el libro en la penumbra de una sala con las ventanas cerradas, hoy la sustituye la del surfista deslizándose sobre la superficie del agua, persiguiendo el sentido ahí donde esté vivo. Entonces, hoy domina “la superficie en lugar de la profundidad, la velocidad en lugar de la reflexión, las secuencias en lugar del análisis, el surf (superficie) en lugar de la profundización, la comunicación en lugar de la expresión, el multitasking (multitarea) en lugar de la especialización”.¿Cuál será entonces la espiritualidad de los “bárbaros, de aquellos nativos digitales cuyo modus cogitandi está en fase de cambio” a causa de su habitar en el ambiente digital?

 

Conclusión

El escritor italiano Italo Calvino, en un ensayo intitulado Cibernética y fantasmas, advertía que el pensamiento “hasta ayer nos parecía algo fluido, evocaba en nosotros imágenes lineales como un río que fluye o un alambre que se desmadeja, o bien, imágenes de gas como una especie de nube, a tal grado que a menudo era llamado ‘el espíritu’”.

Para Calvino —que escribía en 1967 cuando yo tenía un año—, los cerebros electrónicos estaban al nivel de “brindarnos un modelo teórico convincente para los procesos más complejos de nuestra memoria, de nuestras asociaciones mentales, de nuestra imaginación, de nuestra conciencia”. Afirmaba que el pensamiento se puede figurar como el velocísimo pasaje de señales sobre intrincados circuitos eléctricos. ¿Calvino tiene razón? ¿Su tesis es sensata? Se podría discutir quizá a la luz de lo que Ramón Lulio llamaba ars magna (gran obra) y que luego Leibniz llamó ars combinatoria.

Lo que distingue al hombre de la máquina ordenadora (computadora) es precisamente el desorden. Lo que la máquina no produce es el desorden. La máquina pone orden. Por eso, no hay que quejarnos demasiado del desorden, porque en él reside la excepción lógica del hombre respecto de la máquina. Más bien el nativo digital espiritual es una especie de hacker (pirata informático) que vive la espiritualidad como hacking interior, es decir, como algo que rompe el sistema y cambia sus reglas, las visiones habituales, las lógicas automáticas, al plantear la pregunta por el sentido y abrir nuestro sistema operativo interior cerrado y a menudo considerado autosuficiente ante la trascendencia.

 

Notas al pie

[*]  Título original “Internet e le sfide della cultura umanistica”. Traducción de Carluccio Mongardi. Titolo originale “Internet e le sfide della cultura umanistica”. Traduzione di Carluccio Mongardi.

[**]  Director de la revista La Civiltà Cattolica y consultor del Consejo Pontificio para la Cultura y del Consejo Pontificio para la Comunicación Social. @antoniospadaro

 

 

[1] “El profesor no necesita dar ninguna respuesta porque las respuestas están en todas partes”. Sugata Mitra, profesor de Educational Tecnology en la Newcastle University.

[2] Nota del editor: en el original en italiano: “‘La questione non è se Internet abbia o meno provocato delle rivoluzioni. La questione è che tutte le rivoluzioni dipendono dalla comunicazione fra le persone’ (M. Castells)”. Entrevista a Manuel Castells en: Riccardo Luna, “La Rete regala conoscenza ma non può sostituire la forza delle esperienze”, en La Repubblica, 6 de noviembre de 2012. Disponible en: http://www.repubblica.it/speciali/repubblica-delle-idee/edizione2012/2012/11/06/news/manuel_castells-46006238/

[3] Evangelii Gaudium, 87.

Cuerpo expresivo y mundo. Un acercamiento a la fenomenología de Merleau-Ponty

María José Sánchez Varela Barajas[*]

Recepción: 8 de octubre de 2018
Aprobación: 23 de enero de 2019

 

Resumen. Sánchez Varela Barajas, María José. Cuerpo expresivo y mundo. Un acercamiento a la fenomenología de Merleau-Ponty. Este artículo forma parte de una serie de reflexiones que han tenido sus orígenes en la experiencia del movimiento en la práctica de la danza. La propuesta es pensar el cuerpo como lugar de expresión siguiendo los conceptos claves de la filosofía fenomenológica de Merleau-Ponty para tematizar al cuerpo expresivo desde su gestualidad y su relación con el mundo.
Palabras clave: Marleau-Ponty, cuerpo, operación de expresión, gestos expresivos, formas expresivas.

 

Abstract. Sánchez Varela Barajas, María José. Expressive body and world. A look at Merleau-Ponty’s phenomenology. This article forms part of a series of reflections rooted in the experience of movement in the practice of dance. The proposal is to think of the body as a place of expression using key concepts of Merleau-Ponty’s phenomenological philosophy to discuss the expressive body from the perspective of its gesturality and its relationship with the world.
Key words. Merlau-Ponty, body, expressive operation, expressive gestures, expressive forms.

 

El presente trabajo tiene como propósito fundamental pensar al cuerpo como “lugar” de expresión y forma parte de una serie de reflexiones que tienen sus orígenes en la experiencia de la práctica de la danza. Nuestra exposición contemplará el concepto de operación de expresión —que Merleau-Ponty usa breve y esporádicamente en la Fenomenología de la percepción[1] con la idea de tematizar al cuerpo expresivo desde su gestualidad y su relación con el mundo.

Para mayor claridad, debemos empezar con los conceptos de gestos expresivos y formas expresivas. Por gestos expresivos Merleau-Ponty entiende los “que anuncian la constitución de un sistema simbólico capaz de volver a diseñar un número infinito de situaciones. Ellos son un primer lenguaje”.[2] A partir de ello, nosotros haremos notar que los gestos expresivos de los que habla nuestro autor pueden ser tematizados como actividades que se imprimen en el cuerpo y que integran parte de un todo más general que vamos a conceptualizar como formas expresivas; así, los gestos adquieren una nueva cualidad de actos de expresión y además de impresiones de la vida —personal— en correlación con el mundo. Esto nos lleva a pensar en las formas expresivas como aquellas que ya están pre-dadas en el sentido de que constituyen ontológicamente el ser corpóreo en cada caso. Éstas conforman la singularidad expresiva de cada quien, a la manera de un tatuaje impreso, digamos, la huella gestual y personal de cada uno. Así, los gestos, en tanto activos, encarnan su posibilidad de acción gestual en las formas expresivas y en tanto que éstas últimas, al mismo tiempo, van personificando los rasgos únicos de la corporalidad de cada quien.

Nuestro trabajo constará de tres momentos principales. El primero es una revisión y propuesta de cómo el concepto de operación de expresión, llevado al plano de la expresión del movimiento corporal, considera al cuerpo como algo más que un medio o instrumento de estar en el mundo. El segundo momento desarrollará cómo el gesto se “instala” en las formas expresivas. Y, finalmente, el último momento se centrará en la relación entre el cuerpo expresivo y el mundo.

La operación de la expresión

La operación de la expresión es la comunicación lograda, la expresividad que va colmando al ser humano al “haberse encontrado” con una manera de expresar su relación con el mundo, de hacer existir la significación.

El cuerpo, en tanto percipiente-perceptor, se expresa en el coexistir en el mundo, se manifiesta y comunica habitando el mundo. En este sentido, la fisiología corporal es entrelazamiento de la expresión como “sentido viviente de la motricidad carnal”.[3] Así, el cuerpo es la vivencia misma de la existencia del ser del mundo, es la inserción corporal del ser como quiasmo[4] en el mundo.

La vivencia se encarna en la fisiología del cuerpo. El cuerpo posee cierto “orden” que lo hace ser humano y cada parte de él se entrelaza con las otras y guarda una armoniosa peculiaridad. En este sentido, la fisonomía corporal es única en cada ser humano y las formas particulares, de cada quien, y sus rasgos únicos, devienen del vivir en expresión. De este modo, el ser humano, como ser de expresión, encarna la vivencia que se enuncia en la fisionomía, ya que ésta es la manifestación expresiva de la vivencia del hombre en tanto ser encarnado en el mundo. Y es que, en la fisionomía corporal, la expresión del ser humano se presenta al mundo con sus formas únicas. La fisionomía, de cada quien, como lugar y aspecto, brinda ciertas características personales que se van haciendo y tatuando, por decirlo así, en el sujeto a través de la acción posible: los gestos.

Aunado a lo anterior, en la reflexión que emprenderemos sobre la “expresión del gesto” también consideramos que la expresión gestual puede ser pensada como “impresión de movimiento” gracias a la temporalidad, la memoria y la espacialidad corporal. Por ello, el cuerpo activo, en tanto cuerpo vivo, es capaz de gesticular, de crear gestos de expresión y, finalmente, de lenguaje. Todo esto gracias a la interacción, al “quiasmo” de la percepción del ser humano encarnado en el mundo. Además, debemos subrayar que estar en el mundo es ya un estar significativo. Los gestos expresivos designan significaciones en relación a una estructura o sistema de símbolos y signos.

La expresión es ya significativa en la percepción y la significación se vuelve sobre el cuerpo para significarlo. El gesto se comprende y capta en significación; la encarnación es ya significativa por el hecho de estar en el mundo.

Ahora bien, la configuración sensible de un objeto o de un gesto no se capta en una coincidencia inefable, se comprende por una especie de apropiación de la que todos tenemos experiencia.[5] De este modo, el gesto no es el resultado de una buena organización de las funciones fisiológicas de determinado ser humano, sino de una serie de variantes más complejas, de la vivencia, la cultura y el contexto social. En este sentido, las emociones o estados de ánimo son ya expresiones del gesto y no están detrás de él, ni se esconden en él, son también el gesto mismo, ya que las emociones se encarnan corporalmente. El gesto es la expresión de una serie de vivencias que se presentan y se dejan ver y notar gracias a la fisionomía corporal.

Habría que añadir que el gesto no es sólo una acción motriz del cuerpo, sino también el tatuaje o impresión de las acciones que ya han sido, son y serán actuadas (pasado, presente y futuro). El gesto se imprime en la fisionomía corporal mientras se vive. Cada humano vive de manera peculiar, por lo que cada cuerpo posee características expresivas únicas. En este sentido, el cuerpo es ya expresivo en tanto su ser se funda en el acceso de la experiencia de la carne. La experiencia perceptiva corporal siempre “pertenece al ser que percibimos”.[6] En el sentido ontológico de la corporeidad, se entiende que “hay una duplicidad esencial en la percepción”.[7] En esta duplicidad va “la implicación entre el ser y la experiencia”.[8] Al tener la experiencia encarnada en el mundo, y en tanto que el cuerpo es la única posibilidad que tenemos de existir, el hombre corpóreo ya contiene cierta fisionomía pre-dada que lo constituye ontológicamente como ser corpóreo y singular en cada caso.

El gesto no sólo se emite en acción, es ya una forma expresiva activa. La teoría de la expresión apunta hacia la superación de una dicotomía clásica, la del sujeto/objeto, por medio del quiasmo expresivo. En éste, pensar es ya un acto de expresión: el gesto rompe el silencio en su expresar sin voz.

A partir de estas reflexiones, y tomando en cuenta las ideas de nuestro autor, que nos sirven para ampliar nuestra indagación sobre los gestos como capacidad de expresión sin que éstos sean pronunciados fonéticamente, advertimos que la palabra está implícita en el pensamiento, en los gestos. Así, los gestos están mentados por conceptos, palabras, aunque fonéticamente no se pronuncien, pues los gestos llevan la palabra explícita en el silencio. Así, los gestos poseen significación y sentido intencional.

Para Merleau-Ponty el cuerpo es el lugar en donde sucede la “actualidad del fenómeno de expresión”.[9] Existe una expresividad que ya habita en el cuerpo y en los objetos. En el cuerpo, al ser la sede de la existencia, se comprenden los objetos del mundo natural y del mundo cultural, y entre ellos se encuentra la lengua.[10] Ahora bien, todos los objetos y el mundo se perciben en quiasmo, así, vamos construyendo una relación entre nosotros, los objetos y el mundo y así, también, fundamos la simbólica de la vida.

Comunicamos “con el” cuerpo, porque somos cuerpo en expresión. Como sujetos encarnados poseemos base sensible (hylética), es decir, nos investimos en la realidad sensible. Los signos no son meras representaciones a manera de significados, sino que vamos significando en los sentidos al vivirnos en ellos; lo anterior sucede gracias a que lo expresado y la expresión están entrelazados. Los signos, pues, llevan su sentido y lo expresan. Es decir, cuando tocamos, no tocamos a través de la mano, sino en el tacto mismo como acción intencional. La expresión es pensamiento y en ella se da también la comprensión del otro y del mundo.

La expresión, pues, es parte de la comprensión humana en tanto modalidad de comportamiento en el mundo. A través de los gestos y en sus formas expresivas es posible no sólo el acceso al mundo, sino su significación plena. La expresión de la vivencia personal que está impresa en cada hombre se expresa ante el otro, es nuestro acceso al otro. En consecuencia, no existe un cuerpo interior y un cuerpo exterior, sino que, en el cuerpo, percipiente y perceptor son en unidad, comparten el mundo, interactúan y significan. La comprensión y el acercamiento al otro se encuentran en la comprensión del mundo. El ser humano revela el mundo que se encuentra en su horizonte de percepción.

 

Las formas expresivas del cuerpo

Ahora se trata de pensar cómo las formas expresivas del cuerpo, en tanto formas ontológicas del cuerpo vivo en movimiento, tienen la capacidad de modificarse y de expresar en el mundo. Las formas expresivas del cuerpo humano son expresiones de la existencia y tienen el poder de significación en el mundo cultural. En este apartado lo que intentaremos tematizar es que las formas expresivas del cuerpo son significativas en tanto son manifestaciones de la vivencia, y, por lo tanto, tienen un carácter intencional. Con la intencionalidad queremos[11] decir que apuntan a algo o se refieren a algo ya que la vivencia y los actos tienden a algo y por ello poseen la intención de significar.

En el texto inédito antes citado “Expresión y subjetividad”, en completa coherencia con lo desarrollado en la Fenomenología de la percepción, Merleau-Ponty busca “restituir el mundo de la percepción”[12] y enraizar al espíritu en su cuerpo y en su mundo,[13] pues el “espíritu que percibe es un espíritu encarnado”,[14] en el que nuestra relación con las cosas percibidas es ambigua.

La percepción es el acto común de nuestras funciones motrices, afectivas y sensoriales.[15] El sujeto está investido de cierta situación física e histórica en existencia, en ella expresa su punto de vista sobre el mundo.[16] Así, significamos nuestro mundo circundante a través de nuestra encarnación en él. Ahora bien, percibir las cosas no quiere decir significarlas, ya que en la percepción no se encuentran los significados, en ella sólo se dan aspectos, escorzos que dependen de nuestra propia posición corporal, de nuestra propia perspectiva.

Respecto a esto, nuestro autor intenta ir “contra las doctrinas que tratan a la percepción como el simple resultado de la acción de las cosas exteriores sobre nuestro cuerpo, como contra aquellas que insisten en la autonomía de la toma de conciencia”[17] para definir que la “cualidad sensible no es ese dato opaco e indivisible […] sino en verdad son diversas modalidades de nuestra coexistencia con el mundo”.[18] Así, se intenta caminar hacia un entrecruzamiento de la filosofía de la expresión y la filosofía de la percepción haciendo notar que el lenguaje es irreductible a la percepción porque no es un comportamiento cerrado que pueda ser reductible.[19]

Merleau-Ponty va apuntando hacia un quiasmo del comportamiento corporal y el comportamiento lingüístico, ya que “existe un elemento expresivo en la percepción y uno perceptivo en la expresión”;[20] hay sentido en el ser, pero hay un ser del sentido, porque “el sentido no está ausente del ser sensible […] ni de sensibilidad, de carne”.[21] “La génesis del sentido no es objetiva sino sensible, corpórea”.[22]

“La expresividad no es ajena al ser sensible, porque ya hay sentido en el mundo que percibo”.[23] Esto es posible sólo si rechazamos una concepción ontológica objetivista de la expresividad[24] y atendemos a una expresión e intersubjetividad en donde el ser como carne o perceptibilidad posee ya un sentido que le es propio,[25] ya que “el sentido emerge de la relación del hombre con el mundo concreto”.[26]

El texto inédito “Expresión y subjetividad” completa lo anterior, pues analiza al cuerpo como “figura visible de nuestras intenciones”, como “nuestra expresión en el mundo”[27] en tanto que posee significación e intencionalidad. Así, el recorrido que hemos venido haciendo desde el inicio de nuestro ensayo va tejiendo el descubrimiento de una significación existencial del ser encarnado en el mundo. Con esto se hace evidente que “en el mundo sensible hay inmanencia entre el sentido y la expresión…”.[28]

En las formas expresivas del cuerpo reside la existencia encarnada en el mundo. Nuestro estilo, nuestro gesto, nuestra mímica existencial y hasta “nuestros movimientos afectivos más secretos, los más profundamente ligados a la infraestructura humoral, contribuyen a modelar nuestra percepción de las cosas”.[29] al mismo tiempo que nosotros nos modelamos en ese vaivén de existencia.

El cuerpo se expresa en existencia porque la existencia se realiza en él. El sentido encarnado del cuerpo, para Merleau-Ponty, “es el fenómeno central del que cuerpo y espíritu, signo y significación son unos momentos abstractos”.[30] La significación encarna el punto de vista sobre el mundo como el espacio en donde el espíritu se inviste de cierta situación física e histórica.[31] La comunicación que tenemos en el mundo supone una interacción con él, con quien expresa, con quien percibe. Como cuerpo activo, en tanto que es capaz de gestos de expresión y finalmente de lenguaje, el cuerpo se vuelve sobre el mundo percibido para significarlo”.[32] “Lo expresado no existe aparte de la expresión, los mismos signos inducen sus sentidos al exterior”.[33] Así, las relaciones entre la expresión y lo expresado con el signo y la significación son ambiguas, es decir no se dan en un sentido único.

Ahora bien, si percibimos sensaciones éstas siempre significan algo, apuntan más allá de sí mismas. Ese apuntar de la sensibilidad es la significación. No hay significación sin sensibilidad. También la significación se da en la carnalidad del hombre con su mundo, ya que es vivencia, interacción con él.

Merleau-Ponty centra su reflexión sobre el fenómeno de la palabra[34] y el sistema lingüístico. Con lo anterior nosotros podemos llevar ese análisis al terreno de los gestos, puesto que en ellos se tiene una comprensión del sentido y de los pensamientos en y con las palabras y los signos.[35] Así, también podemos ampliar estas reflexiones a un lenguaje corporal, por ejemplo, el de la danza, en donde las formas expresivas del cuerpo son infinitas porque nos llevan a un sinfín de significados. Y es posible pensar su sentido como un referente intencional dentro de un conjunto de circunstancias en donde se presentan las cosas. El cuerpo es la unidad más universal de expresión, puesto que poseemos cuerpo, somos cuerpo y con él expresamos en el mundo, damos cuenta de nosotros mismos. El cuerpo está dotado de significaciones que nos “apuntan” a algo, inclusive sin pronunciar palabras ya denotan vivencia. Las arrugas, por ejemplo, dan cuenta de cierta temporalidad transcurrida en la vida.

Nuestra presencia corporal es una especie de aportación al mundo de nuestra propia vivencia para significarlo. Con la presencia corporal en el mundo enriquecemos y aportamos a los demás la estancia del ser encarnado en el mundo.

Las formas expresivas tienen su poder de significación en el mundo cultural. Nuestro habitar en él se presenta significativamente. Tenemos la oportunidad de significar esas expresiones gracias a que el mundo posee signos que se instalan en la cultura, de esta manera, la cultura es “como otros tantos sistemas coherentes, símbolos que pueden ser compartidos y colocados bajo un denominador común”.[36] Así, podemos tener relaciones de sentido que significan en la medida en que vamos habitando un mundo con significaciones y unos con otros nos vamos haciendo en ellas. De esta manera destaca el filósofo francés que:

[…] la relación de la expresión con lo expresado o del signo con la significación no es una relación en sentido único, como la existente entre el texto original y la traducción. Ni el cuerpo ni la existencia pueden pasar por el original del ser humano, ya que cada uno presupone al otro y que el cuerpo es la existencia cuajada o generalizada, y la existencia una encamación perpetua.[37]

Habitar el mundo nos otorga la posibilidad de sentir y proponer nuevas formas de significación infinitas.

Así como las palabras están en un sistema de signos, el cuerpo está en una estructura, es decir, “en un acomodo”. Su desestructuración puede que no nos refiera a ese algo, o no nos religue. Un ojo solo, o una nariz sola, sin gestualidad ni mímica, no harían referencia en un contexto. En cambio, las formas expresivas en el conjunto del cuerpo humano, como la expresión en el mundo, hacen posible que nuestras intenciones sean visibles y, por ende, puedan ser significadas y comuniquen nuestra “coexistencia con el mundo”.

Nuestro vivir en el mundo nos dona el acceso sensible a él y así “corroboramos” la intención de significar el mundo y la creencia que de él tenemos. “El sentido no está ausente del ser sensible”.[38]

El cuerpo es expresivo y además se expresa en interacción: “lo visible expresa nuestro cuerpo y nuestra vida entera la leemos en lo que vemos. Cada cosa, en cuanto ingresa al inestable y profuso reino fenoménico, se convierte en expresiva de todas las demás y del mundo universal”.[39]

Nuestra actividad corporal nos lleva a un despliegue de potencias que posee su sentido en la configuración y fisionomía que el acto precipita en él.[40] De este modo, las formas expresivas manifiestan la actividad motriz del hombre, como expresión de la corporalidad y como actividad intencional del hombre.[41]

Nuestro autor plantea que la operación característica del espíritu se encuentra en el movimiento por el que nosotros retomamos nuestra existencia corporal y la empleamos para simbolizar en lugar de coexistir solamente. Es decir, la comunicación con el otro “sublima nuestra encarnación”.[42]

El poder de la expresión humana en tanto somos seres encarnados nos abre la posibilidad de significar en relación con el mundo y de crear nuevas significaciones en él. La operación expresiva es “el mayor beneficio de la expresión y no estriba solamente en consignar en un escrito los pensamientos que podrían perderse, un escritor apenas relee sus propias obras, y las grandes obras depositan en nosotros, en una primera lectura, todo cuanto luego sacaremos de ellas”.[43] La comunicación lograda va colmando al ser humano al “haber hallado” una manera de expresar su relación con el mundo, de hacerse existir en significación, de dar presencia a su experiencia vivida en el mundo y de tener cierto punto de vista sobre él. El ser humano da cuenta de sí al presenciarse en el vivir que es un acontecer en relación.

El filósofo francés plantea que el poder de la expresión es mejor conocido por el arte, y ejemplifica esto con la música, ya que “la significación musical de la sonata es inseparable de los sonidos que le vinculan: antes de que la hayamos oído ningún análisis nos permite adivinarla; una vez la ejecución terminada, no podremos, en nuestros análisis intelectuales de la música, sino remitirnos al momento de la experiencia: durante la ejecución, los sonidos no sólo son los “signos” de la sonata, sino que ésta está ahí a través de ellos, desciende de ellos”.[44] Así, tanto en el lenguaje musical como en el de la danza intentamos inventar los medios de expresión y diversificarlos según nuestro propio sentido para recrear un instrumento significante o expresivo.[45]

 

Cuerpo expresivo y mundo

Por el quiasmo expresivo la expresión es relación y conocimiento del mundo en tanto campo permanente de existencia y en tanto mundo cultural compartido.

Todos los actos tienen la intención de significar algo así, vivir es también un acto de pretensión significativa. En este sentido, estar en el mundo es pretender que las cosas poseen un sentido[46] y no podemos escapar de él.[47] Estar en el mundo es vivir en sentido. No es que todo tenga sentido, sino que hay un sentido. Habitamos en el sentido. Somos cuerpo, no existe otro lugar de manifestación de él que el mundo, las formas del cuerpo hacen que tengamos ciertas características y no otras.

Para Merleau Ponty, el Yo no existe a la manera de las cosas. El mundo es re-descubierto como una dimensión en la cual el Yo no cesa de situarse. Así, afirma que el Yo toma distancia, sin embargo, eso no significa que la reflexión fenomenológica se retire del mundo, sino que el mundo se revela en la conciencia como extraña y paradójica. Nos reconocemos en la existencia, en los fenómenos.

El mundo está ahí, pre-dado, el mundo es el campo general de nuestras actividades prácticas y teóricas. En este tenor, Merleau Ponty retoma a Husserl y apunta que “todo el universo de la ciencia está construido sobre el mundo vivido”.[48] Se tiene que volver al mundo antes del conocimiento del que siempre se habla y respecto del cual toda determinación científica es abstracta, significativa y dependiente”.[49] La realidad con la que se enfrenta el sujeto está por ser descrita, no por ser construida.

Al ser cuerpo, nos experimentamos en la manera de estar, de vivirnos y presentarnos ante el mundo con cierta apariencia; de esta manera, también percibimos el mundo desde esa apariencia corpórea, desde nuestra topografía corporal, que ha tenido ciertas vivencias. En nuestra encarnación en el mundo también experimentamos la unidad posible de movimiento. El sujeto está intencionalmente relacionado con las cosas a través del cuerpo vital motriz. El Yo es el ser del mundo. La manera que el ser humano tiene de vivir es la del movimiento, la imposibilidad de éste advierte una imposibilidad en la vida humana. El filósofo francés señala que las cosas son el núcleo de significación primaria alrededor del cual organizamos actos, denominaciones y expresiones.[50] Si entendemos que las formas del cuerpo se expresan en el mundo y en la relación con los demás, entonces, vivir es estar en el mundo, descubrirlo y descubrirnos para significarlo y significar en él. El hombre y el mundo sólo pueden entenderse a partir de su efectividad, del reconocimiento del cuerpo como medio primordial de acceso al mundo. El mundo de la vida está “ya ahí”, representa nuestra realidad, realidad ya existente incuestionablemente, por lo que nuestras actividades prácticas y teóricas buscan tener un contacto con las cosas desde un mundo vital ya pre-dado en el horizonte de nuestra comprensión carnal y quiasmática.

La aproximación expresiva que tenemos tanto en las cosas como en el mundo surge por medio de la experiencia que tenemos de él como cuerpo encarnado. Al percibir las cosas, éstas me procuran un modo de afección, sin embargo, la percepción “sólo podía enseñarnos una mala ambigüedad, la mezcla de finitud y universalidad, de interioridad y exterioridad”.[51] Merleau-Ponty apunta que “hay en el fenómeno de la expresión, una buena ambigüedad, es decir, una espontaneidad que realiza lo que parece imposible al considerar los elementos separados, que reúne en un solo tejido la pluralidad de las mónadas, el pasado y el presente, la naturaleza y la cultura”.[52] La expresión representa una manera particular del ser humano que se vive corpóreamente y cada individuo posee una vivencia propia dentro del mundo compartido, de un mundo social y cultural.

Para nuestro filósofo “las significaciones disponibles se entrelazan a menudo según una ley desconocida, y de una vez por todas comienza a existir un nuevo ser cultural”.[53] De este modo “el pensamiento y la expresión se constituyen, pues, simultáneamente, cuando nuestras adquisiciones culturales se movilizan al servicio de esta ley desconocida”.[54] En este sentido juegan la subjetividad y la universalidad de la significación del mundo, de la explicación del yo y el entorno. La experiencia del mundo que significa los símbolos que hay en él.[55]

El sujeto tiene que hacerse en el mundo de forma continua, nuestra experiencia y el mundo se consolidan, pero somos nosotros los que vivimos, quienes presenciamos a cada instante la conexión de las experiencias. Es a partir del mundo mismo que podemos percibir y, por lo tanto, expresarnos: “El mundo fenomenológico no es la explicitación de un ser previo, sino la fundación, los cimientos, del ser; la filosofía no es el reflejo de una verdad previa, sino, como el arte, la realización de una verdad”.[56] El mundo es el campo de todos los pensamientos y de las percepciones explicitas, el hombre está en el mundo, es en el mundo en donde se conoce. Así, expresar en el mundo es proponer en él, hacer visible el entrelazamiento de las experiencias que se da a través de las formas expresivas corporales, propias y las de los demás. El movimiento es posibilidad, es vida.

El hombre se encuentra atravesado por la intencionalidad que lo une al mundo debido a que el existir es ser-del-mundo. La percepción —al igual que el sentir— es apertura al exterior, una salida de sí para volver a sí. Esta intencionalidad se concreta en la percepción. El mundo es el fin inmanente de nuestras percepciones, cada acto perceptivo es producto de nuestra adhesión global al mismo. La percepción nos inicia y nos da acceso al mundo.

En la fenomenología es necesario regresar al mundo de la vida con el objetivo de volver a encontrarnos los fenómenos, las cosas, el Yo y los Otros; tenemos que redescubrir el mundo y su modo de existencia. Así la expresión como seres del mundo nos coloca en presencia para nosotros y para los demás, abriendo la posibilidad de significar en un sistema de signos. Los significados dan cumplimiento a los actos de expresión, a las formas expresivas del cuerpo humano.

Para que percibamos las cosas es necesario que las vivamos. La percepción no copia, sino que construye el texto del mundo. Es una manera de creer en el mundo, una fe primordial en éste, en el texto originario que lleva en sí su sentido. Así, entendemos cómo para Merleau-Ponty el “sujeto de la percepción no es un pensador absoluto, sino que funciona por aplicación de un pacto, anterior a nuestro nacimiento continuado, aquel a quien una situación física e histórica le ha sido dada para manejar, y lo es a cada instante de nuevo”.[57] Así la percepción es “completada” por la intuición y la imaginación para dar cumplimiento significativo a los actos expresivos.

Vemos cómo el hombre, como sujeto encarnado, se abre al mundo, y al mismo tiempo, es “un registro abierto” del mundo y de sí mismo; es ambiguo, pues no tiene la seguridad de qué es lo que se pueda inscribir en él.[58] Pero señala Merleau-Ponty que “una vez aparecido, no podría dejar de expresar, ya sea poco o mucho, de tener una historia o un sentido”.[59] Así, las formas expresivas se van configurando con el presente, el pasado y el futuro y, éstas a su vez, van marcando en el ser las vivencias y van haciendo de esas vivencias un mundo compartido.

Además, las formas expresivas del cuerpo se configuran también por el mundo cultural del que son parte, no de manera determinista, sino que se van re-haciendo al mundo y van haciendo mundo de manera que “la productividad misma o la libertad de la vida humana, lejos de negar nuestra situación, la utilizan y la trasforman en medio de expresión”.[60]

 

Consideraciones finales

Hemos visto que, en la operación de la expresión noción merleau-pontiana a la que nosotros nos hemos referido, principalmente basados en la Fenomenología de la percepción, nuestro autor tematiza cómo la palabra y el pensamiento están envueltos el uno en el otro. Así el sentido está preso en la palabra y ésta es ya la existencia exterior del sentido.[61] A través de la operación expresiva, nuestro filósofo devuelve al acto de hablar su verdadera fisionomía. Hemos dado cuenta de que al referirse al acto operativo de expresión, Merleau-Ponty sostiene que la palabra ya posee un poder de significación[62] que le es propio, y así el vocablo deja de ser una manera de designar los objetos o el pensamiento, y se comienza a pensar que la palabra es ya presencia de este pensamiento en el mundo sensible.

Mediante este análisis hemos intentado explicar y vincular algunos conceptos clave del pensamiento merleau-pontiano. El primero de ellos es operación de la expresión, y de acuerdo con él se afirma que el cuerpo es figura visible de nuestra expresión en el mundo y de nuestras intenciones en él. Con este concepto se intenta devolver la fisonomía y la topografía corporal al acto de hablar, pero también tematizar más allá de un análisis de la palabra, de manera que la operación de la expresión sea referencia en los análisis de significación de otras características expresivas, por ejemplo, en la danza.

Siguiendo la base de este abordaje tematizamos los gestos expresivos, como expresiones que anuncian la constitución de un sistema simbólico, y además hemos sostenido que son impresiones del cuerpo dentro de un todo que hemos llamado formas expresivas del cuerpo. En este recorrido se ha enfatizado la reflexión del filósofo francés que contempla al ser humano encarnado en el mundo y su presencia singular en él.

Hemos sostenido que a esta presencia, mejor dicho, al aparecer de las formas expresivas a las que se hace referencia en el ensayo, en tanto condición de cuerpo viviente, de acto o vivencia, le es designado un primer extracto de significación ya adherente al cuerpo, por el hecho de estar y compartir el mundo cultural y un sistema de signos; por el acto de compartir el mundo con cierta mímica existencial abriendo, así, un nuevo campo posible a la significación.

Mediante una aproximación fenomenológica basándonos en la ontología del cuerpo desde la visión del filósofo Merleau-Ponty, en su esquema corpóreo como unidad de existencia, y en su filosofía del entrelazo, del quiasmo perceptivo como apertura y contacto con el mundo, hemos podido llegar a la cuestión principal que aborda el presente ensayo, vincular el problema de la operación de la expresión con el del cuerpo encarnado y con la percepción quiasmática, para así proponer nuestro concepto de formas expresivas, de tal manera que nos sirva para pensar la expresión del hombre en el mundo y su correlación con él.

Ligado a esto, hemos subrayado que la operación y el poder de la expresión son actos significativos. Las formas expresivas del cuerpo son significativas, y como vivencia ya tienen la pretensión de significar el mundo. Por ello, nuestro interés es llevar el planteamiento a posteriores estudios y ahondar en cómo sucede esa significación. El saber articulado es una tarea central para posteriores estudios que se dirijan hacia una conceptualización del cuerpo vivo en movimiento.

Falta mucho por investigar en este terreno, ya que las consideraciones al respecto involucran una comprensión de los procesos subjetivos que implica observar y examinar atentamente los modos en que damos cumplimiento significativo a los actos de expresión, a la estructura existencial corpórea de vivencia. El cuerpo no es un objeto más entre los objetos, sino condición viva de existencia, “su sentido sólo es accesible mediante un contacto directo que irradia su significación sin abandonar su lugar temporal y espacial, nuestro cuerpo es nudo de significaciones vivientes”.[63] Queda pues esta investigación abierta para nuevas vetas que indaguen sobre el cumplimiento significativo de la expresión humana, lo cual exigiría un análisis desde la vivencia y la descripción de los modos en que la intención significativa se cumple o fracasa.

 

Fuentes documentales

Boburg, Felipe, Encarnación y fenómeno, Universidad Iberoamericana, México, 1996.

Merleau-Ponty, Maurice, Fenomenología de la percepción, Península, Barcelona, 1997.

—— “Expresión y subjetividad” en Acta Fenomenológica Latinoamericana, Volumen iv (Documentos), Círculo Latinoamericano de Fenomenología/Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 2012, pp. 654-663.

Ramírez, Mario Teodoro, El Quiasmo, ensayo sobre la filosofía de Maurice Merleau-Ponty, Universidad Michoacana, Morelia, 1994.

Ramírez, Mario Teodoro, “La subjetividad corporal y el quiasmo sexual desde Merleau-Ponty” en Non Nominus, Index, Guadalajara, año 4, número 12, noviembre de 2010, pp. 20-25.

 

Notas al pie

[*]   Socia fundadora de STARTUP, Directora de proyectos y productos culturales y Coordinadora de la app de turismo cultural. Licenciada en Filosofía y Ciencias Sociales, ITESO.

 

[1] Maurice Merleau-Ponty, Fenomenología de la percepción, Península, Barcelona, 1997. En esta obra el autor no utiliza los términos formas expresivas, ni gestos expresivos, es por ello que para los fines de este ensayo también nos remitimos a “Expresión y subjetividad”, un escrito inédito de Maurice Merleau-Ponty, en Acta Fenomenológica Latinoamericana, Volumen IV (Documentos), Lima, Círculo Latinoamericano de Fenomenología/Pontificia Universidad Católica del Perú, 2012, pp. 654-663. En este texto, Merleau-Ponty tematiza la expresión en los gestos, idea que nos ayuda a la articulación del concepto formas expresivas.

[2] Maurice Merleau-Ponty, “Expresión y subjetividad”, p. 660.

[3] Mario Teodoro Ramírez, “La subjetividad corporal y el quiasmo sexual desde Merleau Ponty” en Non Nominus, Index, Guadalajara, Jalisco, año 4, número 12, noviembre de 2010, pp. 20-25.

[4] Nota del editor: El término “quiasmo” tiene dos sentidos principales, el fisiológico y el retórico. El primero se refiere al punto en el que se cruzan dos estructuras anatómicas, el segundo remite a la figura discursiva que se forma por la repetición de una estructura en orden inverso. Se considera que los dos sentidos están presentes en Merleau-Ponty, aunque predomina el primero.

[5] Idem.

[6] Felipe Boburg, Encarnación y fenómeno, Universidad Iberoamericana, México, 1996, p. 162.

[7] Ibidem, p. 163.

[8] Idem.

[9] Ibidem, p. 250.

[10] Idem.

[11] Recordando que el sujeto es carne y la percepción es ya expresión del ser en el mundo.

[12] Maurice Merleau-Ponty, “Expresión y subjetividad…”, p. 656.

[13] Idem.

[14] Idem.

[15] Ibidem, p. 657.

[16] Idem.

[17] Ibidem, p. 656.

[18] Ibidem, p. 657.

[19] Mario Teodoro Ramírez, El Quiasmo, ensayo sobre la filosofía de Maurice Merleau-Ponty, Universidad Michoacana, Morelia, 1994, p. 156. En el capítulo del gesto y la palabra, este autor explica que si existe un “lenguaje del ser es porque hay un ser del lenguaje, porque existe una inscripción o una localidad del lenguaje en la carne del mundo”.

[20] Idem.

[21] Idem

[22] Ibidem, p. 162.

[23] Ibidem, p. 157.

[24] Idem.

[25] Ibidem, p. 158.

[26] Idem.

[27] Maurice Merleau-Ponty, “Expresión y subjetividad…”, p. 657.

[28] Mario Teodoro Ramírez, El Quiasmo, ensayo sobre la filosofía de Maurice Merleau-Ponty, p. 159.

[29] Maurice Merleau-Ponty, “Expresión y subjetividad…”, p. 657.

[30] Maurice Merleau-Ponty, Fenomenología de la percepción, p. 183.

[31] Maurice Merleau-Ponty, “Expresión y subjetividad…”, p. 657.

[32] Ibidem, p. 659.

[33] Maurice Merleau-Ponty, Fenomenología de la percepción, p. 183.

[34] Mario Teodoro Ramírez, El Quiasmo, ensayo sobre la filosofía de Maurice Merleau-Ponty. En el capítulo IV, “El quiasmo semiótico”, explica que la “reflexión sobre el fenómeno de la palabra ocupa una posición nodal en el desarrollo del pensamiento de Merleau-Ponty”, p. 153.

[35] Ibidem, p. 154.

[36] Maurice Merleau-Ponty, “Expresión y subjetividad…”, p. 662.

[37] Maurice Merleau-Ponty, Fenomenología de la percepción, p. 183.

 

[38] Mario Teodoro Ramírez apunta que hay una arqueología del sentido que nos remite al mundo sensible y hay una estructura de lo sensible que nos anticipa y configura al sentido y la idea. Ver El Quiasmo, ensayo sobre la filosofía de Maurice Merleau-Ponty, p.157.

[39] Ibidem, p. 159.

[40] Ibidem, p. 168.

[41] Ibidem, p. 170.

[42] Maurice Merleau-Ponty, “Expresión y subjetividad…”, p. 659.

[43] Maurice Merleau-Ponty, Fenomenología de la percepción, p. 199.

 

[44] Ibidem, p. 200.

[45] Maurice Merleau-Ponty, “Expresión y subjetividad…”, p. 661.

[46] Maurice Merleau-Ponty, Fenomenología de la percepción, pp. 14-15. En la experiencia de las esencias surgen las significaciones del lenguaje, de donde nace la significación mundo que hay que llevar a la expresión pura de su propio sentido.

[47] En la misma obra Merleau-Ponty sugiere que en el mundo todo tiene un sentido y no podemos escapar de él. De esta forma vivimos en el sentido. Esta noción viene a consecuencia de una nueva comprensión fenomenológica, que tuvo sus primeros esbozos a comienzos del siglo pasado en la teoría fenomenológica de Husserl y que apunta a un cuerpo fenoménico o vivido. Esta teoría intenta restaurar la unidad de la existencia y las funciones cognitivas y expresivas de la corporalidad y esta nueva forma de entender el mundo —a la manera de una apertura que nos permite encontrar relaciones del mundo y de las demás intersubjetividades— deja captar de nuevo la intención total de las cosas.

[48] Ibidem, p. 8.

[49] Ibidem, p. 9.

[50] Maurice Merleau-Ponty explica que la totalidad del mundo de las cosas posee un significado. Con ello asumimos que el cuerpo también lo posee. El cuerpo se encuentra constituido a partir de las marcas simbólicas de la existencia y se expresa en su conjunto. Uno de los grandes aportes de Merleau-Ponty es poner al cuerpo como el centro de estar del ser, que lo hace conectar con el mundo y con la naturaleza. Para él, el cuerpo es condición de la existencia.

[51] Maurice Merleau-Ponty, “Expresión y subjetividad…”, p. 663.

[52] Idem.

[53] Maurice Merleau-Ponty, Fenomenología de la percepción, p. 200.

[54] Idem.

[55] Inclusive la experiencia histórica, porque nosotros re-significamos, re-valoramos la experiencia en la vida misma.

[56] Maurice Merleau-Ponty, Fenomenología de la percepción, pp. 19- 20.

[57] Maurice Merleau-Ponty, “Expresión y subjetividad…”, p. 658.

[58] Idem.

[59] Idem.

[60] Idem.

[61] Maurice Merleau-Ponty, Fenomenología de la percepción, pp. 191-223.

[62] Ibidem, p. 199.

[63] Ibidem, p. 168.

De Marx a Mariátegui, acumulación originaria y comunidad agraria

Aldo Rabiela Beretta [*]

 

Recepción: 28 de febrero de 2019

Aprobación: 25 de abril de 2019

 

Resumen. Rabiela Beretta Aldo. De Marx a Mariátegui, acumulación originaria y comunidad agraria. El artículo investiga la relación entre acumulación originaria y comunidad agraria en Marx y en Mariátegui. En primer lugar, se demuestra la compatibilidad conceptual entre ambos autores y, en segundo lugar, se presentan las correspondencias entre sus posiciones teóricas. Lo anterior contribuye a discutir nuevamente el proceso de acumulación originaria en Latinoamérica y su relación con las estructuras comunitarias existentes. La investigación utiliza como base para la reconstrucción teórica de los conceptos en Marx, los Grundrisse de 1857-58 y los borradores de la carta dirigida a Vera Sassulitsch en 1881. Para la reconstrucción teórica en Mariátegui, el artículo recupera los Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, y los textos El problema de las razas en América Latina y Principios programáticos del partido socialista.
Palabras clave. Mariátegui, Marx, Acumulación originaria.

 

Abstract. Rabiela Beretta Aldo. From Marx to Mariátegui, primitive accumulation and agrarian community. The article looks at the relationship between primitive accumulation and agrarian community in Marx and in Mariátegui. First, it demonstrates the conceptual compatibility between the two authors, and then it presents the correlations between their theoretical positions. This leads to a new discussion of the process of primitive accumulation in Latin America and its relationship with existing communitarian structures. As a basis for the theoretical reconstruction of the concepts in Marx, the research uses the Grundrisse of 1857-58 and the drafts of the letter addressed to Vera Sassulitsch in 1881. For the theoretical reconstruction in Mariátegui, the article examines the Seven Interpretive Essays on Peruvian Reality, and the texts The Problem of the Races in Latin America and Programmatic Principles of the Socialist Party.
Key words. Mariátegui, Marx, Primitive accumulation.

 

La relación entre Marx y Mariátegui fue un tema que Alfonso Ibáñez abordó en sus primeras etapas de trabajo académico. Especialmente le interesó destacar las características de lo que llamó la peculiar concepción del marxismo de Mariátegui. En su obra de 1978 titulada Mariategui: revolución y utopía, escribió: “el hilo conductor de nuestra interpretación, consistirá en destacar los puntos que consideramos más importantes para comprender cabalmente su peculiar concepción del marxismo”.[1] A lo largo de sus seminarios y conferencias Ibáñez se mostraba convencido de la importancia de explorar el vínculo entre el pensamiento de Mariátegui y la obra de Marx, para proseguir con la recreación no dogmática del marxismo desde América Latina.

En continuidad con la perspectiva de Ibáñez, “estamos persuadidos de que es necesario e importante trabajar más a fondo sobre el tema de ‘Mariátegui y el Marxismo’. Pues […] todavía queda mucho por profundizar y precisar, tanto en lo que se refiere a su posición sobre la sociedad peruana como en su concepción anti-dogmática del marxismo”.[2] En esta afirmación se encuentra el propósito de nuestro artículo. Queremos recordar a Alfonso Ibáñez investigando uno de los temas cuya relevancia nos enseñó a descubrir. Por ello, volvemos —con Marx— a ciertos pasajes de Mariátegui, para pensar la relación entre acumulación originaria y comunidad agraria en ambos autores. Sostenemos que esta compatibilidad conceptual existe y que mostrarla permite, por una parte, descubrir las correspondencias entre sus posiciones, aun cuando Mariátegui de ninguna forma pudo haber conocido la mayor parte de los textos que utilizaremos para reconstruir la posición de Marx[3] y, por otra parte, contribuye a discutir nuevamente aspectos propios del capitalismo particularmente padecidos en Latinoamérica.

Para alcanzar nuestro objetivo, abordaremos, en primer lugar, algunos elementos de la noción de acumulación originaria en Marx, con base en el cuaderno VI de los Grundrisse de 1857-1958 y en el capítulo 24 del primer libro de El capital. En segundo lugar, reconstruiremos los aspectos principales de la noción de comunidad agraria y su relación con la acumulación originaria, con base en los borradores de la carta que Marx escribió a Vera Sassulitsch en 1881. En tercer lugar, retomaremos el análisis de Mariátegui que presenta una argumentación correspondiente a la idea de acumulación originaria, con base en el primer y el tercer ensayo de su obra principal Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana. Finalmente, en cuarto lugar, recuperaremos las elaboraciones de Mariátegui sobre la comunidad indígena utilizando, además de la obra señalada, dos textos incluidos en el volumen 13 de sus obras completas: El problema de las razas en América Latina y Principios programáticos del partido socialista. A modo de conclusión reflexionaremos sucintamente las claves de interpretación más significativas.

 

Marx: sobre la acumulación originaria 

Marx inicia el capítulo 24 de El capital, titulado ‘La así llamada acumulación originaria’, con un primer apartado sobre ‘el secreto de la acumulación originaria’. En él afirma que la génesis del capitalismo “parece girar en un círculo vicioso del que sólo podemos salir al suponer una acumulación ‘originaria’ (previous accumulation en Adam Smith) precedente a la acumulación capitalista, una acumulación que no es el resultado del modo de producción capitalista, sino su punto de partida”.[4] La primera toma de posición que ofrece Marx revela uno de los interlocutores de su crítica y especifica la referencia conceptual que, hasta cierto punto, se encuentra detrás de sus propias consideraciones. Esto es, la noción de acumulación previa que Adam Smith presenta en la introducción al libro II de la Riqueza de las Naciones intitulado ‘Sobre la naturaleza, acumulación y empleo de las reservas’.[5]

Sin hacer mención explícita de la argumentación de Smith, Marx critica la explicación de la acumulación previa basada —en última instancia— en una actitud moral que por medio del ahorro y del trabajo permite la acumulación de excedentes privados.[6] Indica que entre los economistas el origen de la acumulación previa es explicado de manera anecdótica: “En un tiempo muy remoto había, por un lado, una elite trabajadora, inteligente y sobre todo ahorrativa y, por el otro lado, harapientos flojos y despilfarradores”.[7] Explicación que para Marx pasaba por alto una revisión histórica del origen del capitalismo, donde el despojo y el sometimiento jugaron un papel decisivo. “En la historia real, como es sabido, el gran papel lo juegan la conquista, el sojuzgamiento, el asesinato por robo, en breve la violencia. En la afable economía política predomina desde siempre el idilio. El derecho y el ‘trabajo’ fueron desde siempre los únicos medios de enriquecimiento”.[8] En la última frase de la afirmación anterior está el punto de acceso al paso crítico que Marx emprende frente a los planteamientos predominantes dentro de la economía política de su tiempo. Precisamente, trató de mostrar que el derecho y el trabajo no han sido los únicos medios que han hecho posible la acumulación de excedentes privados y que más adelante hicieron posible la secuencia: producción-capitalista/plusvalía/acumulación-de-capital/producción-capitalista.

Ahora bien, los primeros argumentos que Marx elabora sobre la acumulación originaria aparecen en los manuscritos de 1857-1858, diez años antes de la publicación de la primera edición del libro primero de El capital. Particularmente en el cuaderno IV de los Grundrisse, dentro de la sección dedicada a las ‘Formas que preceden la producción capitalista’, señala que “las condiciones originarias de la producción no pueden ser originariamente producidas por sí mismas, ser resultado de la producción. La unidad de los seres humanos vivientes y actuantes con las condiciones naturales e inorgánicas de su metabolismo con la naturaleza —y por lo tanto, su apropiación de la naturaleza— no requiere explicación “sino la separación entre estas condiciones inorgánicas de la existencia humana y esta existencia actuante”.[9]

El primer aspecto de este pasaje subraya que el modo de producción, en este caso el capitalista, no puede producir sus condiciones originarias por sí mismo. En esta primera afirmación encontramos una idea que recupera los argumentos previos de esta sección de los Grundrisse, en el sentido de que existieron formaciones socio-económicas que históricamente precedieron la producción capitalista, y que, precisamente, algún acontecimiento relativo a ellas, a sus características fundamentales, tuvo que ocurrir para crear las condiciones que hicieron posible esta nueva forma de producción. En la segunda afirmación aparecen los elementos complementarios para comprender esta fase de su argumento. Marx afirma que a partir de las formaciones socio-económicas sedentarias se presenta siempre alguna forma de articulación reproductiva entre los seres humanos y su entorno natural. Esta articulación entre seres humanos y circunstancias materiales, que a lo largo de la historia humana ha presentado concreciones diversas, será el continuum que la producción capitalista interrumpe y subordina a su propia racionalidad.

Por ello, el elemento adicional que encontramos en la afirmación crítica del pasaje es, así mismo, el planteamiento del objeto de la investigación crítica, aquello que requiere ser explicado, esto es, la separación entre los seres humanos y su entorno material. El análisis de esta separación fue parte central del programa teórico-crítico de Marx. El argumento cruza, muchas veces tácitamente, las primeras secciones del libro primero de El capital. Sin embargo, en los manuscritos de 1857-1858 las reflexiones revelan un énfasis que en la argumentación de 1867-1875 quedó asumido de manera implícita. En este sentido, podemos leer aún en los Grundrisse que un supuesto para la creación de este artefacto llamado trabajo asalariado, y una de las condiciones históricas del capital “es la separación del trabajo libre de las condiciones objetivas de su realización —del medio de trabajo y del material de trabajo—”,[10] que Antonio Negri en su estudio sobre los Grundrisse ha llamado “la lógica de la separación”,[11] para subrayar lo que Marx revela como dinamismo inherente al proceso de valorización.

Esta separación es una condición necesaria para crear, entre otras cosas, la mercancía fuerza de trabajo y establecer una nueva configuración de relaciones sociales abstractas, que en un primer momento suponen —como condición de posibilidad— la desarticulación de las relaciones sociales comunitarias que permiten la realización del trabajo: la relación con el medio y el material de trabajo. Las anotaciones de Marx indican específicamente una separación fundamental, a modo de punto de inflexión respecto de otras formaciones socio-económicas de la humanidad: “Sobre todo la separación del trabajador de la tierra como su laboratorium natural, por lo tanto, disociación de la pequeña libre propiedad de la tierra, así como de la propiedad comunitaria de la tierra basada en la comuna oriental”.[12] Con esta adición agrega tres elementos a la caracterización de las relaciones sociales de la unidad originara de seres humanos con su entorno material —que posteriormente llamará comunidad arcaica. Se trata de relaciones comunitarias con propiedad colectiva, producción colectiva y un proceso de aprendizaje asociado a la tierra.

Ahora bien, en los Grundrisse encontramos un pasaje donde explica de manera apretada sus ideas detrás del proceso de separación de la unidad de relaciones originarias y la creación del trabajo abstracto. Veamos:

En las diferentes formas, en las que el trabajo se relaciona con sus condiciones de producción como su propiedad, la reproducción del trabajador no está, de ninguna manera, puesta a través del mero trabajo, pues su relación de propiedad no es el resultado, sino el presupuesto de su trabajo. En la propiedad de la tierra esto es claro […] que el tipo particular de propiedad que constituye al trabajo no se basa en el mero trabajo o en el intercambio de trabajo, sino en una relación del trabajador con una entidad comunitaria y con condiciones que él encuentra previamente, desde las cuales él parte como su base. Ellas son también producto de un trabajo, de un trabajo histórico general, el trabajo de la entidad comunitaria, su desarrollo histórico, el cual no parte del trabajo del individuo ni del intercambio de su trabajo […] Una situación en la cual se intercambia mero trabajo por trabajo […] la disolución del trabajo de su estado-de-crecimiento-conjunto originario [ursprüngliches Zusammengewachsensein] con sus condiciones objetivas […] El intercambio de trabajo por trabajo —aparentemente la condición de la propiedad del trabajador— se funda sobre la ausencia de propiedad del trabajador como su base.[13]

A partir de este pasaje de los Grundrisse podemos recuperar tres elementos que contribuyen a comprender las ideas de Marx asociadas a la separación de las relaciones comunitarias originarias. En primer lugar, el pasaje señala que existen formaciones económicas en las cuales los trabajadores se relacionan con las condiciones de producción —aquella situación y elementos que hacen posible un tipo de producción— como su propiedad. En este caso Marx tiene en mente un trabajo destinado a la reproducción de la vida material, no un trabajo abstracto puesto a disposición de una demanda por fuerza de trabajo. En el primer tipo de trabajo, que en El capital llamará trabajo concreto, la relación de propiedad no es resultado de un proceso productivo, sino su presupuesto. Es importante señalar que Marx se refiere a la relación de propiedad como aquello que constituye al trabajo. En este primer elemento, tenemos que la relación de propiedad no es resultado del trabajo, sino un presupuesto; y que este presupuesto —la relación de propiedad— constituye al trabajo. Esta relación lo hace ser de un modo o de otro, le permite producir una u otra cosa.

El segundo elemento, surge con el ejemplo que Marx ofrece para esclarecer el primer punto, esto es, la propiedad de la tierra. Aquí aparece el elemento que clarifica la idea de la relación de propiedad; se basa en una relación del trabajador con una comunidad, y con las condiciones, saberes y materiales históricamente creados por ella. El tercer elemento, introduce la variable del trabajo abstracto como fuerza de trabajo destinada al intercambio, y nos indica que, en el modo de producción capitalista, la aparente propiedad del trabajador individual, esto es, su fuerza de trabajo ofrecida en las relaciones de intercambio, se funda sobre la ausencia de propiedad del trabajador; lo que significa la desarticulación del estado originario de crecimiento-conjunto al interior de la relación comunitaria con propiedad, medios y saberes comunitarios. Finalmente, “una vez presupuesta esta separación, el proceso de producción sólo puede producirla de manera nueva, reproducirla y producirla a mayor escala”.[14] El proceso nuevo del modo de producción capitalista modifica la articulación comunitaria originaria. Se funda sobre la ausencia de propiedad del trabajador y reproduce a mayor escala el proceso de separación.

 

Marx: la comunidad agraria

Para clarificar los aspectos de la unidad originaria y las posibilidades de su desarrollo como formación socio-económica tenemos registro de la comunicación entre Marx y Vera Sassulitsch,[15] una populista rusa (parte del movimiento Narodniks) y posteriormente marxista, que escribe a Marx desde su exilio en Suiza para consultarle sobre la transformación de la comunidad agraria rusa. Contamos, afortunadamente, con los borradores que componen el proyecto de respuesta a la carta de Sassulitsch redactado por Marx. En ellos recupera precisamente aspectos de los pasajes del cuaderno IV de los Grundrisse sobre las Formen, e incluye de manera central los pasajes iniciales del capítulo 24 sobre el secreto de la así llamada acumulación originaria, siempre utilizando como referencia la edición francesa del libro primero de El capital. Esta particularidad rebasa propósitos de comprensión filológica porque, como es sabido, la edición francesa del primer libro de El capital fue la última revisada y corregida detalladamente por el propio Marx entre 1872 y 1875, y en ella incorporó sus posiciones teóricas definitivas.

La pregunta central de la carta de Sassulitsch a Marx versaba sobre la posibilidad de transformar la comuna rural rusa al socialismo sin tener que pasar por una transformación capitalista. Durante los últimos años de vida de Marx surgió el debate entre los pensadores ‘marxistas’ acerca de la posibilidad de transitar desde formaciones sociales de rasgos feudales, como supuestamente lo sería la comunidad rusa, hacia el socialismo. El punto de discusión era la necesidad o no de transitar por una formación capitalista que desarrollara las fuerzas productivas y las relaciones de producción, con la correspondiente creación del proletariado como potencial sujeto revolucionario. Escribía Sassulitsch: “En los últimos tiempos hemos escuchado decir con frecuencia que la comuna rural es una forma arcaica que la historia, el socialismo científico, en una palabra, todo aquello que hay de indiscutible, condenan a perecer. Las personas que predican esto se dicen sus discípulos por excelencia: ‘marxistas’”.[16]

Sin embargo, ante Vera Sassulitsch se presentaban dos opciones. O bien la comuna rural rusa tendría que desaparecer, para lo cual los esfuerzos revolucionarios habrían de dedicarse a realizar propaganda exclusivamente entre las minorías trabajadoras de la ciudad, y a esperar el tiempo necesario para que el campo ruso fuera industrializado y cambiara de forma de propiedad.[17] O bien, si la comuna rusa podría desarrollarse hacia una formación socialista, habría que transformarla en una organización liberada de las presiones administrativas y fiscales, “es decir, organizar poco a poco su producción y su distribución de productos sobre las bases colectivistas. En este caso, el socialista revolucionario debe sacrificar todas sus fuerzas a la liberación de la comuna y a su desarrollo”.[18]

La respuesta de Marx es una pieza decisiva para comprender las posiciones teóricas que suscribió dos años antes de su muerte. En todos los borradores inicia con la misma cita, esto es, un pasaje de la primera sección del capítulo 24 de la edición francesa de El capital: “En el tratamiento de la génesis de la producción capitalista he dicho que ella ‘yace sobre la base de la separación radical entre el productor y los medios de producción’[19] y que ‘el fundamento de todo este desarrollo es la expropiación de los cultivadores. Ella se ha llevado a cabo de modo radical solo en Inglaterra…Pero todos los demás países de Europa occidental siguen el mismo movimiento”.[20]

La relevancia de este pasaje en la edición francesa estriba en que Marx afirma que el modo de producción capitalista acontece sobre la base de la separación. Esta separación es la condición que la hace posible, pero su fundamento es la expropiación. Ambos elementos, fundamento y condición de posibilidad, han generado la transformación, en Europa occidental, de la formación socio-económica feudal hacia una capitalista. La corrección que introdujo Marx es la frase “pero todos los demás países de Europa occidental siguen el mismo movimiento”.[21] Esto contribuye a comprender mejor sus argumentos sobre la acumulación originaria y el desarrollo del capitalismo. Por un lado, mantiene la tesis de que el modo de producción capitalista de manera universal se fundamenta en la expropiación de los cultivadores, y basa su despliegue en la separación entre productor y medios de producción. Pero, por otro lado, indica claramente que la secuencia entre modos de producción feudal y capitalista se limita a Europa occidental y no se trata de una determinación histórica. Con ello, deja abierta la posibilidad de que otros desarrollos no necesariamente tengan que transitar las etapas del proceso europeo occidental, es decir, de que no todas las formaciones socio-económicas tengan que ser transformadas en formaciones capitalistas antes de poder superar las limitaciones que esta última conlleva.

Para clarificar las ideas de Marx acerca de la comunidad originaria contamos de manera destacada con el texto de 1858 sobre las Formen y con los borradores de respuesta a la carta de Vera Sassulitsch de 1881, donde aparecen las posiciones que sostuvo al final de su vida. Tomaremos como base los borradores de respuesta a Sassulitsch porque en ellos Marx mantiene las ideas centrales de 1858, pero realiza precisiones sobre lo que llama la comunidad agraria, basadas en sus investigaciones de 1879-1881 sobre diversos estudios etnográficos y de historia antigua.

En el primer borrador de la carta de respuesta a Sassulitsch, Marx indica que en el caso de Europa la comunidad agraria es una formación que surge en el período de transición entre la propiedad común y la propiedad privada.[22] Dicha comunidad agraria en Occidente es lo que Tácito llamó en sus investigaciones la comuna germana,[23] y es el resultado de múltiples transformaciones de la comunidad arcaica a largo de la historia europea. Pero afirma que no toda formación socio-económica con los rasgos de la comunidad agraria debe tener el mismo destino que lo ocurrido en Europa, esto es, el tránsito hacia la formación capitalista. “¿Significa esto que, bajo cualquier circunstancia, el desarrollo de la ‘comuna rural’ debe tomar este camino? De ninguna manera. Su forma fundamental admite esta alternativa: o bien el elemento de la propiedad privada contenido en ella triunfará sobre el elemento colectivo, o bien éste sobre aquél”.[24] Este argumento refuerza la corrección que introdujo en la edición francesa de El capital, que emplea como primera parte de la respuesta a Sassulitsch. La intención de Marx es clara, despejar cualquier duda con respecto a su posición sobre la transformación de formaciones basadas en la comunidad agraria hacia formaciones socialistas.

En este sentido, escribe Marx en la versión definitiva de su respuesta a Sassulitsch, que “la comuna rusa es el punto de apoyo para el renacimiento social de Rusia”;[25] mientras que en el primer borrador inicialmente escribe una respuesta aún más contundente al afirmar que “si la revolución triunfa a tiempo, si concentra todas sus fuerzas para asegurar el progreso libre de la comuna rural, ella se transformará pronto en un elemento de la regeneración de la sociedad rusa y se desarrollará como un elemento de superioridad sobre los países esclavizados por el régimen capitalista”.[26]

Marx especifica entonces los aspectos de la comuna rural que podrían progresar desde la noción de comunidad agraria y, a su vez, la distingue de la noción de comunidad arcaica, “debo de introducir ciertos rasgos característicos que distinguen a la ‘comunidad agraria’ de los tipos arcaicos”.[27] Esta clarificación resulta significativa, porque en la recepción de los Grundrisse las diferencias entre ambos conceptos resultaron, en ocasiones, oscurecidas. De esta manera, la comunidad arcaica sería esa formación socio-económica vinculada a la idea de comunismo primitivo, mientras que la comunidad agraria presenta una formación socio-económica que Marx encuentra aún vigente, por lo menos en la comuna agraria rusa y en otras regiones de Asia.[28] Como él mismo indica a Sassulitsch: “la forma de la comunidad agraria es también la de la comuna rusa”.[29]

Respecto a la comunidad arcaica, Marx señala que se trata de una formación basada en lazos de parentesco sanguíneo, una comunidad de sangre, lenguaje y costumbres. La comunidad arcaica “se basa en relaciones de consanguinidad entre sus miembros. Uno pertenece a ella sólo por parentesco sanguíneo o adopción. Su estructura es la de un árbol genealógico”.[30] Asimismo, en la comunidad arcaica se observaban sistemas de vivienda colectiva, o bien una casa común. En cuanto a la propiedad de la tierra, en la comunidad arcaica la propiedad era colectiva, “el trabajo se realiza en común y el producto comunitario, excepto la parte reservada para la reproducción, se distribuye según las necesidades”.[31] La tierra como propiedad común proporcionaba el medio y el material de trabajo, lo que Marx llama el “gran laboratorio […] la base de la entidad comunitaria”.[32]

Por otra parte, “[l]a ‘comunidad agraria’ fue la primera agrupación social de personas libres, que no estaba limitada por los lazos de sangre”.[33] Respecto a la propiedad común, Marx indica que en la comunidad agraria, tanto la casa como el corral pertenecen al agricultor. La tierra es propiedad común, pero “se reparte periódicamente entre los miembros de la comunidad agrícola, de modo que cada quien cultiva por cuenta propia los campos que le son asignados y se apropia de los frutos personalmente”.[34] El trabajo se realiza predominantemente en forma individual, pero en ocasiones también en forma colectiva.

En la comunidad agraria, el productor se relaciona con su entorno material como suyo. Es el ámbito que le ofrece las condiciones para realizar su reproducción, tanto en prácticas de cultivo y apropiación colectiva, como en apropiación individual. Asimismo, la relación con la tierra está siempre mediada por la pertenencia a una comunidad: “Un individuo aislado podría tener tan poca propiedad en suelo y tierra, como lenguaje […] Si las condiciones objetivas de su trabajo están presupuestas como pertenecientes a él, así es él mismo subjetivamente presupuesto como miembro de una comunidad, a través de la cual está mediada su relación con la tierra”.[35] Dichas características compartidas por la comuna rusa aún existente en una circunstancia contemporánea al modo de producción capitalista, le daban a Rusia —en opinión de Marx— una condición sumamente favorable “a través de la contemporaneidad con la producción occidental que domina el mercado mundial, le es posible a Rusia incorporar a la comuna todos los logros positivos que han sido alcanzados por el sistema capitalista sin tener que pasar por la horca caudina”.[36]

 

Mariátegui: sobre la acumulación originaria

Ahora bien, para establecer la continuidad entre los argumentos de Marx y las tesis de Mariátegui recuperaremos algunos pasajes de la obra más importante de este último autor: Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana. De manera destacada nos concentraremos en el primer y en el tercer ensayo titulados respectivamente: “Esquema de la evolución económica” y “El problema de la tierra”. Adicionalmente recuperaremos algunos textos compilados en el tomo 13 de las Obras Completas titulado Ideología y Política, particularmente “El problema de las razas en América Latina” y los “Principios programáticos del partido socialista”.

En el primer ensayo, “Esquema de la evolución económica”, Mariátegui elaboró un análisis que reconstruye lo que Marx llamó el proceso de acumulación originaria. Las primeras secciones bien pueden ser comprendidas como un acercamiento a la acumulación originaria que confiere las bases para la dinámica de acumulación propiamente capitalista. Como señala en las primeras páginas de su obra: “Hasta la conquista se desenvolvió en el Perú una economía que brotaba espontánea y libremente del suelo y la gente peruana. En el Imperio de los Incas, agrupación de comunas agrícolas y sedentarias, lo más interesante era la economía”.[37] Mariátegui, desde el primer momento, pone de relieve una formación socio-económica que antecede a las prácticas de los conquistadores, la economía basada en comunas agrícolas agrupadas por el imperio Inca. Esta economía de las comunas agrícolas expresaba, para Mariátegui, el aspecto más interesante de la civilización incaica, porque mostraba en su base un desarrollo ‘natural’ entre la comunidad y el suelo, es decir, entre las relaciones comunitarias y el entorno material que poseían. La formación socio-económica previa a la conquista mostraba el metabolismo que Marx indicó entre entidades comunitarias y sus condiciones materiales: la amalgama socio-económica del desarrollo conjunto de las relaciones comunitarias, medio de trabajo, material de trabajo y reproducción de valores de uso.

Dicho proceso de desarrollo socio-económico basado en comunas agrícolas, posteriormente agrupado por los incas en una organización formal más amplia, fue destruido por la conquista. “Los españoles empezaron a cultivar el suelo y a explotar las minas de oro y plata. Sobre las ruinas y los residuos de una economía socialista, echaron las bases de una economía feudal”.[38] Debido a la orientación de los conquistadores hacia la explotación minera, instauraron sistemas de trabajos forzados y redujeron a la esclavitud a comunidades agrícolas. “[La población indígena] no quedó así reducida sólo a un estado de servidumbre —como habría acontecido si los españoles se hubiesen limitado a la explotación de las tierras conservando el carácter agrario— sino, en gran parte, a un estado de esclavitud”.[39] La explotación de la tierra por los conquistadores condujo a una primera forma de desarticulación de la formación socio-económica indígena, pero la orientación hacia la explotación intensiva de las minas de oro y plata, como ha sido ampliamente documentado, introdujo formas de trabajo esclavo. Con esta caracterización tenemos las pautas para pensar el proceso de acumulación originaria desde el acontecimiento que fractura el dinamismo de constitución recíproca entre las relaciones comunitarias y sus condiciones materiales, e introduce una nueva forma de trabajo orientada exclusivamente a procesos de acumulación: “La codicia de los metales preciosos […] empujó a los españoles a ocuparse preferentemente en la minería. Su interés pugnaba por convertir en un pueblo minero al que, bajo sus Incas y desde sus más remotos orígenes, había sido un pueblo fundamentalmente agrario […] El trabajo de las minas y las ciudades, debía hacer de él un esclavo. Los españoles establecieron […] el trabajo forzado, arrancando al indio de su suelo y de sus costumbres”.[40] Los aspectos coincidentes con el argumento de Marx sobre la acumulación originaria estriban tanto en el fenómeno de expropiación de los cultivadores, en este caso las comunidades indígenas, de tierra y costumbres como en la sucesiva separación de las comunidades indígenas, el medio y los materiales de reproducción generados a lo largo del periodo colonial y en las etapas sucesivas.

Sin embargo, también en el período colonial, Mariátegui observó tendencias contrapuestas respecto del desarrollo de la estructura económica de la comunidad indígena. En su obra señala en múltiples ocasiones que los jesuitas impulsaron, en los territorios indígenas bajo su responsabilidad, una transformación económica que integró la teoría y práctica europea con las estructuras productivas comunitarias.

Sólo los jesuitas, con su orgánico positivismo, mostraron acaso, en el Perú como en otras tierras de América, aptitud de creación económica. Los latifundios que les fueron asignados prosperaron. Los vestigios de su organización restan como una huella duradera. Quien recuerde el vasto experimento de los jesuitas en el Paraguay, donde tan hábilmente aprovecharon y explotaron la tendencia natural de los indígenas al comunismo, no puede sorprenderse absolutamente de que esta congregación de hijos de San Iñigo de Loyola, como los llama Unamuno, fuese capaz de crear en el suelo peruano los centros de trabajo y producción que los nobles, doctores y clérigos […] no se ocuparon nunca de formar.[41]

El acierto para Mariátegui fue la capacidad de reconocer las virtudes de las prácticas económicas y culturales de la comunidad agraria indígena y fortalecer así su desarrollo histórico, sin fracturar su articulación comunitario-material: “Estudiaron las costumbres de los naturales, recogieron sus tradiciones, allegaron los primeros materiales de su historia. Jesuitas y dominicos, por una suerte de facultad de adaptación y asimilación que caracteriza sobre todo a los jesuitas, captaron no pocos secretos de la historia y el espíritu indígenas”.[42] Resulta interesante constatar que Mariátegui, siempre desde el análisis socio-económico, interpreta acontecimientos como el periodo colonial sin perder de vista la posibilidad de una contra-historia. Con el ejemplo del trabajo jesuita en tierras indígenas intenta mostrar las posibilidades que la comunidad agraria indígena contenía como formación social, expresadas en una situación donde su dinamismo ‘natural’ no fue fracturado.

Posteriormente, ya en el análisis de la actualidad peruana, Mariátegui señala la coexistencia de elementos de tres economías distintas que conviven de manera conflictiva en el Perú: elementos de una economía feudal que caracterizan a la economía surgida de la conquista, elementos comunistas que caracterizan a la economía comunitaria indígena y elementos capitalistas que caracterizan a la economía industrial desarrollada en la costa.[43] La relación de coexistencia entre estos elementos, confirma el énfasis de su análisis. En su referencia a la economía de la costa peruana, indica que “sobre un suelo feudal, crece una economía burguesa”.[44] Sin embargo, Mariátegui señala que bajo la economía feudal impuesta en la conquista subsisten “residuos vivos todavía de la economía comunista indígena”.[45] A pesar de que Mariátegui utiliza en su análisis las supuestas transiciones entre los modos de producción, afirma la coexistencia de elementos de economías distintas en la misma realidad peruana, y confiere a la economía comunitaria indígena un aspecto central en la construcción del socialismo indoamericano. Como indica Ibáñez: “Mariátegui piensa hallar los elementos germinales del socialismo no sólo en la contradicción capital-trabajo, que suponía el desarrollo industrial capitalista, sino también en la supervivencia de las tradiciones comunales del campesinado indígena”.[46] Lo anterior subraya el hecho de que Mariátegui interpretaba a la comunidad agraria indígena, en su dimensión previa a la conquista, como referencia para comprender las fracturas y el despojo de la acumulación originaria que posibilitó, años después, el modo de producción capitalista dependiente, pero al mismo tiempo interpreta a la comunidad agraria indígena viviente como un elemento fundamental para la creación del socialismo indoamericano.

Mientras que para el marxismo oficial el socialismo debía de ser resultado del desarrollo y agotamiento del capitalismo, estos residuos vivos de la economía indígena fueron para Mariátegui un aspecto central para transformar la realidad peruana. Resulta evidente que al categorizar estos elementos coexistentes bajo los términos comunismo, feudalismo y capitalismo, Mariátegui tiene en mente las nociones que Marx y Engels habían sugerido en el primer capítulo del Manifiesto del partido comunista,[47] posteriormente reforzadas por Engels a partir de La familia, la propiedad privada y el estado,[48] y que el marxismo oficial presentó como etapas para explicar la evolución de las sociedades con base en la secuencia de los modos de producción: comunismo primitivo, esclavista, feudal, capitalista y socialista. Sin embargo, la importancia que Mariátegui otorgó a la economía indígena se oponía frontalmente a las resoluciones de la iii Internacional, que en su vi Congreso llamaba a las economías coloniales y dependientes a terminar con las formas económicas precapitalistas por medio de una revolución agraria que hiciera posibles transformaciones capitalistas y dejara a un lado las reivindicaciones comunales agrarias.[49] Paradójicamente, la posición de Mariátegui, debatida y cuestionada por el marxismo oficial, respecto del papel de la comunidad agraria indígena y sus elementos de socialismo práctico como punto de apoyo para la superación del capitalismo, coincide ampliamente con las tesis que Marx elaboró sobre el papel de la comuna rusa publicadas años después.

En el tránsito de una estructura económica de rasgos feudales hacia una capitalista, Mariátegui hace ver la importancia de analizar sus características desde la perspectiva del intercambio internacional, para constatar que la economía peruana posterior al proceso de independencia permaneció inscrita en una condición de subordinación colonial: “Estas fueron las bases históricas de la nueva economía peruana. De la economía colonial —colonial desde sus raíces— cuyo proceso no ha terminado todavía. Examinamos ahora los lineamientos de una segunda etapa. La etapa en que una economía feudal deviene, poco a poco, economía burguesa. Pero sin cesar de ser, en el cuadro del mundo, una economía colonial”.[50]

En este aspecto, Mariategui es una de las primeras voces críticas latinoamericanas al sostener que los nuevos países independientes, las nuevas repúblicas, mantenían estructuras económicas y sociales determinadas por su carácter colonial. “Mientras la conquista engendra totalmente el proceso de la formación de nuestra economía colonial, la Independencia aparece determinada y dominada por ese proceso”.[51] Mariátegui argumentó que desde la perspectiva mundial, los procesos de independencia en América Latina estuvieron marcados por una influencia decisiva de las necesidades del desarrollo capitalista: “Enfocada sobre el plano de la historia mundial, la independencia sudamericana se presenta decidida por las necesidades del desarrollo de la civilización occidental o, mejor dicho, capitalista. El ritmo del fenómeno capitalista tuvo en la elaboración de la independencia una función menos aparente y ostensible, pero sin duda mucho más decisiva y profunda que el eco de la filosofía y la literatura de los enciclopedistas”.[52]

De este modo, después de recorrer las bases económicas de la República independiente y mostrar el nuevo papel económico desempeñado por Inglaterra en el período del guano y el salitre, Mariátegui esboza una idea clave sobre el carácter de la economía latinoamericana publicada en una editorial de la revista Amauta de 1928: “Los países latino-americanos llegan con retardo a la competencia capitalista. Los primeros puestos, están ya definitivamente asignados. El destino de estos países, dentro del orden capitalista, es de simples colonias”.[53] En la misma línea de argumentación, Mariátegui concluye el tercer ensayo sobre el problema de la tierra identificando —algo que también puede comprenderse como un elemento común entre los países latinoamericanos— la subordinación estructural de la economía peruana a las necesidades de mercados y centros financieros dominantes. “El obstáculo, la resistencia a una solución, se encuentra en la estructura misma de la economía peruana. La economía del Perú, es una economía colonial. Su movimiento, su desarrollo, están subordinados a los intereses y a las necesidades de los mercados de Londres y de Nueva York. Estos mercados miran en el Perú un depósito de materias primas y una plaza para sus manufacturas”.[54]

 

Mariátegui: la comunidad agraria indígena

Ahora bien, para Mariátegui uno de los aspectos centrales de la actualidad económica del Perú, en la primera mitad del siglo XX, era la cuestión agraria. Esta situación convivía desde la realidad rural peruana con la estructura de su economía y su subordinación internacional. En el marco del problema de la tierra, a su vez, se expresaba de manera contundente la presencia de la comunidad indígena, marcada por elementos de socialismo práctico. Él consideraba “fundamentalmente este factor incontestable y concreto que da un carácter peculiar a nuestro problema agrario: la supervivencia de la comunidad y de elementos de socialismo práctico en la agricultura y la vida indígenas”.[55] Estos elementos de socialismo práctico son expresión tanto de los hábitos de cooperación como de la propiedad común de la tierra y el trabajo colectivo; todo ello mediado por las relaciones comunitarias. En los elementos de socialismo práctico Mariategui distingue —como Marx— entre la comunidad arcaica, propia de la época Inca, y la comunidad agraria indígena que sobrevive en la actualidad. Aunque la presencia de las formaciones del pasado se expresa en la comunidad indígena que Mariátegui observa, los elementos de socialismo práctico subrayan especialmente los rasgos actuantes en el presente, esto es, el trabajo y los hábitos cooperativos, además del proceso de socialización de la tierra por mediación de la comunidad.

Para revelar estos elementos de socialismo práctico, Mariátegui distingue con precisión entre el imperio Inca y la comunidad arcaica indígena, el ayllu, como formación socio-económica básica. En su argumentación indica que el ayllu era la formación natural preexistente, sobre la cual encontraron fundamento las instituciones establecidas por los Incas: “El ayllu —la comunidad—, fue la célula del imperio. Los Incas hicieron la unidad, inventaron el imperio; pero no crearon la célula. El Estado jurídico organizado por los Incas reprodujo, sin duda, el estado natural preexistente”.[56] Dicha explicación sobre el ayllu subyace a la idea de un desarrollo histórico entre la comunidad arcaica indígena y la tierra como entorno material que fue la base de la economía quechua. Mariátegui subraya que el desarrollo de la comunidad agraria indígena no fue propiamente una creación de las instituciones incas, sino una de las bases materiales y morales sobre las que construyeron su organización política. Dice: “No creo en la obra taumatúrgica de los Incas. Juzgo evidente su capacidad política; pero juzgo no menos evidente que su obra consistió en construir el imperio con los materiales humanos y los elementos morales allegados por los siglos”.[57] La precisión es relevante porque estos elementos morales allegados por siglos son las prácticas y saberes desarrollados en la comunidad arcaica indígena, como institución previa a la creación de las instituciones incas. Dicha comunidad, a su vez, revela una formación socio-económica con características comunes dentro de los pueblos indígenas del continente americano.

Las características fundamentales de la comunidad arcaica en el Perú que recupera Mariátegui son estas: a) lazos de parentesco; b) propiedad común de la tierra asignada individualmente; c) apropiación individual de las cosechas; d) propiedad común de aguas y bosques y e) cooperación en el trabajo. “Los caracteres fundamentales de la economía incaica […] eran los siguientes: Propiedad colectiva de la tierra cultivable por el ayllu o conjunto de familias emparentadas, aunque dividida en lotes individuales intransferibles; propiedad colectiva de las aguas, tierras de pasto y bosques por la marca o tribu, o sea la federación de ayllus establecidos alrededor de una misma aldea; cooperación común en el trabajo; apropiación individual de las cosechas y frutos”.[58] Dichos elementos operaban como las condiciones que hacían posible la reproducción social, dentro de las cuales las relaciones comunitarias estructuraban hábitos de cooperación tanto en el trabajo como en la producción, mientras que eran “un factor natural de socialización de la tierra”.[59] La referencia a la distribución de la tierra común en asignaciones individuales y la apropiación individual de las cosechas se acercan a la forma de la comunidad agraria, mientras que la comunidad basada en lazos de parentesco es uno de los rasgos que Marx confiere a la comunidad arcaica. No obstante, en la realidad peruana que vivió Mariátegui es probable que la forma de comunidad agraria tuviera prevalencia; especialmente las relaciones comunitarias no basadas en parentesco, la asignación individual-familiar de la propiedad colectiva de tierra cultivable, la apropiación de cultivos de manera individual-familiar y la combinación entre trabajo colectivo y trabajo individual-familiar; rasgos que siguen presentes en las realidades indígenas latinoamericanas hasta nuestros días.

Ahora bien, aún con la centralidad que Mariátegui le confería a la comunidad agraria indígena, su concepción no era la del retorno romántico al comunismo primitivo. Comprendía el potencial de la comunidad indígena dentro de una realidad contemporánea al capitalismo y a la modernidad. En este sentido afirma que, “lo mismo que el estímulo que se presta al libre resurgimiento del pueblo indígena, a la manifestación creadora de sus fuerzas y espíritu nativo, no significa en lo absoluto una romántica y anti-histórica tendencia de construcción o resurrección del socialismo incaico”.[60] Los elementos de socialismo práctico que encuentra en la comunidad indígena y cuyo valor reconoce ante la construcción del futuro socialismo indoamericano son siempre concebidos dentro la idea de un socialismo que recupera los avances alcanzados por el capitalismo: “El socialismo presupone la técnica, la ciencia, la etapa capitalista, y no puede importar el menor retroceso en la adquisición de las conquistas de la civilización moderna”.[61] La incorporación de dichos logros era pensada por Mariátegui como un proceso de aprendizaje que asimismo recuperara el acervo y las prácticas socio-económicas de la comunidad agrícola indígena para superar el carácter subordinado de las economías latinoamericanas al interior de las relaciones capitalistas. En consonancia con las tesis de Marx, quien consideraba que la comuna rusa se encontraba en una circunstancia favorable al ser contemporánea del capitalismo y poder apropiarse de sus avances sin someterse a su racionalidad, Mariategui asumió que en la formación socio-económica de la comunidad agraria indígena, con sus prácticas cooperativas, trabajo colectivo y socialización de la tierra, estaba uno de los acervos latinoamericanos para superar la restricción capitalista sobre la modernidad.

 

A modo de conclusión

A lo largo de este artículo observamos cómo Marx analiza críticamente la acumulación originaria previa al modo de producción capitalista. Seguimos, en primer lugar, los argumentos sobre la tesis de que las condiciones originarias de la producción capitalista no pueden ser en su origen resultado de sí mismas. Un acontecimiento vinculado a la forma de reproducción socio-económica previa al capitalismo debe ocurrir para dar paso a la forma de producción capitalista. Marx explica la génesis del capitalismo y la acumulación originaria desde una fractura de la forma de producción basada en la unidad de relaciones comunitarias con su entorno material. El fundamento de esta fractura es la expropiación del entorno material —la tierra— de los cultivadores y de sus relaciones comunitarias. La separación progresiva entre productores y medios de producción es la condición para el desarrollo del modo de producción capitalista. Una vez introducida la separación, el modo de producción la reproducirá a mayor escala. En este despliegue tenemos el movimiento de la acumulación originaria a la acumulación capitalista, momento en el que el modo de producción genera las condiciones para su reproducción. Por su parte, Mariátegui identifica el acontecimiento asociado al proceso de acumulación originaria con la conquista, particularmente relacionado con la explotación minera y con la introducción del trabajo forzado, al haber fracturado la formación socio-económica de la comunidad agraria indígena expropiándola de tierra y costumbres.

La centralidad de formaciones socio-económicas que mantenían la articulación entre relaciones comunitarias y entorno material, sobrevivientes al desarrollo del capitalismo europeo, llamó la atención de Marx a finales del siglo XIX y de Mariátegui durante la primera mitad del siglo XX. Ambos reconocieron en la comunidad agraria, tanto rusa como quechua, elementos de socialismo práctico, hábitos cooperativos, socialización de la tierra, trabajo colectivo, etc., que al ser contemporáneas al capitalismo podrían hacer posible una apropiación de sus avances sin subordinarse a su racionalidad. Esto revelaba que dos formaciones socio-económicas contrapuestas convivían conflictivamente, pero que la formación de la comunidad agraria, al mismo tiempo que era objeto del dinamismo de expropiación-separación en su movimiento de reproducción a mayor escala, contenía las posibilidades para superarla. En este sentido, Mariátegui comparte con Marx una reflexión crítico-inmanente sobre la realidad socio-económica. Ambos descubren, por un lado, formaciones producidas por relaciones sociales comunitarias en relación recíproca con el entorno material circundante y, por otro lado, el despliegue del capitalismo y su fuerza subordinante sobre ellas. Ello abre caminos para pensar en qué medida la modernidad capitalista desarticula recurrentemente formaciones socio-económicas que contradicen sus dinamismos principales de expropiación y separación. Podemos decir que la contribución de estas correspondencias teórico-analíticas muestran el intento que Ibáñez descubrió en Mariátegui: “sin dejar de tener en cuenta la penetración del capital imperialista, trató de revitalizar el proyecto anticapitalista con las tradiciones comunitarias del campesinado indígena”.[62] Analizar y revelar el encuentro conflictivo y subordinante de estos dos dinamismos en la configuración de nuestra realidad, es precisamente la posibilidad y el desafío que estos autores nos ofrecen.

 

Fuentes documentales

 

Engels, Friederich, Der Ursprung der Familie, des Privateigentums und des Staats. Band          21 en Marx und Engels, Werke (MEW), Dietz Verlag, Berlin, 1975.

García Linera, Alvaro. Introducción al cuaderno Kovalevsky en Karl Marx, Escritos sobre la comunidad ancestral, Fondo Editorial y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional, La Paz, 2015.

Guibal, Francis e Ibáñez, Alfonso, Mariátegui hoy, Tarea, Lima, 1987.

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—— Pensando desde Latinoamérica, ensayos sobre modernidad, democracia y utopía, Universidad de Guadalajara, Guadalajara, 2001.

Mariátegui, José Carlos. “El problema de las razas en América Latina” en Obras completas. Ideología y Política, Vol. 13, Biblioteca Amauta, Lima, 1985

—— “Principios programáticos del Partido Socialista” en Obras completas. Ideología y Política, Vol. 13, Biblioteca Amauta, Lima, 1985.

—— Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, Biblioteca Ayacucho, Caracas, 2007.

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—— Das Kapital, Kritik der politischen Ökonomie, Erster Band, Hamburg 1890, en Marx und Engels, Gesamtausgabe (MEGA) II/10, De Gruyter Akademie Forschung, Berlin, 1991.

—— Ökonomische Manuskripte 1857/58. Grundrisse der Kritik der politischen Ökonomie, en Marx und Engels, Gesamtausgabe (MEGA) II/1, De Gruyter Akademie Forschung, Berlin, 2008.

Marx, Karl und Engels, Friedrich, Manifest der Kommunistischen Partei. Band 4 en Marx und Engels, Werke (MEW), Dietz Verlag, Berlin, 1972.

Negri, Antonio. Marx oltre Marx, Quaderno di lavoro sui Grundrisse, Feltrinelli Editore, Milano, 1979.

Sassulitsch, Vera, Brief an Karl Marx 16.02.1881 en Rjazanov, David (Hrsg.), Marx-Engels-Archiv. Band 1, Marx-Engels Verlag, Frankfurt am Main, 1926.

Smith, Adam. An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations, Methuen, London, 1950

—— Theory of Moral Sentiments, Cambridge University Press, Cambridge, 2002.

Tacitus, Cornelius. Germania, Reclam, Stuttgart, 2016.

 

Notas al pie

[*] Doctor en filosofía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con postdoctorado en la Universidad Humboldt de Berlín. Colaborador científico y docente de la Universidad Alice Salomon de Berlín y miembro del Forschungs- und Dokumentationszentrum Chile-Lateinamerika. rabiela@gmail.com

 

[1] Alfonso Ibáñez, Mariátegui, revolución y utopía, Tarea, Lima, 1978, p.20.

[2] Ibidem, p. 18.

[3] Ambos materiales fueron publicados por primera vez después de la muerte de Mariátegui en 1930. Los Grundrisse se editaron en distintas entregas durante 1939-1941 y los borradores de la carta a Vera Sassulitsch en 1962.

[4] Karl Marx, Das Kapital, Kritik der politischen Ökonomie, Erster Band, Hamburg 1890, en Marx und Engels, Gesamtausgabe (MEGA) II/10, De Gruyter Akademie Forschung, Berlin, 1991, p. 641. Las citas textuales del alemán, del inglés y del francés han sido traducidas al español por el autor del artículo.

[5] Adam Smith, An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations, Methuen, Londres, 1950, pp. 277-278. En adelante esta obra se citará como Wealth of Nations. El término inglés que hemos traducido como “reservas” es stock.

[6] La capacidad de acumular excedentes tiene en Adam Smith una base moral: la parsimonia, entendida como la actitud de moderación en el gasto. Dicha parsimonia es para Smith expresión de la prudencia, la cual es característica de uno de los sentimientos morales: el amor propio. Ver Adam Smith, Theory of Moral Sentiments, Cambridge University Press, Cambridge, 2002, p. 215. Del mismo modo, la prodigalidad, entendida como actitud de derroche, reduce la capacidad individual de acumular excedentes. Como afirma Smith: “los capitales son incrementados por la parsimonia y deteriorados por la prodigalidad y la mala conducta”. Ver Adam Smith, Wealth of Nations, p.337.

[7] Karl Marx, Das Kapital…, p. 641.

[8] Ibidem, p. 642.

[9] Karl Marx, Ökonomische Manuskripte 1857/58. Grundrisse der Kritik der politischen Ökonomie, en Marx und Engels, Gesamtausgabe (MEGA) II/1, De Gruyter Akademie Forschung, Berlin, 2008, MEGA II/1.2, p. 393. En adelante esta obra se citará como Grundrisse. Las cursivas pertenecen siempre al texto original.

[10] Ibidem, pp. 378-379.

[11] Antonio Negri, Marx oltre Marx, Quaderno di lavoro sui Grundrisse, Feltrinelli Editore, Milán, 1979, pp. 59 y ss.

[12] Karl Marx, Grundrisse…, pp. 378-379.

[13] Ibidem, pp. 416-417.

[14] Ibidem, p. 370

[15] En español, Álvaro García Linera ha impulsado un ambicioso proyecto de traducción que contiene los borradores de respuesta a Vera Sassulitsch, la primera parte de este proyecto fue publicada en 2015 bajo la compilación Karl Marx, escritos sobre la comunidad ancestral. Asimismo, Alianza editorial publicó en 2012 una compilación de textos de Marx titulada Escritos sobre materialismo histórico, donde aparece el primer borrador de respuesta.

[16] Sassulitsch Vera Ivanovna, “Brief an Karl Marx 16.02.1881” en David Rjazanov (Hrsg.), Marx-Engels-Archiv. Band 1, Marx-Engels Verlag, Frankfurt am Main, 1926, p. 317.

[17] Ibidem, pp. 316-317.

[18] Ibidem, p. 316.

[19] Karl Marx, Le capital, Paris 1872-1875 en Marx und Engels Gesamtausgabe (MEGA) II/7, Dietz Verlag, Berlin, 1989, p. 315, primera columna.

[20] Idem, segunda columna. Ver también Karl Marx, “Entwürfe einer Antwort auf den Brief von V.I. Sassulitsch [Erster Entwurf]”, Band 19 en Marx und Engels, Werke (MEW), Dietz Verlag, Berlin, 1973, p. 384. En adelante esta obra se citará como “Entwürfe…”.

[21] Karl Marx, “Entwürfe… [Erster Entwurf]”, p. 384

[22] Ibidem, pp. 388-389.

[23] Cornelius Tacitus, Germania, Reclam, Stuttgart, 2016

[24] Karl Marx, “Entwürfe… [Erster Entwurf]”, pp. 388-389.

[25] Karl Marx, “Antwort auf den Brief von V.I. Sassulitsch” en MEW, Band 19, Berlin, p. 243.

[26] Karl Marx, “Entwürfe… [Erster Entwurf]”, p. 395.

[27] Ibidem, p. 387.

[28] Karl Marx, “Entwürfe…, [Dritter Entwurf], p. 402.

[29] Ibidem, p. 403.

[30] Idem.

[31] Idem.

[32] Karl Marx, Grundrisse…, pp. 379-380.

[33] Karl Marx, “Entwürfe… [Dritter Entwurf]”, p. 403.

[34] Idem.

[35] Karl Marx, Grundrisse…, pp. 389-390.

[36] Karl Marx, “Entwürfe… [Erster Entwurf]”, p. 389.

[37] José Carlos Mariátegui, Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, Biblioteca Ayacucho, Caracas, 2007, p. 7.

[38] Ibidem, p. 8.

[39] Ibidem, p. 34.

[40] Ibidem, p. 45.

[41] Ibidem, p. 9.

[42] Ibidem, pp.142-143.

[43] Ibidem, p. 20.

[44] Idem.

[45] Idem.

[46] Alfonso Ibáñez, Pensando desde Latinoamérica, ensayos sobre modernidad, democracia y utopía, Universidad de Guadalajara, Guadalajara, 2001, p. 105.

[47] Ver Karl Marx und Friedrich Engels, Manifest der Kommunistischen Partei. Band 4 en MEW, Dietz Verlag, Berlin, 1975, pp. 462-474.

[48] Friedrich Engels, “Der Ursprung der Familie, des Privateigentums und des Staats”, Band 21 en Karl Marx, Engels, Friedrich, MEW, Dietz Verlag, Berlin, 1975, pp. 25-173.

[49] Álvaro García Linera, “Introducción al cuaderno Kovalevsky” en Karl Marx, escritos sobre la comunidad ancestral, Fondo Editorial y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional, La Paz, 2015, p. 118.

[50] José Carlos Mariátegui, Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, p. 9

[51] Ibidem, p. 10.

[52] Ibidem, p. 11.

[53] José Carlos Mariátegui, Ideología y política. p. 248.

[54] José Carlos Mariátegui, Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, pp. 80-81.

[55] Ibidem, p. 41.

[56] Ibidem, p. 65.

[57] Idem.

[58] Ibidem, p. 43.

[59] José Carlos Mariátegui, Ideología y política, pp. 42-43.

[60] Ibidem, p. 161.

[61] Idem.

[62] Francis Guibal y Alfonso Ibáñez, Mariátegui hoy, Tarea, Lima, 1987, pp. 188-189.

Presentación

Miguel Fernández Membrive

Abrimos el presente número con la segunda entrega de nuestra sección In memoriam, dedicada al filósofo peruano Alfonso Ibáñez Izquierdo. En esta ocasión es Aldo Rabiela quien honra la amistad y las enseñanzas de Ibáñez a través de “uno de los temas cuya relevancia [él] nos enseñó a descubrir”: la compatibilidad conceptual entre Karl Marx y José Carlos Mariátegui, en este caso a propósito de la relación entre las nociones de “acumulación originaria” y “comunidad agraria”. Lo que Rabiela se propone en su artículo es mostrar que ambos pensadores coinciden no solo en la forma de analizar la ruptura —“expropiación” y “separación”— que supone la primera con respecto a la segunda en los procesos de formación capitalista, sino también en el hecho de no considerar esta ruptura en términos de necesidad histórica para el advenimiento socialista. De aquí los rasgos de “socialismo práctico” que tanto Marx como Mariátegui eran ya capaces de reconocer en comunidades agrarias contemporáneas al capitalismo; similares, por cierto, a los que prevalecen “en las realidades indígenas latinoamericanas hasta nuestros días”. El reconocimiento en tiempo presente de tales rasgos, todavía podría, como lo sugiere Rabiela apoyándose en el pensamiento de Ibáñez sobre Mariátegui, revitalizar la discusión sobre las tensiones entre dos formas antagónicas de racionalidad y de relación con el entorno.

Seguimos, aún en tesitura filosófica, pero deslizándonos ahora hacia la estética, con el artículo de María José Sánchez Varela, quien con base en el pensamiento fenomenológico de Merleau-Ponty plantea una trenza de reflexiones en torno al “estar en el mundo” desde la experiencia corporal; entendida ésta, sobre todo, como lugar de expresión (“la unidad más universal de expresión”) que concita gestos y formas expresivas preñadas de “significación y sentido intencional”, revelando de este modo que “hay sentido en el ser, pero hay un ser del sentido”, esto es, al “quiasmo” como condición de existencia.

En este número también concluimos, con una doble entrega, la publicación de las conferencias sobre la universidad del VI Encuentro del Humanismo y las Humanidades. En primer lugar, con la conferencia que Antonio Spadaro, SJ, dedica al análisis de algunos retos que las tecnologías digitales plantean, hoy por hoy, al ideal de una cultura humanística. En este sentido, Spadaro se concentra principalmente en el fenómeno Internet, y tras proponer una concepción de éste como una revolución que extiende a la Red la vida cotidiana de las personas y los deseos de “relación y conocimiento” que el hombre ha tenido siempre, se detiene en la descripción de cinco desafíos de la sociedad digital contemporánea que, a su entender, conllevan tanto riesgos como posibilidades para el despliegue de una vida espiritual, consistentemente humana y abierta a la trascendencia.

Por otra parte, en una segunda y última entrega de esta carpeta, publicamos la síntesis de Demetrio Zavala Scherer de todas las conferencias de este vi Encuentro del Humanismo y las Humanidades. El lector que las haya seguido atentamente, podrá reconocer la veracidad y precisión con la que Zavala concentra y articula las ideas fundamentales de cada uno de los ponentes participantes.

En nuestra sección de cine, esta vez ofrecemos dos reseñas de largometrajes seleccionados en 2019 para el Oscar a mejor película extranjera. La primera, a cargo de nuestro principal colaborador, Luis García Orso, SJ, sobre el filme Shoplifters (Un asunto de familia), en el que el reconocido director japonés Hirokazu Kore-eda nos convoca “a pensar qué hace en verdad un vínculo familiar” al aproximarnos a la intimidad de una familia que sobrevive en condiciones de precariedad material y moral.

La segunda reseña, a cargo de Édgar Rubio Hernández, sobre la película polaca Cold War (Guerra fría), del director Pawel Pawlikowski; a juicio de Rubio, un prodigio de intención cinematográfica y de posición de cámara que captura la situación de dos amantes en un contexto de posguerra; mientras siembra, entre otras, la interrogante de “¿por qué la estupidez de cualquier forma de sistema totalitario castra la libertad del amor y del arte?”

Cerramos el número con un artículo de José Bernardo Masini sobre un tema de permanente relevancia, pero también de mucha actualidad: el uso y consumo de la información con la que las personas construyen sus referencias de la realidad. Masini sitúa dicho tópico en un horizonte de crisis de la modernidad, uno de cuyos síntomas paradójicos es que “nunca como ahora habíamos tenido tanta información a nuestra disposición; pero nunca como ahora habíamos tenido tanta incertidumbre sobre la validez de nuestras certezas”. La proliferación de las llamadas fake news (noticias falsas) es uno de los elementos que más contribuyen a este estado de zozobra social; de aquí que buena parte del artículo se consagre a encomiar un proyecto periodístico deliberadamente creado para “elevar el costo de la mentira” durante la coyuntura del proceso electoral del pasado año: Verificado 2018.

De antemano y como siempre, Xipe totek agradece a sus lectores su apoyo e interés en los contenidos de nuestra revista.

No. 110 Marx y Mariátegui, para repensar Latinoamérica

Año 28 / No. 110 /  2019

Contenidos

PRESENTACIÓN [PDF] [HTML]
IN MEMORIAM ALFONSO IBÁÑEZ IZQUIERDO
De Marx a Mariátegui, acumulación
originaria y comunidad agraria
Aldo Rabiela Beretta
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Reconstrucción de un largo camino: del EZLN al CNI. Segunda parte

[*]

Karina de Santiago Ávalos,
Ana María Villalobos Ibarra,
Elías Iván García Ríos [**]

 

Recibido: 21 de mayo de 2018
Aceptado para publicación: 2 de julio de 2018


Abstract. Santiago Ávalos, Karina de, Villalobos Ibarra, Ana María and García Ríos Elías Iván. Reconstruction of a Long Road: From the EZLN to the CNI Part Two. This second part develops the elements related to the Fifth Indigenous National Congress, the formation of an Indigenous Council of Government, the election of a spokeswoman as an independent candidate in the 2018 presidential election, the signature collection process and the final result of the campaign. Finally, the article proposes a tally of Marichuy’s journey and of the resolutions of the Indigenous National Congress in clear opposition to party politics that chases after power.
Key words: Indigenous National Council, Indigenous Council of Government, independent candidacy, 2018 Mexican electoral campaign, indigenous movement, EZLN, CNI.

Resumen. Santiago Ávalos, Karina de, Villalobos Ibarra, Ana María y García Ríos Elías Iván. Reconstrucción de un largo camino: del EZLN al CNI. Segunda parte. En esta segunda parte se desarrollan los elementos que conciernen el Quinto Congreso Nacional Indígena, la conformación de un Concejo Indígena de Gobierno, la elección de una vocera como candidata independiente en las elecciones presidenciales de 2018, el proceso de recolección de firmas y el resultado final de la campaña. Por último, se propone un balance del recorrido de Marichuy y de las resoluciones del Congreso Nacional Indígena en clara oposición a la política partidista que persigue el poder.
Palabras clave: Congreso Nacional Indígena, Concejo Indígena de Gobierno, candidatura independiente, campaña electoral mexicana de 2018, movimiento indígena, EZLN, CNI.

 

En el Quinto Congreso, el EZLN reconoció la trayectoria del CNI en sus 20 años de vida pública y de constantes luchas. Tanto para el EZLN como para muchas comunidades indígenas, el CNI ha significado una luz que no promete nada, como los políticos, pero a diferencia de estos, lo da todo, en la organización, en la lucha y el trabajo, en la resistencia y la rebeldía. En esos 20 años de lucha contra el sistema capitalista los indígenas han recibido del gobierno de los capitalistas “desprecio, represión, despojo y explotación, cárceles, asesinatos, y desapariciones, engaños y manipulaciones”.[3] En palabras del Subcomandante Insurgente Moisés, del “sistema capitalista en que vivimos no vendrá nada bueno para nosotros los pueblos pobres del campo y la ciudad”.[4] Sobre los partidos existentes afirmó: “son los mismos que se brincan de un partido a otro”.[5] No son 20 años, sino más de 500 años que han vivido muerte, desaparición e incumplimiento del mal gobierno. Ha sido en el diálogo con el gobierno que los indígenas se han dado cuenta de que no cumple su palabra. Por eso, dijo el Subcomandante Moisés: “hace 20 años dijimos que tenemos que construir nuestro propio camino, nuestro propio destino, donde haya libertad, justicia y democracia”.[6]

Mientras que el diálogo con el mal gobierno no ha dejado nada bueno, el diálogo entre las comunidades indígenas reunidas en los Congresos Nacionales Indígenas ha servido de mucho. Gracias a ese diálogo han caído en cuenta que la destrucción que los capitalistas hacen contra la madre tierra significará la destrucción de los pueblos indígenas y no indígenas. El fruto de los diálogos ha sido la organización que comenzó hace 20 años. El trabajo y la organización tiene que ser en “nuestra trinchera de lucha, trabajo y organización es donde viven, en cada barrio, en cada escuela, fábrica, en cada hospital y así en cada ciudad, municipio y estado”,[7] según la situación que cada uno vive. “Nosotras y nosotros que somos explotados necesitamos estar juntos [el] campo y la ciudad y construir el mundo que queremos”.[8]

Fueron las palabras de los corazones zapatistas las que hablaron en la voz del Subcomandante Moisés, quien recordó que “Ahora es la hora de que el corazón colectivo que somos, más grande se haga todavía. Que sea casa, consuelo y ánimo de lucha para quien se piensa solo y sin salida. Ahora es la hora de nuestros pueblos, de nuestras naciones, de nuestras tribus, de nuestros barrios”.[9] “Ahora es la hora del Congreso Nacional Indígena”.[10]

En la primera fase del Quinto Congreso Nacional Indígena celebrado el 14 de octubre de 2016, en conmemoración del 20 aniversario del CNI, se reunió una diversidad de naciones y tribus de las lenguas “amuzgo, binni-zaá, chinanteco, chol, chontal de Oaxaca, coca, náyeri, cuicateco, kumiai, lacandón, matlazinca, maya, mayo, mazahua, mazateco, mixe, mixteco, nahua, ñahñu, ñathô, popoluca, purépecha, rarámuri, tlapaneco, tojolabal, totonaco, triqui, tzeltal, tsotsil, wixárika, yaqui, zoque, chontal de Tabasco y hermanos aymara, catalán, mam, nasa, quiché y tacaná”.[11]

En su recuento señalaron el despojo, la represión y el exterminio que han vivido durante los últimos 524 años, pero también reivindicaron su resistencia y oposición al proyecto capitalista de muerte mediante la construcción de la vida, la palabra, el aprendizaje y los recuerdos. Nos recordaron que la política de abajo busca

[…] crear formas dignas y rebeldes para no ser asesinados, despojados, contaminados, enfermados, esclavizados, secuestrados o desaparecidos. Desde nuestras asambleas comunitarias hemos decidido, ejercido y construido nuestro destino desde tiempos inmemoriales, por lo que mantener nuestras formas de organización y defensa de nuestra vida colectiva es posible únicamente desde la rebeldía ante los malos gobiernos, sus empresas y su delincuencia organizada.[12]

Denunciaron cómo los malos gobiernos han arremetido contra las comunidades indígenas que integran el CNI. La invasión al pueblo Coca de Mezcala, Jalisco por parte de empresarios y gobierno. La imposición de megaproyectos, la privatización y despojo de agua y territorio, y la negación de identidad indígena, de los pueblos Otomí Ñhañhu, Ñathö, Hui hú y Matlatzinca del Estado de México. El despojo, robo y criminalización de los pueblos originarios residentes en la Ciudad de México. La invasión minera a terrenos comunales en el territorio del pueblo Chontal de Oaxaca. El despojo de tierras, la contaminación de acuíferos, la construcción de parques eólicos, desarrollos eco turísticos, las altas tarifas de luz, el despojo por imposición de áreas naturales protegidas y la criminalización por defender el territorio del pueblo Maya peninsular de Campeche, Yucatán y Quintana Roo.

El despojo, el encarcelamiento, el asesinato, la discriminación, la represión, la fragmentación, la división y las violaciones a los derechos humanos del Pueblo Maya de Chiapas, tzotzil, tzeltal, tojolabal, chol y lacandón. La invasión, el despojo y la comercialización del territorio, el hostigamiento del narcotráfico, la militarización del territorio y la agresión a las mujeres del pueblo Mazateco de Oaxaca. Las fumigaciones aéreas, la explotación minera y la contaminación de los pueblos Nahua y Totonaca de Veracruz y Puebla. El asedio de la delincuencia organizada, la destrucción territorial y la amenaza de minería e hidrocarburos de los pueblos Nahua y Popoluca del sur de Veracruz.

La imposición del Proyecto Integral Morelos (gasoductos, acueductos y termoeléctrica), el despojo de la radio comunitaria, la construcción del nuevo aeropuerto, el saqueo de recursos naturales, la militarización y paramilitarización y la constante agresión a líderes comunitarios del pueblo Nahua de Puebla, Tlaxcala, Veracruz, Morelos, Estado de México, Jalisco, Guerrero, Michoacán, San Luis Potosí y Ciudad de México. La invasión a tierras comunales de los Chimalapas, la amenaza de los hidrocarburos y termoeléctricas, la tala de bosques y la siembra transgénica de los pueblos Zoque de Oaxaca y Chiapas. El despojo del agua y la agresión a la radio comunitaria del pueblo Amuzgo de Guerrero. La invasión de carreteras, el gasoducto y las mineras del pueblo Rarámuri de Chihuahua. La privatización de lugares sagrados y el despojo de tierras comunales del pueblo Wixárika de Jalisco, Nayarit y Durango. La invasión de tierras, la privatización de lugares sagrados y los gasoductos y autopista del pueblo Kumiai de Baja California.

La deforestación por saqueo de madera del pueblo Purépecha de Michoacán. El saqueo de recursos naturales y la invasión de empresas mineras, paramilitares y malos gobiernos del pueblo Triqui de Oaxaca. La imposición de pagos por servicios ambientales, el ecoturismo, la proyección de autopistas y presas, las concesiones mineras y la exploración y explotación petrolera del pueblo Chinanteco de Oaxaca. La invasión y destrucción de territorios sagrados por proyectos hidroeléctricos del pueblo Náyeri de Nayarit. El gasoducto, la privatización del agua, la criminalización y hostigamiento del pueblo Yaqui de Sonora. El avance de los proyectos mineros, hidroeléctricos, presas, gasoductos y las Zonas Económicamente Especiales y el hostigamiento a los pueblos Binizzá e Ikoot de Oaxaca. El despojo de territorio agrario, las amenazas, muertes y encarcelamientos, y la paramilitarización del pueblo Mixteco de Oaxaca.

La imposición de megaproyectos mineros y la disputa de los territorios por parte del narcotráfico, los paramilitares y los malos gobiernos de los pueblos Mixteco, Tlapaneco y Nahua de la Montaña y costa de Guerrero. El ocultamiento de la desaparición forzada de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, Guerrero. Los secuestros e imposición de sentencias de parte del Estado a indígenas y no indígenas en todo el país por defender sus territorios y exigir justicia. La amenaza de proyectos carreteros y turísticos del pueblo Mayo. La invasión y destrucción de territorio sagrado por gasoductos y oleoductos de la nación Dakota.[13]

Por todo lo anterior, dijeron los reunidos en el V Congreso Nacional Indígena, era que se construían luchas y rebeldías desde abajo, en asambleas locales, comunales, ejidales, en juntas de buen gobierno y acuerdos que significan unidad. Los espacios colectivos se han consolidado y fortalecido para tomar decisiones y acciones de resistencia pacífica, por medio de recursos jurídicos nacionales e internacionales, sin partidos políticos, pues sólo provocan corrupción, muerte y compra de dignidades. En la política y el poder de abajo, del CNI y el EZLN “se han hecho alianzas con diversos sectores de la sociedad civil, haciendo medios propios de comunicación, policías comunitarias y autodefensas, asambleas y concejos populares, cooperativas, el ejercicio y defensa de la medicina tradicional, el ejercicio y defensa de la agricultura tradicional y ecológica, los rituales y ceremonias propias para pagar a la madre tierra y seguir caminando con ella y en ella, la siembra y defensa de las semillas nativas, foros, campañas de difusión y actividades político culturales”.[14]

En el V Congreso Nacional Indígena se determinó iniciar una consulta en cada pueblo perteneciente al Congreso, con el fin de desmontar el poder de arriba, que sólo ha generado muerte, violencia, despojo y destrucción. También se declararon en asamblea permanente para consultar a las comunidades la propuesta de conformar un Concejo Indígena de Gobierno “cuya palabra sea materializada por una mujer indígena, delegada del CNI como candidata independiente que contienda a nombre del Congreso Nacional Indígena y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional en el proceso electoral del año 2018 para la presidencia de este país”.[15]

En el Quinto CNI se refrendó algo que ya estaba claro en el CNI y en el EZLN a lo largo de su historia:

[…] nuestra lucha no es por el poder, no lo buscamos; sino que llamaremos a los pueblos originarios y a la sociedad civil a organizarnos para detener esta destrucción, fortalecernos en nuestras resistencias y rebeldías, es decir en la defensa de la vida de cada persona, cada familia, colectivo, comunidad o barrio. Construir la paz y la justicia rehilándonos desde abajo, desde donde somos lo que somos.[16]

Esa es la gran diferencia entre la política de arriba que se mueve en las esferas partidistas y la política de abajo que construye desde las resistencias y rebeldías.

Después de que la prensa, varios académicos y políticos, así como algunos simpatizantes y adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona hicieron mofa de la propuesta del CNI, la criticaron y la descalificaron, los zapatistas respondieron con Una historia para tratar de entender, en la que expusieron la génesis de dicha propuesta, su importancia, su propósito, su pertinencia, su coherencia y sus límites. Por principio, los zapatistas volvieron a señalar, como ya habían señalado antes y como también lo ha señalado el CNI de distintas formas, “Nuestros sueños no caben en sus urnas” […] “tampoco nuestras pesadillas” […] “y tampoco nuestr@s muert@s” [tampoco] l@s desaparecid@s […] l@s secuestr@das, l@s encarcelad@s”.[17]

Sus cuestionamientos evidenciaron la incapacidad de respuesta de la política que se cocina en los partidos políticos y en las altas esferas públicas.

¿Cuántos de los ausentes de Ayotzinapa caben en cuántas urnas? ¿En qué proyecto partidario se encuentran? ¿Cuál logotipo institucional es el que se cruza pensando en quienes nos faltan? […] ¿En qué aspiración a un cargo, un puesto, un gobierno, caben las mujeres agredidas, desaparecidas, asesinadas por todo el espectro ideológico? ¿A cuántas boletas electorales equivalen los infantes asesinados, por el Partido Acción Nacional en la guardería ABC? ¿Por quién votan los exterminados por el Partido Revolucionario Institucional y sus réplicas mal disimuladas, en toda la extensión de las geografías y calendarios del México de abajo? ¿En cuál conteo de votos aparecen los perseguidos por el Partido de la Revolución Democrática, acusados del delito de ser jóvenes? ¿En cuál partido político se representan las diferencias sexuales perseguidas en público y en privado, para las que hay como condena el infierno en vida y en muerte? ¿Cuáles son los partidos políticos institucionales cuyos logos y consignas manchan los muros que deben saltar miles de migrantes, hombres, mujeres y niños para caer en manos de gobernantes-criminales-empresarios de la trata de personas? […] ¿Dónde está la casilla electoral para que ahí se exprese la explotación, la represión, el despojo y el desprecio a los pueblos originarios? ¿En cuál urna se depositan los dolores y las rabias [de los 66 pueblos indígenas de México enumerados?].[18]

Después de dejar claro que las elecciones nunca abarcarían, incluirían, abordarían, ni sueños ni elecciones del México de abajo, del México profundo, los zapatistas tuvieron que volver a explicar que la propuesta inicial del Concejo Indígena de Gobierno (CIG) con una vocera fue de ellos, pero que fue el CNI en su Quinto Congreso quien decidió hacer suya la propuesta y someterla a consulta en las comunidades

[…] colectivos, organizaciones, barrios, tribus, naciones y pueblos originarios ahí reunidos de las lenguas amuzgo, binni-zaá, chinanteco, chol, coca, náyeri, cuicateco, kumiai, lacandón, matlazinca, maya, mayo, mazahua, mazateco, mixe, mixteco, nahua, ñahñu, ñathô, popoluca, purépecha, rarámuri, tlapaneco, tojolabal, totonaco, triqui, tzeltal, tzotzil, wixárika, yaqui, zoque, y chontal.[19]

El EZLN no buscaría ningún cargo, ni se convertiría en partido político, ni la vocera y candidata serían zapatistas, ni continuarían su lucha por la vía electoral institucional, porque “las zapatistas, los zapatistas no participaríamos para alcanzar y ejercer el Poder desde un puesto, un cargo o un nombramiento institucional”.[20] Por ningún motivo que se enarbole como pretexto el EZLN luchará para tomar el poder. Un énfasis fundamental que poco se entiende en la sociedad en general es que

[…] ningún insurgente o insurgenta, sea de la comandancia o sea de tropa; ni ninguna comandanta o comandante del CCRI pueden siquiera ser autoridades en comunidad, ni en municipio autónomo, ni en las diferentes instancias organizativas autónomas.  No pueden ser concejas ni concejos autónomos, ni juntas de buen gobierno, ni comisiones, ni ninguna de las responsabilidades que se designan por asamblea, creadas o por crear en la construcción de nuestra autonomía, es decir, de nuestra libertad.[21]

En contra de lo que se piensa, que el EZLN es el que coordina, dirige o como suelen decir, manda a las comunidades zapatistas, ellos dicen, “Nuestro trabajo, nuestra tarea como ezetaelene es servir a nuestras comunidades, acompañarlas, apoyarlas, no mandarlas”.[22]

Para la clase política mexicana, sea del partido que sea,

[…] los pueblos originarios ni siquiera son ya un estorbo, un mueble viejo que hay que arrojar al pasado adornándolo con citas del Popol Vuh, bordados multicolores y muñequitos de ocasión. La política de arriba ve a través de los indígenas, como si fueran las cuentas de vidrio olvidadas por algún conquistador, o los restos anacrónicos de un pasado atrapado en códices, libros y conferencias “magistrales”. Para la política institucional los pueblos originarios no existen, y cuando “reaparecen” (así dicen), entonces es una sucia maniobra de una mente perversa y todo poderosa. Después de 524 años sólo conciben al indígena como incapaz, tonto, ignorante. Si los originarios hacen algo, es porque alguien los manipula; si piensan lo que sea, es porque alguien los mal-orienta. Para los políticos de arriba de todo el espectro ideológico, siempre habrá “un extraño enemigo” detrás de los pueblos indígenas.[23]

Sin embargo, en medio de la selva, las cosas funcionan de forma distinta, todo crece a su debido tiempo, tal como creció la propuesta del CIG y se fue madurando. La táctica utilizada en la política de abajo deja claro ese modo otro de proceder. En el caso de la propuesta que se gestó en el territorio autónomo zapatista, su modo de trabajarlo fue:

Empezamos por el principio, es decir, por las dificultades y los obstáculos.  Si unas y otros son suficientemente grandes como para que sean dignas de un desafío, entonces se pasa a la siguiente fase: lo que tiene en contra.  Después, y sólo después, se analizan los pros, lo que tiene de bueno.  Es decir, no se decide hasta no saber si vale la pena.  O sea que primero va el qué, luego todo lo que va en contra y a favor del cómo, luego dónde y cuándo (el calendario y la geografía), y, ya al final del principio, quién.
El siguiente paso tiene que ver con la respuesta a la pregunta “¿Quién lo va a hacer?”.  Si corresponde a las autoridades autónomas, entonces la consulta pasa a ellas; si a las comunidades, entonces se hace una consulta general: a todas y todos.  Si no le toca a ninguna de esas instancias, entonces se tiene que preguntar quién lo va a hacer, a veces en forma indirecta, a veces directamente.  Si ese “quién” responde afirmativamente, entonces se consulta con tod@s para definir si sí se apoya y cómo.
En eso anduvimos 2 o 3 años al menos.  Es decir, la idea iba y venía, pero sin pasar más allá.[24]

Esa manera de proceder, no sólo de los zapatistas, sino de las comunidades indígenas, dista mucho de los modos que utiliza la política de arriba para elaborar sus propuestas. Un rasgo fundamental de esa política de arriba es que ni por error la propuesta se discute, enriquece y modifica en las bases sociales, es decir, en el grueso de la ciudadanía. La propuesta representaba muchas dificultades, pues al ser el CNI el destinatario de dicha propuesta, dijo el Subcomandante Insurgente Moisés:

[…] lo primero que le va a preocupar al CNI es que los acusen de que traicionan su palabra, de que se van a meter a la mierda, que se van a desviar del camino, que están claudicando.  O sea que ya se dejaron convencer por el sistema y que quieren la paga, o sea el Poder, mandar, ser como los otros.  Que se rindieron, que se vendieron.  Esas críticas, pues de por sí las van a tener, pero estoy seguro de que tienen la cabeza y el pensamiento para responder cabalmente.[25]

De modo que después de analizada la propuesta el quién presentaría la propuesta al CIG recayó en el Subcomandante Insurgente Galeano, pues dijo el Subcomandante Moy:

[…] tienes que presentar la propuesta tú.  No sólo porque si te ven ahí pensarán que es tu maña y la contra va a caer redondita, también y sobre todo porque los compas del CNI tienen que entender que no es algo que sólo tenga que ver con los pueblos indígenas.  Es más grande, muy grande […]. Tan grande, o más, que el primero de enero de 1994 […]. Aunque el CNI rechace la propuesta, con sólo ponerse a pensar, a discutir, a dialogar, ya no será igual, porque se pasará del “esto nos hacen” a “vamos a hacer algo”, y eso ya lleva a otro pensamiento.[26]

La propuesta recayó en el CNI porque eran los únicos que podían hacer lo que el EZLN no podía. Ese Quinto Congreso tuvo en sus manos la posibilidad de continuar con las dinámicas anteriores, donde expresaban sus dolores, sus rabias y sus ánimos de continuar haciendo el conteo de las desgracias que vivían de parte del poder de arriba. Los zapatistas les recordaron,

Ustedes, delegadas y delegados al CNI, están aquí porque los mandataron, porque sus pueblos, naciones, tribus y barrios buscan apoyo, palabra y oído que les alivie y conforte. Vienen a hablar y a escuchar. Ustedes se deben a sus pueblos, a nadie más. Todo está muy mal y, ustedes y nosotros los sabemos, se va a poner peor. Tienen que hacer algo.[27]

En este modo se puede ver claramente el mandar obedeciendo, pues los delegados y delegadas fueron mandatados por sus comunidades para que hicieran algo en favor de su pueblo. La situación era tan difícil que si no hacían nada pronto quedarían menos comunidades indígenas y cada vez estarían más solas y aisladas.

Fue entonces que los zapatistas les hicieron la propuesta,

Nosotros les venimos a proponer otra cosa: estamos golpeados, con muertes, desapariciones, secuestros, encarcelamientos, despojos, injusticias, territorios enteros destruidos y otros en vías de extinción. Estamos acorralados, sin esperanzas, sin fuerzas, sin apoyos, débiles, agonizantes. Para los políticos y los medios, aunque sean de izquierda o progresistas, no existimos.
Así que nosotros, nosotras, zapatistas, pensamos que es el momento de pasar a la ofensiva. Llegó la hora del contra ataque. Y hay que empezar golpeando uno de los corazones del sistema: la política de arriba.
Por eso les proponemos que el CNI forme una Junta de Gobierno Indígena (así se llamaba en nuestra propuesta original; ya en asamblea, y a propuesta de una delegación indígena magonista de Oaxaca, pasó a llamarse “Concejo Indígena de Gobierno”), un colectivo, formado por delegados del CNI, que aspire a gobernar el país. Y que se presente a las elecciones presidenciales del 2018 con una mujer indígena del CNI como candidata independiente.[28]

Las reacciones se fueron expresando a su ritmo y a su tiempo. Alguien dijo:

[…] estoy pensando que así podríamos reconstruir el CNI, que la iniciativa les daría otra vez visibilidad a los indígenas. Porque, hay que decirlo claro compas, no existimos para la clase política. Ya ni como objeto de limosna nos mencionan. Y creo que con esta propuesta no sólo podríamos encontrarnos con otros indígenas, también nos encontraríamos con mucha gente de abajo que está jodida. Hay mucho descontento en todo el país, y no hay alternativa para los indígenas, y tampoco para los que no son indígenas. Claro, la propuesta tiene varias cosas en contra que tenemos que analizar con seriedad.[29]

Los pros y los contras de la propuesta brotaron en todas las delegaciones ahí presentes, de esa forma esa propuesta se hizo colectiva, porque todos la pensaban, la valoraban, la discutían y la reformulaban.

El EZLN explicó algunos detalles sustanciales de la propuesta. Primero, la necesidad de consultar con sus comunidades, según los modos de cada pueblo. Segundo, si nombraban un candidato tendría que ser mujer. Tercero, el Concejo Indígena de Gobierno tendría que estar formado por concejalas y concejales de todos pueblos originarios organizados en el CNI. Cuarto, que no iban a ganar porque el sistema electoral sólo beneficia a los políticos. Quinto, si ganaban no los iban a reconocer, porque el fraude es la columna vertebral, la esencia del sistema electoral mexicano. Sexto, aunque ganaran y fueran reconocidos, no iban a poder hacer nada, porque allá arriba no hay nada que hacer, pues las cuestiones fundamentales no se deciden arriba, porque ese sistema sólo sirve al poder financiero internacional.

Los zapatistas le dijeron al CNI que

[…] no importaba si ganaban o no la presidencia de la República, que lo que iba a importar era el desafío, la irreverencia, la insumisión, el quiebre total de la imagen del indígena objeto de la limosna y la lástima (imagen tan arraigada en la derecha y, quién lo dijera, también en la izquierda institucional del “cambio verdadero” y sus intelectuales orgánicos adictos al opio de las redes sociales), que su atrevimiento cimbraría al sistema político entero y que tendría ecos de esperanza no en uno, sino en muchos de los Méxicos de abajo […] y del mundo.[30]

Lo importante era la organización y reorganización de los pueblos originarios, de los obreros, campesinos, colonos, maestros, estudiantes, etc., que responderían al llamado del CNI.

El movimiento de los de abajo pondría en crisis y rompería los esquemas de aquellos que se consideran la vanguardia del cambio y la revolución. El CNI tendría que desafiar los pilares de nuestra nación, el racismo, el sistema patriarcal y machista. Sin embargo, las y los zapatistas los apoyarían con el cuidado de sus hijos, con los gastos de movilización para que renunciaran a los recursos que les dan a los independientes. Así el CNI, la casa de todos los pueblos originarios, podría ser punto de confluencia de todos los movimientos, indígenas y no indígenas, organizados y no organizados, “en torno a ese Concejo y a esa mujer indígena, podía generarse un gran movimiento que cimbrara el sistema político entero. Un movimiento donde confluyeran todos los abajos. Un movimiento que haría retemblar en sus centros la tierra”.[31]

Los zapatistas les dijeron que

[…] entonces, no importará si se juntan o no las firmas, si sale o no la paga para moverse, si se obtiene o no el registro de la candidata, si se presentan o no las otras candidaturas a debatir, si se participa o no en las elecciones, si se gana o no, si se reconoce o no el triunfo, si se puede o no algo hacer allá arriba. Y no iba a importar porque serían otros los problemas, otras las preguntas, otras las respuestas.[32]

La forma de proceder del Concejo Indígena de Gobierno estaría de acuerdo con las formas que tienen las comunidades, las decisiones se toman abajo, en las asambleas y el CIG se encargaría de ejecutarlas. Sus principios serían los del Mandar Obedeciendo. El CIG tendría como vocera a una mujer indígena del CNI, que conoce su lengua y su cultura. La vocera sería la que se presentaría como candidata independiente y en el proceso de recolección de firmas, el CIG y su vocera recorrerían lo más que pudieran de México y del mundo para explicar la propuesta de organización y de autonomía para que puedan hacer frente al sistema capitalista que está acabando con la vida y el territorio, así como para conocer los dolores y rabias de indígenas y no indígenas que sufren, pero que resisten.

El indicador para medir el alcance de la propuesta no sería si se lograba el registro o se ganaba, como bien lo dijeron los zapatistas, sino si se lograba llegar a aquellos que nadie llega, si se lograba escuchar a aquellos que nadie escucha, si se lograba hablar a aquellos a los que nadie habla, si se lograba promover la organización, si los pueblos, colonias y barrios encontraban fuerza e inspiración para organizarse, para resistir y para rebelarse. Además, durante el proceso se podría impulsar el orgullo y el honor del color, de la lengua, de la cultura, del arte y de la historia indígena; se podría compartir y evidenciar la destrucción causada por los capitalistas empresarios y su servidumbre política; se podría dar a conocer el CNI para que más pueblos, naciones, tribus y barrios indígenas se conocieran y se sumaran a la casa de los pueblos originarios.

En la segunda fase del Quinto CNI, después de haber realizado la consulta en las comunidades pertenecientes a esta casa, los pueblos originarios decidieron pasar a la ofensiva para buscar nuevamente la democracia, la justicia y la libertad. El proceso de consulta tardó varios meses y en ese tiempo “las formas y las lenguas que nos representan en la geografía de este país emitimos acuerdos de asambleas comunales, ejidales, de colectivos, municipales, intermunicipales y regionales, que una vez más nos llevan a entender y asumir con dignidad y rebeldía la situación por la que atraviesa nuestro país, nuestro mundo”.[33]

En esta segunda fase los pueblos originarios vuelven a dejar en claro el modo de la política de abajo, que, con toda autoridad, puede sacudir la conciencia de la nación. Dejan bien claro que

[…] no es nuestra intención competir en nada con los partidos y toda la clase política que aún nos debe mucho; cada muerto, desaparecido, encarcelado, cada despojo, cada represión y cada desprecio. No nos confundan, no pretendemos competir con ellos porque no somos lo mismo, no somos sus palabras mentirosas y perversas. Somos la palabra colectiva de abajo y a la izquierda, esa que sacude al mundo cuando la tierra retiembla con epicentros de autonomía, y que nos hacen tan orgullosamente diferentes.[34]

Esta iniciativa ilustra el gran contraste que existe entre las problemáticas del país y lo que están haciendo los pueblos en las distintas geografías del territorio en favor de la defensa de la vida.

[…] en los municipios de la montaña y costa de Guerrero nuestros pueblos han creado condiciones de seguridad y justicia verdadera; en Santa María Ostula, Michoacán, el pueblo Nahua se ha unido con otras comunidades indígenas para mantener la seguridad en manos de los pueblos, en donde el epicentro de la resistencia es la asamblea comunal de Ostula, garante de la ética de un movimiento que ha permeado ya los municipios de Aquila, Coahuayana, Chinicuila y Coalcomán. En la meseta purépecha la comunidad de Cherán ha demostrado que con organización, sacando a los políticos de su estructura del mal gobierno y ejerciendo sus propias formas de seguridad y gobierno, se puede no sólo construir la justicia, sino que al igual que en otras geografías del país sólo desde abajo, desde la rebeldía se reconstruyen nuevos pactos sociales, autónomos y justos.[35]

En temas de cuidado del medio ambiente, mientras el gobierno extiende licitaciones a diestra y siniestra para saquear todos los recursos naturales y llevar las ganancias al extranjero mediante el capital privado,

[…] el pueblo Wixárika, junto con los comités en defensa de la vida y del agua del altiplano potosino han dado muestra de que se puede defender un territorio, su medio ambiente y equilibrios con base en reconocerse uno con la naturaleza, con una visión sagrada que renueva cada día los vínculos ancestrales con la vida, la tierra, el sol y los antepasados, abarcando 7 municipios en el territorio sagrado ceremonial de Wirikuta en San Luis Potosí.[36]

En materia de educación, mientras el gobierno aprueba reformas mediocres que pretenden administrar las estructuras educativas,

[…] los pueblos originarios crean primarias, secundarias, bachilleratos y universidades con sistemas educativos propios, basados en la protección de nuestra madre tierra, en la defensa territorial, en la producción, en las ciencias, en las artes, en nuestras lenguas y pese a que la mayoría de esos procesos crecen sin apoyo de ningún nivel del mal gobierno, está al servicio de todas y todos.[37]

En temas de comunicación, mientras los malos gobiernos y la política de arriba, en confabulación con los intereses empresariales, prostituyen la información, difunden mentiras y generan distracción y confusión imponiendo agendas malintencionadas en los medios masivos de comunicación, “los pueblos han hecho medios propios de comunicación ideando formas diversas para que la conciencia no sea opacada por la mentira que los capitalistas imponen, usándolos además para fortalecer la organización de abajo, de donde nace cada palabra verdadera”.[38]

En materia de democracia, mientras los partidos políticos y la política de arriba se debaten el control y la manipulación de la Nación, para continuar sirviéndose de los puestos y cargos que tienen,

[…] los pueblos originarios siguen cuidando y fortaleciendo formas de consensos y asambleas como órganos de gobierno en las que la voz de todos y todas [logra] acuerdos profundamente democráticos, abarcando regiones enteras a través de asambleas que versan en torno a los acuerdos de otras asambleas y estas a su vez surgen de la voluntad profunda de cada familia.[39]

Mientras el gobierno vende al país con sus reformas privatizadoras

[…] los pueblos hacemos frente y luchamos por detener la destrucción de nuestros territorios por el fracking, los parques eólicos, minería, los pozos petroleros, gasoductos y oleoductos en estados como Veracruz, Sonora, Sinaloa, Baja California, Morelos, Oaxaca, Yucatán y todo el territorio nacional. […] Mientras la clase política sólo destruye y promete, los pueblos construimos no para gobernar sino para existir con autonomía y libre determinación.[40].

Este movimiento, lejos de ser una ocurrencia, estuvo acompañado de autoridad y de procesos reales de transformación, en los que el poder fue distribuido en las bases populares y asamblearias. Los pueblos originarios hicieron un llamado a todo el país para desmontar el poder de arriba y reconstruir el país desde abajo y a la izquierda, “sobre las ruinas dejadas por el capitalismo”.

Es por eso que, como Congreso Nacional Indígena, reunidos en este V Congreso 43 pueblos de este país, ACORDAMOS nombrar un Concejo Indígena de Gobierno con representantes hombres y mujeres de cada uno de los pueblos, tribus y naciones que lo integran. Y que este concejo se proponga gobernar este país. Y que tendrá como voz a una mujer indígena del CNI, o sea que tenga sangre indígena y conozca su cultura. O sea que tiene como vocera a una mujer indígena del CNI que será candidata independiente a la presidencia de México en las elecciones del año 2018.[41]

 

El recorrido del CIG y su vocera

Para facilitar al lector la ubicación cronológica del recorrido de la candidatura de Marichuy ofrecemos a continuación una breve línea del tiempo:

  • Mayo 2017: El CNI anuncia de manera oficial a la vocera que será representante del CIG durante la contienda de las elecciones presidenciales 2018: María de Jesús Patricio Martínez (Marichuy).
  • Octubre 2017: Registro de Marichuy ante el Instituto Nacional Electoral (INE) como candidata independiente e inicio de precampaña y recolección de firmas. Se anuncian irregularidades por parte del INE e instituciones bancarias contra Marichuy y el CIG.
  • Enero 2018: Asalto a la caravana y periodistas del CIG en la región de Tierra Caliente, Michoacán.
  • Febrero 2018: El INE comunica que el 12 de febrero será fecha límite para recolección de firmas. INE extiende periodo hasta 19 de febrero.
    • 14 de febrero 2018: Accidente de la caravana del CIG en Baja California Sur. Suspensión de la campaña y del recorrido agendados.
    • 19 de febrero 2018: Marichuy no logra la cantidad de firmas necesarias. Obtuvo 229 mil 913 firmas validadas por el INE de las 866 mil 593 requeridas.
  • Marzo 2018: El CNI anuncia en su página web la Convocatoria del Siguiente Paso en la Lucha en la que se invita a “las personas, grupos, colectivos, organizaciones, naciones, tribus, pueblos y comunidades del campo y de la ciudad, indígenas y no indígenas, en México y en otros países, a hacer un análisis y una valoración, tomando en cuenta los objetivos que el CNI y el CIG hicieron públicos en su oportunidad, y, sobre todo, considerando los objetivos que cada uno se trazó”.[42]

Invitaron también a realizar actividades y análisis bajo iniciativa propia sobre lo que sucede en México y el mundo, “porque, como lo dijeron una y otra vez el CIG y la vocera Marichuy, nuestro horizonte no termina el 1 de julio del 2018 ni se circunscribe sólo a México. La resistencia, la rebeldía y el empeño de construir un mundo donde quepan muchos mundos es internacional y no se limita ni por los calendarios ni por las geografías de quienes allá arriba nos explotan, nos desprecian, nos roban y nos destruyen”.[43]

 El nombre de la vocera fue anunciado en mayo de 2017: María de Jesús Patricio Martínez. Con una propuesta anticapitalista y el pensamiento firme de “mandar obedeciendo”, Marichuy pone de manifiesto la importancia de organizarnos los pobres del mundo para así consolidar un gobierno que opere desde abajo.

Después de la consolidación del Concejo Indígena de Gobierno y de su vocera, a principios del mes de octubre del año 2017, han mantenido su Gira del Concejo Indígena de Gobierno por múltiples comunidades, ciudades y estados de toda la república mexicana. Los discursos de Marichuy constantemente reafirman –a donde quiera que vaya- que esta candidatura no trata de ganar el poder de arriba, de la clase política, sino que más bien se trata de una lucha organizativa, una lucha que pretende visibilizar la violencia, represión, despojo y olvido en la que viven los pueblos originarios de México. De lo que se trata, pues, es de organización, no sólo de los pueblos indígenas, sino una organización que incluya a los trabajadores, mujeres, jóvenes universitarios, obreros. Una lucha que desea construir un futuro diferente, más esperanzador para México. Un futuro construido desde abajo.

Entonces por eso se decide participar con esta propuesta […] en este proceso electoral de 2018, y fuimos claros cuando se dio a conocer la propuesta de que íbamos a participar, pero no con el fin de llegar y estar allá arriba, de pelearnos por la silla, sino más bien de visibilizar todos los problemas que tenemos en nuestros pueblos, ¿verdad? Que nuestros pueblos iban a hablar, nuestros pueblos iban a decir los problemas que tienen y que no están de acuerdo con lo que está pasando. Y más porque los pueblos originarios fueron los primeros que han habitado estas tierras, y todo lo que está haciendo el gobierno y el que tiene el dinero es olvidar, abandonar, exterminar, encarcelar, desaparecer a los que se rebelan, ¿verdad?[44]

Marichuy reafirma que su candidatura a la presidencia de México no es una lucha electoral, sino que es una lucha por la vida. ¿Mas qué entender por vida en las palabras de Marichuy y de todos los pueblos originarios que representa? La lucha por la vida es la lucha por la autonomía y la tierra. En varios discursos sostiene que la tierra es quien da alimento y cobijo, quien da territorio y comunidad.

Queremos que haya vida para todos, porque los pueblos indígenas el día que se termine su tierra se acaba la vida, y es para todos, va a afectar a todos. Por eso pensamos que esta propuesta que es de los pueblos indígenas es para todo México, que no solamente es para nuestros pueblos, porque tanto hay problemas en nuestras comunidades, como hay problemas en las ciudades.[45]

El sistema capitalista no ha cesado de arrebatar la tierra de los pueblos originarios, y si les es arrebatada la tierra, su tierra, dice Marichuy, la muerte vendrá detrás de ese despojo. La muerte de la comunidad, la de su autonomía y de su identidad.

Marichuy repite también constantemente que esta organización y visibilización de las problemáticas y la fuerza que tienen los pueblos originarios para combatirlas no debe quedarse en un esfuerzo “aislado”, en una “campaña electoral” no debe quedarse estancado en el 2018. Es una lucha para el futuro pero que se va gestando desde el inmediato presente, desde el diálogo entre comunidades, desde el esfuerzo por visibilizar la lucha de los pueblos indígenas, desde la organización y la reflexión para construir un futuro otro, en donde no quepa la violencia y el dolor.

Entonces participar en esta propuesta es para que levantemos la frente en alto y digamos que aquí estamos, somos pueblos indígenas, que tenemos una tierra, una raíz, tenemos una lengua, un vestido y tenemos una forma propia de organizarnos y esa forma propia es la que queremos que nos respeten y que cuando vengan a instalar un megaproyecto nos pregunten si estamos de acuerdo.[46]

Es importante señalar también que en el discurso que ofreció el día 28 de noviembre de 2017 en Ciudad Universitaria Marichuy hace un llamado a la necesidad de una educación crítica y acorde a la realidad multicultural de la nación en la que las culturas originarias han sido permanentemente negadas. Una educación que deje de instruir a nuevos operadores del despojo y de la producción desmedida, a justificadores del desastre social y de la enajenación de los pueblos. Marichuy reafirma el motivo y la visión de la lucha del CIG que pretende unir fuerzas con la sociedad civil y los estudiantes:

Cuando hemos dicho que nuestra lucha, que nos está llevando a recorrer los rincones del México de abajo, no es por el poder y no es tampoco por puestos públicos o votos electoreros, lo decimos porque venimos buscando algo mucho más grande e importante, venimos buscando la conciencia colectiva de abajo, esa que hemos visto nacer y florecer en los estudiantes organizados que nos han enseñado mucho con su dignidad y determinación.
Queremos, pues, que sepan que otra forma de gobernarnos es posible, que entre las ruinas que van dejando a su paso la ambición y el dinero nacen esperanzas y mundos nuevos. Que, así como la organización digna y autónoma nació de la desgracia y el luto que ensombreció a este país por los recientes sismos, así también del luto y el dolor dejado por el capitalismo están resurgiendo las guías y las claves para reconstruirnos como pueblos y como nación.
A ustedes, la juventud consciente, a los creadores y multiplicadores de artes y ciencias, los reconocemos como una gran luz en medio de tanta muerte y oscuridad, los necesitamos para seguir soñando, luchando y haciendo cada vez más grande eso que los poderosos tanto temen y que se llama democracia, libertad y justicia.[47]

 

Principales oposiciones

Para comenzar a describir las oposiciones a la candidatura independiente de Marichuy, el CNI y del CIG, no bastaría señalar a los partidos políticos tradicionales y a la izquierda mexicana. En realidad, si nos detenemos a analizar mucho más de cerca quiénes se oponen a esta candidatura, –que a ojos de muchos es inservible y sin sentido, y a ojos de otros tantos es necesaria y valiente– nos daremos cuenta, en mayor o menor medida, de que la oposición a esta propuesta de candidatura a la presidencia proviene de una estructura de Estado excluyente para con sus pueblos indígenas. Un Estado que pretende favorecer sólo al sistema económico y a la acumulación de dinero y capital a costa del sufrimiento y despojo de miles de comunidades indígenas a lo largo y ancho del territorio nacional. Los indígenas, en este país, no figuran en la vida pública, como ya lo hemos señalado, mucho menos en la política. Los indígenas, en México, son los últimos en todo, los grandes olvidados de la patria.

Desde el inicio del camino electoral, Marichuy fue víctima de racismo y misoginia descarada. Su condición de mujer indígena sacó a relucir lo peor de la sociedad y la política mexicana, hubo burlas, comparaciones y señalamientos, que reflejan la ignorancia, el clasismo y el desconocimiento que predomina en un país que reniega de sus pueblos originarios.

En las redes sociales hubo, y hay, muchas y escandalosas muestras de racismo y misoginia, como puede constatarse en esta breve selección de tuits:

@nopalmuino escribió: “Lo de #Marichuy es toda una payasada, votar por ella sólo por ser indígena y mujer… neta hay que estar pendejos”.

Otro, que firma como Abogado del Diablo, dijo: “Yo sí votaría por #Marichuy. Se ve que tiene experiencia en limpiar a México”.

@elsuciodam tuiteó: “Esa #Marichuy se parece a la que limpia en mi casa”.

Y finalmente, la cuenta @0111001Or disparó: “Quién es #Marichuy y por qué no está haciendo pozole?”

 Así, la campaña de Marichuy y el CIG ha evidenciado, durante meses, los rastros excluyentes y racistas de la sociedad y política mexicanas. Es precisamente por su incursión en la contienda electoral que toda esta basura ha salido a relucir y confirma la importancia y la urgencia de este proyecto otro de política. Una política construida, organizada y pensada desde las comunidades indígenas.

En octubre de 2017, Marichuy se presentó ante el Instituto Nacional Electoral (INE) para su registro como candidata independiente. En su discurso manifestó las oposiciones y las trabas con las que se encontraron antes de dar ese primer paso. En sus propias palabras:

Y lo que quiero iniciar diciendo que, para lograr este primer paso, nos pusieron muchas trabas. Nos quisieron tratar como ‘de la alta’, de los que se rigen allá arriba. Que solamente esta estructura está diseñada para ellos, no para la gente de abajo, no para la gente trabajadora. Mucho menos para las comunidades indígenas. Pero aun así hemos logrado dar este primer paso. Y les quiero decir que no nos quisieron abrir una cuenta en un banco, que era uno de los requisitos, que teníamos que tener una cuenta, y nos bloquearon el banco HSBC, no nos quisieron abrir, y tuvimos que buscar otro.[48]

¿Por qué una institución bancaria le negaría una cuenta a una indígena? ¿Qué temen? ¿Por qué Marichuy –a diferencia de otros candidatos- se ve obligada a enfrentarse a este tipo de discriminaciones?

Marichuy también ha dejado en claro que su candidatura es diferente a la de los demás candidatos de los partidos tradicionales, pues la suya es una propuesta “pensada y hecha en colectivo, y no una en la que el candidato parece representar “por sí sólo” todos los intereses de su partido y del pueblo”. Marichuy afirmó que ella sólo es la vocera, la voz de los pueblos indígenas, la voz de los que no tienen voz.

 

La izquierda institucional y el indigenismo

Desde las filas de cierta izquierda, algunos personajes quisieron presentar a Marichuy como un títere del zapatismo para restarle votos a ya sabes quién.[49] Desde el entorno de Andrés Manuel López Obrador –conocido por ser el único candidato de izquierda a la presidencia- y su partido Morena (Movimiento de Regeneración Nacional) se ha acusado a la candidatura de Marichuy de fragmentar el voto izquierdista. Mas, podríamos nosotros preguntar: ¿Cuál izquierda? ¿Esa que se confunde y disuelve con la derecha? ¿Hay una verdadera izquierda en México, o quedan sólo los restos de ella?

Sin entrar en demasiados matices, podríamos decir que la herencia política que dejó Lázaro Cárdenas en materia indígena, ha perjudicado a nuestros pueblos originarios mucho más de lo que los ha beneficiado.

Con las políticas indigenistas de los años cuarenta comenzaron los discursos paternalistas en donde se trataba de mexicanizar al indio. Desde esta visión, los pueblos indígenas quedaron bajo la sombra de incontables prejuicios, entre ellos, el prejuicio que los tildaba de rémora para el desarrollo, además de que se les consideraba atrasados en cuestiones económicas, higiénicas, políticas y sociales. Dentro de esta fórmula, quedaban legitimadas las acciones de penetración cultural, de despojo de sus tradiciones, lengua y modos de vida.

Basta con observar cómo ha actuado la izquierda institucional (entre ellos Andrés Manuel y su partido MORENA) frente a la propuesta y demandas de la candidatura de Marichuy. Nadie ha hecho eco de las demandas del Concejo Indígena de Gobierno, y mucho menos se les ha invitado a participar de igual a igual. Lo único que al parecer quieren, es subordinación y votos. A la izquierda institucional no le urge ni le importa poner los problemas de los indígenas en el centro de su agenda, de su proyecto de gobierno, no guardan relación con el futuro de México. Al fin y al cabo, dirán, son cuestiones de indios.[50]

 

El recorrido de recolección de firmas

El recorrido para recolección de firmas del CIG para la candidatura de Marichuy fue diametralmente distinto a la de los otros candidatos independientes. Si los políticos de arriba se transportan comúnmente en aviones de lujo y camionetas blindadas acompañados por seguridad privada, Marichuy y su equipo se enfrentaron a condiciones adversas y difíciles durante su gira por la república, además de viajar en condiciones extenuantes y precarias.

Y, sin embargo, la única candidata verdaderamente independiente en esta contienda electoral fue Marichuy. Ella es la única que no pertenecía con anterioridad a algún partido político que le proporcionara “contactos” o afiliaciones políticas, o bien, respaldos corporativos que le facilitaran la entrada como candidata independiente a la presidencia de México.

El periodo de precampaña y gira alrededor de los estados de la república del CIG y su vocera fue mucho más complejo -y diríamos también que completo- que el resto de los candidatos.

Sabemos ya que la candidata no alcanzó a recolectar las firmas necesarias para la fecha límite indicada por el INE, que era el 19 de febrero del presente año, sin embargo, como hemos venido señalando, el verdadero propósito de su campaña no era la toma del poder, ni aparecer en la boleta electoral; sino que la propuesta era la de organización de los pueblos originarios y la sociedad civil para replantear una nueva manera de hacer política y una manera distinta de pensar a México. Es por eso que consideramos que es importante revisar los obstáculos a los que se enfrontó el CIG durante el proceso de recolección de firmas de manera detallada puesto que visibilizan la lucha indígena y el racismo y discriminación de la clase política, de las instituciones de gobierno y de la sociedad civil en general. Sin embargo, estas adversidades confirman también la importancia de la resistencia de los pueblos indígenas organizados y la urgencia por replantear la “democracia” mexicana.

Marichuy recorrió durante más de cuatro meses los rincones más inhóspitos de este país, para hacer escuchar su voz y la de los pueblos originarios, pero, sobre todo, para escuchar a las comunidades rurales, urbanas e indígenas marginadas que, al parecer, en este país no tienen voz ni verdadera representación. Recorrió la república compartiendo el mensaje de los pueblos indígenas, invitando a la sociedad civil a organizarse, recordando la importancia y la vigencia de la lucha contra el sistema capitalista: un sistema que da muerte a la comunidad y a la tierra. Recorrió la república inundando los oídos atentos de aquellos que decidían escucharla con su mensaje de esperanza para la construcción de un México más justo, no obstante, no dejó nunca de lado su ímpetu de rebeldía y de denuncia para con los despojos, destierros, encarcelamientos, desapariciones, opresiones en las comunidades indígenas y no indígenas de todo el país.

Lo que les quiero comentar en esta propuesta que tal vez las concejalas ya comentaron, pero quiero reiterarles que esta propuesta, la cual nos han encomendado en el Congreso Nacional Indígena, es una propuesta organizativa. ¿Qué quiere decir? Que tenemos que organizarnos desde abajo, desde nuestra casa, desde nuestros barrios, desde nuestras colonias, desde la ciudad. ¿Para qué? Pues para cambiar esto que nos hemos estado quejando por años y que es este sistema capitalista que está destruyéndonos y que está acabando con todo, nuestros recursos naturales, nuestras aguas, nuestros bosques, nuestros territorios.
Entonces por eso los pueblos indígenas decidimos participar en este proceso electoral, con el fin de visibilizar los diferentes problemas que se encuentran en el campo y la ciudad. Y también lograr un acercamiento para ir unificando, ir articulando diferentes esfuerzos, y juntos poder hacer algo fuerte desde abajo para poder derribar este sistema capitalista.[51]

Y a pesar de ello, del esfuerzo por llegar a cada rincón de México, por compartir un mensaje de esperanza y denuncia, parecía que Marichuy seguía siendo, de algún modo, invisible para los demás candidatos. No figuraba para ellos como unaposible contrincante, como una igual. No había, o por le menos así lo percibimos, ni temor ni interés, pues en sus discursos no figuraba la candidatura de Marichuy, mucho menos cabe esperar que le restaran atención a sus propuestas.

El nombre Marichuy apareció en todas las portadas el día 14 y 15 de febrero. Las noticias relataban un aparatoso accidente sobre la carretera traspeninsular, cerca de La Paz, Baja California Sur. Las imágenes mostraban el transporte de Marichuy completamente volcado sobre roca y arena, rodeado de paramédicos y autoridades. Horas después, el CNI anunciaba a través de su página web y redes sociales que de los 11 pasajeros que viajaban en la camioneta, ocho miembros resultaron heridos, entre ellos Marichuy con una lesión en el brazo y leve inflamación en la cabeza, y que una de ellas, Eloísa Vega, de la red sudcalifornina de Apoyo al Concejo Indígena de Gobierno, había muerto.

Si durante meses Marichuy y el CIG trabajaron para llevar su palabra a los rincones y las comunidades más marginados del país, bajo la lógica de darles voz a los que no tienen voz y de compartir el mensaje de organización y resistencia contra el sistema capitalista y el Estado excluyente, y no bajo el esquema de pragmatismo electorero y adquisición de firmas y habían sido ignorados, con este suceso, candidatos y medios de comunicación se ven obligados a brindarles atención, (tal vez por segunda vez desde el asalto de los cinco reporteros que acompañaban a Marichuy en Michoacán) y reseñan la vulnerabilidad y las condiciones de fragilidad en las que viaja el CIG y que marcan la diferencia entre una campaña hecha desde abajo y las campañas hechas desde el poderío y los privilegios de arriba. El accidente de Marichuy y su equipo recibió la consideración y el “interés” que no les habían prestado a sus ideas, a su palabra, a su mensaje. Importa más, quizás, evidenciar —de manera explícita o ingenua— que los indígenas siguen siendo los más desprotegidos para voltear a verlos —como siempre se ha hecho— sólo en medio del lamento -o de la lástima-, que mirarlos con la dignidad de sujetos de derecho y participantes activos y organizados, como contrincantes preparados y capaces en esta coyuntura electoral. Los indígenas siguen siendo para los políticos de arriba, aquellos a los que hay que cuidar de modo paternalista, pero nunca aquellos a los que hay que mirar con respeto y admiración, o considerarlos posibles presidentes de la república.

Consideramos que estos contrastes, que se muestran arriba, como el interés que surge —espontáneamente— por Marichuy y su propuesta en medio de las adversidades, las difíciles condiciones de transporte y movilización y las complicaciones para recolectar firmas desde la aplicación móvil lanzada por el INE, son tan sólo algunos síntomas de que la verdadera oposición de los pueblos indígenas organizados no es ni los partidos políticos en general, ni los demás candidatos a la presidencia en particular, ni los medios de comunicación, ni la izquierda mexicana. Quizá, la oposición es mucho más compleja, pues se trata de un sistema de Estado que privilegia el poder económico y político por sobre los intereses del pueblo, un Estado excluyente para con los pueblos indígenas, un Estado que protege el capital y que despoja y violenta a las comunidades rurales y campesinas y que, como dice Marichuy, trae consigo la muerte. La muerte de la tierra, del alimento, de la comunidad.

Terminamos esta sección del capítulo por donde iniciamos, el verdadero opositor de los pueblos indígenas de México es el Estado mismo, un Estado que por más de 509 años no se ha cansado de reprimir y perseguir a sus pueblos originarios. Mas eso, creemos, está por cambiar.

 

Momento actual

 El efecto Marychuy

Esas mismas artimañas las vieron e hicieron notar los zapatistas cuando en el primer conversatorioMiradas, escuchas, palabras: ¿prohibido pensar?” el Subcomandante Galeano señala que se enteraron de los comentarios de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) sobre la supuesta maniobra para dividir los votos de Marichuy y sobre el hecho de que ella no logró reunir las firmas requeridas para su registro. Y agrega que AMLO manifiesta una doble moral al proponer que se le diera la oportunidad a la candidata del CNI “dada su honestidad”.

El CNI así como distintos militantes y académicos afiliados a la lucha del EZLN y los pueblos originarios, afirmaron que los requerimientos de las firmas a través de la aplicación móvil del INE suponía un diseño explícitamente discriminatorio contra los millones de indígenas que viven en zonas remotas y comunidades rurales.

La asociación civil “Llegó la Hora del Florecimiento de los Pueblos” conformada por intelectuales, artistas y activistas sociales denunció al INE (Instituto Nacional Electoral) de engaño y discriminación en contra de la aspirante presidencial María de Jesús Patricio Martínez, al lanzar un proceso de recolección de firmas para un México que no es México, debido a que es un obstáculo el uso de una aplicación para teléfonos celulares (de gama alta), pues recolectar más de 800 mil apoyos en zonas donde no hay energía eléctrica es prácticamente imposible.[52]

En el comunicado Convocatoria al siguiente paso en la lucha el CNI presentó una serie de datos duros y comprobables con respecto a las firmas que obtuvieron. 10,624 fueron capturadas en papel, no en aplicación digital. De éstas, la inmensa mayoría corresponde a asambleas comunitarias, además, bajo los criterios del propio INE, el 94.5% de las firmas recabadas aparece en la lista nominal.

El nivel de confiabilidad de las firmas entregadas por la vocera del Concejo Indígena de Gobierno (CIG) es de 94.48 por ciento. Por mucho, el más alto de todos los aspirantes a una candidatura independiente. El resto hizo verdaderos actos de prestidigitación. El porcentaje validado de las firmas de Jaime Rodríguez, “El Bronco”, fue de apenas 59.46 por ciento; el de Armando Ríos Piter, 65.66 por ciento, y el de Margarita Zavala, 67.59 por ciento. El aspirante Édgar Portillo presentó apenas 2.63 por ciento de firmas verdaderas.[53]

Se presenta también un conteo aproximado de auxiliares por Estado, ellos afirman que no coinciden las firmas que legítimamente se presentaron con las que registra el INE. Éste es uno de los tantos puntos que nos incitan a entrar en el análisis y la valoración profunda del tema de la democracia electoral en nuestro país.

Los recientes acontecimientos, según continúa el Subcomandante Galeano, revelan dos cosas: en primer lugar, después de los fraudes de los otros candidatos, se destapa la verdadera cara de los políticos de arriba, es evidente que obrando bien no se obtienen resultados favorables en ese sentido. Mucha gente se puso a favor de incluir a Marichuy en la boleta electoral ahora que se sabe que jugó limpiamente, sin embargo, según el Subcomandante, esto sería entrar en el juego sucio, es decir, no se habla de echar fuera a los candidatos que defraudaron sino de meter a Marychuy ilegalmente en la boleta, aun cuando no consiguiera las firmas. En segundo lugar, el hecho de que Marichuy no lograra entrar es evidencia de que esta campaña no fue creada para dividir, de ser así hubiera conseguido el registro.

Al final, los distintos partidos se ofrecieron a invitar a Marichuy a colaborar con ellos, pero esa fue otra de las tantas mentiras de los partidos; en dicho conversatorio la propia Marichuy acepta que en el INE no hay lugar para la decencia, que sí recibió alguna carta de otros aspirantes a la candidatura como Armando Ríos Piter y Jaime Rodríguez, pero que la invitación en realidad era para que ella se uniera a su movimiento y no viceversa; nuevamente los de arriba queriendo “adiestrar” a los de abajo.

Lo interesante del efecto Marichuy es, como también lo especifica el Subcomandante Galeano, que ella dejó en evidencia un sistema tan corrupto, traidor y poco transparente como es el INE y gracias a esto la gente se dio cuenta de que no hay democracia real en este país: “son sólo buscadores de talentos políticos, pero si eres decente no puedes entrar aquí, el tribunal está para avalar los errores del INE, a ojos del tribunal, el INE cometió el error de no meter al Bronco”.[54]

 

Un balance

La respuesta a la pregunta del Subcomandante Galeano fue respondida por Carlos González, en el primer conversatorio “Miradas, escuchas, palabras: ¿prohibido pensar?” En palabras de Carlos, todo el proceso del CIG, su vocera, la Asociación Civil y los miles de auxiliares, “colocó al Congreso Nacional Indígena en una posición nueva, distinta, en una disposición de lucha diferente a la que tenía hasta el año 2016 y también, cuantitativamente, creció el CNI […] en el mes de Mayo del año pasado llegaron acá [Chiapas] 38 concejales y concejalas, al día de hoy o hasta diciembre eran 157 concejales y concejalas, 99 hombres, 58 mujeres, al día de hoy estamos hablando alrededor de 170 concejales y concejalas”.[55]

Con este balance comienza a ser claro que en la política de abajo los indicadores para medir el alcance y legitimidad de la propuesta de esta iniciativa no fueron las encuestas simuladas, tampoco fueron el número de firmas -aunque bien intencionadas-, ni la obtención del registro de Marichuy como candidata independiente. Los indicadores tienen que ver con los ya señalados por los zapatistas cuando intentaron esclarecer el sentido de la propuesta. De manera que, mientras los partidos imponen colores y tendencias en las distintas regiones del país, mientras que la gente partidista habla de las propuestas de los candidatos, pone distintivos en sus casas, automóviles y ropas, mientras que un número considerable de la población acepta la imposición de la agenda mediática y política electorera, mientras que los partidos políticos se pelean el hueso, es decir, el poder sobre el poder del Estado, por medio de discusiones bizantinas, los integrantes del CIG revisan cuál fue el impacto real del proceso que emprendieron en los abajos donde se movieron. Carlos González explica:

En Chiapas tenemos 43 concejales y concejalas. Es donde más consolidado se encuentra el Congreso Nacional Indígena, sin embargo, en casi todo el país tenemos alguna presencia. En Estados que no la teníamos, logramos crecer. Es de destacarse el estado de Nayarit. En el estado de Nayarit el Congreso Nacional Indígena no había tenido presencia en casi 20 años y actualmente se cuenta con un trabajo importante en las comunidades Náyeri y las comunidades Wixaritari y se tiene una vinculación que para mí es importante con los compañeros y compañeras del partido de los comunistas, lo cual nos saca del aislamiento en el que siempre han estado nuestras luchas. Se acomodan de una manera diferente. En Sinaloa tampoco había habido presencia hasta hace dos, tres años, ahorita en la brega del recorrido se nombraron dos concejales, dos compañeros. En Durango también se nombraron dos concejales. En Baja California Sur, donde tampoco teníamos presencia, actualmente se encuentra nombrado un concejal, el compañero Francisco, que iba con nosotros el día del accidente, que ocurrió el 14 de febrero y que aún está en una situación un tanto delicada, pero que ya se va recuperando. En Tlaxcala no se tenía ninguna presencia y en los últimos meses nos hemos vinculado con diversas organizaciones, con diversos movimientos vinculados a la Sexta y ahora para las siguientes reuniones van a nombrar delegados y delegadas para que participen con nosotros. En Quintana Roo, tampoco existía ninguna presencia, ya desde antes de que se iniciara [el acopio] de firmas, tuvimos una reunión importante en el municipio de Carrillo Puerto, que es una de las zonas mayas más importantes del país, que es la base donde se dio la rebelión gigantesca que hubo en el siglo XIX y van a participar en esta reunión que viene. Entonces, consolidó presencia el CNI, creció, pero no sólo creció en los pueblos, para nosotros es de una valía enorme el que el Congreso Nacional Indígena, a través de esta iniciativa, se haya vinculado, no sólo con los colectivos y adherentes a la Sexta, que para nosotros es importante. Mucha más gente se acercó, se acercaron los compañeros y compañeras de la Asociación Civil, con los cuales estamos muy agradecidos y queremos seguir trabajando, queremos seguir consolidando los nexos como Congreso Nacional Indígena y seguir creciendo juntos y juntas, Asociación Civil, compañeros y compañeras de la Sexta, de las redes de apoyo, quienes no son de las redes ni de la Sexta, ni de la asociación, pero que tienen ese interés y esa decisión, que arroparon esta propuesta. Creemos que estas alianzas, estos nexos que han surgido a partir de esta iniciativa, también le ayudan al Congreso Nacional Indígena a colocarse en una posición diferente, nueva, distinta.[56]

 

Sigue lo que sigue

A muchos militantes de la política de arriba les entra temor e incertidumbre sobre lo que sigue. En el plano electoral aparentemente todo es confuso, pero contradictoriamente todo es claro, es decir, toca esperar, discutir las propuestas de los candidatos, asistir a los mítines políticos, emitir juicios de valor sobre las características de las propuestas, de las trayectorias y de las personas de unos candidatos en oposición a los otros, alimentar la propia ilusión y esperanza de que algo realmente va a cambiar, y acudir el primero de julio a emitir el voto. A propósito del proceso electoral y las campañas de los candidatos presidenciables, Gustavo Esteva escribió en su columna de opinión del diario La Jornada:

Los cinco [candidatos] parecen haber atrapado la atención general, para convencernos de que nada hay más importante que votar apropiadamente el primero de julio, que ese día podremos dar un paso al abismo o a la felicidad […] Como siempre, las apariencias engañan. El balón está en nuestra cancha, no allá arriba. Nos toca hacer lo que falta.[57]

Aunque la mayoría de la gente está harta de la compleja situación que se vive en el país respecto a temas de inseguridad, violencia, injusticia, narcotráfico, encarecimiento de la vida, etc., la política de arriba sigue imponiendo la misma vía de siempre, “el voto”, como única alternativa para un cambio verdadero. Desgraciadamente

[…] mucha gente votará y creerá que el país tendrá un nuevo gobernante. Pero es cada vez más difícil dar algún sentido de realidad a lo que se sigue llamando país. Quienes disputan el poder parecen convencidos de que podrán cumplir la función de gobernarlo. Pero basta oírlos para darse cuenta de que es retórica vacía. No se sabe de qué hablan cuando se refieren al país que quieren gobernar y lo que dicen que harán con él, si ganan, resulta aún más etéreo e inasible.[58]

A los militantes y simpatizantes de la política de abajo también les ha llegado a embargar la incertidumbre sobre lo que sigue, pero la raíz es otra, las preguntas son otras, como lo ha sido la propuesta de los pueblos indígenas. Marichuy comentó en el Semillero convocado por los zapatistas,

Sigue lo que sigue, porque falta mucho que hacer en las distintas regiones, se tiene un trabajo grande que hacer que no se acaba porque no se completaron las firmas. Fue un trabajo muy importante escuchar las voces que están luchando y que se están organizando. Los colectivos apoyaron muchos. No fue sólo el CNI y el CIG, sino que somos varios los que participamos en este proceso. En esta construcción esos varios tienen que volvernos a involucrar en la organización a nuestras formas a nuestros tiempos, pero que no vayamos a quedarnos sentados pensando que no la hicimos. Tenemos que fortalecer los trabajos que ya se tienen. Falta mucho que hacer desde los pueblos indígenas y no indígenas.[59]

El CNI, el CIG y su vocera, y sobre todo los zapatistas, sabían perfectamente a lo que se enfrentaban con el calibre de la propuesta que se lanzó a México y al mundo, porque tenía un canal de visibilidad y difusión mediante la candidatura independiente de Marichuy, que entraba al terreno cenagoso de la política de arriba. En ningún momento el CIG y su vocera caminaron con ingenuidad, pues desde un principio dijeron que no buscaban el poder, ni la presidencia, ni cargos políticos en el sistema corrupto que manipula el poder de arriba. La propuesta que finalmente encarnó el CNI fue la de crear y difundir un Concejo Indígena de Gobierno que colectara todos los dolores y sentires del México de abajo. En palabras de Rocío Moreno, Concejala del CIG, esta propuesta se entendía de la siguiente manera:

El CIG es todo un reto porque se está tratando de organizar con gente que no vive en pueblos originarios, pero que tiene una lucha igual a la que tienen los pueblos originarios. Nosotros decimos, hace 20 años la gente no se movía por presos en las ciudades o no era tan común. Ahora la gente en las ciudades se mueve por el agua, por el bosque, porque han descubierto que hay bosques en la ciudad, que hay ríos en la ciudad y que no se tienen buenos servicios. Hay temas en común que nos unen. Por eso el CIG pensó, ahorita, de manera inicial que eso se tiene que transformar en todos los sentidos en 9 grupos de trabajo, donde, según el CIG, se agrupan las problemáticas, rurales o urbanas, del México de abajo. [Estos 9 grupos son:] Autonomía, tierra y territorio, mujeres, jóvenes y niños, migrantes y desplazados, justicia, personas con discapacidad, diversidad sexual, y trabajo y explotación. Entonces ahí están los sindicatos, ahí están los maestros, ahí están los estudiantes, ahí está todo tipo de gente.
Los jóvenes y las mujeres son la fuerza del país, ahí es donde creemos que hay más golpes, ahí es donde está más vulnerable, pero también ahí es donde hay más claridad [para] decir por qué es tan importante hacer una organización a nivel nacional, por qué es tan importante crear colectividad, por qué es tan importante, en este momento, luchar sin los partidos políticos, sin el Estado, eso no es de los pueblos, sino que ante el individualismo tendrá que haber una respuesta colectiva y, según nosotros, es en los jóvenes y en las mujeres donde han entendido más esta propuesta. Ahí es donde tenemos que entrarle, no se tiene muy claro cómo, pero sí se tiene claro qué es lo que sí se tiene que hacer.[60]

Ahora que el Concejo Indígena de Gobierno y las redes de apoyo están menos abrumadas después de un proceso de recolección de firmas que los absorbió, sigue lo que sigue. Rocío Moreno dijo,

Se supone que los 9 grupos de trabajo tendrían que ser el esqueleto de la organización nacional. La idea del Concejo fue de empezar a tejer para que llegue el momento en que estos nueve grupos se organicen por sí mismos y que el Concejo suelte todo eso y entonces ya no va a importar si eres de una comunidad o si eres de la ciudad porque el grupo de trabajo es el que va a ir armando eso […] La apuesta ahorita es lograr cocinar-articular las luchas a partir de primer momento en esos grupos de trabajo, pero que seguramente tendrán que salir otros […] Pero esa es la idea, que el Concejo ahorita sólo facilite la articulación, pero que llegue un punto en que no sea el Concejo sino que sean estos grupos que organicen a todos los grupos diversos.[61]

En la segunda asamblea general del CIG el 28 y 29 de abril, en la Ciudad de México, reiteraron que su apuesta es por la organización de abajo, para, desde ahí, desmontar el poder de arriba, lo que descarta las alianzas y los cargos políticos. Rocío Moreno lo dijo claramente, “Ahorita ya se cumplió esa primera etapa y trabajo que teníamos como Concejo. O sea, lo que seguía con el registro o sin el registro eran los grupos de trabajo, pues no había otra manera inicial de que pudiéramos caminar con los distintos sectores que fuera a través de trabajo real y concreto, de lo que ellos ya están padeciendo.”[62].

La concejala Coca de Mezcala nos presenta el horizonte y alcance de la propuesta, pero, al mismo tiempo, deja ver la magnitud y complejidad que rodean dicha propuesta.

[…] sólo los que se quedan en esta iniciativa van a entender cuando se decía que esto va a rebasar la coyuntura del 2018 y que va a tardar tiempo; se van a dar cuenta del por qué, porque estamos obligándonos a dialogar con gente que es del México de abajo y, aunque algunos con mayor organización y otros con menor organización, no hay diferencia. Es la misma explotación la que se hace en una tienda en el centro de Guadalajara que la que hacen cuando vienen a pagar el Chayote [a Mezcala]. Entonces, es un poco quitar las ideas sembradas que tenemos y que nos desarticulan. Lo que sabemos es que la propuesta del CIG son esos 9 puntos, que desde el inicio se han dicho y que no han tomado el poder o peso que deben de tener. Creemos que ahora que ya salimos de esta etapa, que bien o mal nos absorbió a todos, a la Asociación Civil, a la gente que se adhería, a los sindicatos, al CIG, la concentración tendrá que ser ahora con esto. Porque lo que se ha dicho sobre estos 9 puntos es que o está mal nombrado o falta hacer otros nuevos.
Lo que nos falta es muchísimo, por eso es más difícil comprender esta iniciativa, porque para la gente es más fácil que alguien dé una propuesta, que entrarle a hacer la propuesta. Esa es la realidad, esa es nuestra cultura política como mexicanos. Y nosotros decimos, hay que ir y hay que desmontar esa cultura política y hay que crear una nueva, porque esa es la que nos está jodiendo. Tristemente seguimos creyendo en el presidencialismo, en el héroe, en el salvador y no es así. Todo eso es por esa cultura cimentada en el paternalismo asistencialista, porque es más fácil, es más cómodo; nos va de la chingada, pero es más cómodo. Por eso es más difícil que se entienda esta iniciativa. Nosotros decimos, esta cultura política que tenemos tiene desde la colonia. Además, el tiempo del capital que pretende hacer todo rápido, óptimo, efectivo, va en contra de esta manera y eso es lo difícil de la propuesta, romper eso, desmontar ese pensamiento, porque todos lo tenemos ahí anclado.
Ahora cuando juntamos firmas lo vimos en nuestros abuelos, en nuestros tíos, que dicen cómo se te ocurre pensar sin Estado, pensar sin partidos políticos. Pero los partidos políticos apenas van a cumplir 100 años, no nacimos con ellos. Eso es el reto, eso es lo difícil. Esperar 6 años más para ver si se puede por esa vía significa seguir depositando el poder en una persona, en una propuesta y esperarnos 6 años a ver si hay un nuevo candidato, eso lo reproducimos porque lo tenemos metido en la cabeza, en la cultura mexicana. No nacimos con los partidos políticos, lo que está ahorita fue algo que se pensó que iba a funcionar después de la revolución mexicana y que en un momento pudo ser que eso era lo que necesitaba el país, pero llegó un tiempo en que se corrompió toda la estructura.
Lo que va a tomar tiempo es quitar esa estructura, eso es lo difícil, pero a eso es a lo que le estamos apostando. La concejala Magdalena, mujer Mazahua de la Ciudad de México dice: “lo que estamos haciendo nunca lo vamos a ver nosotros, nunca, ¿por qué entonces lo hacen con prisa?, sáquense de la cabeza que nuestros ojos van a ver el fruto de esto”, y es realista. Eso no es decir que no la podemos hacer, sino decir que para un cambio profundo tenemos que irnos abajo y sacar lo que nos está jodiendo como sociedad. Lo que nos está jodiendo es que no le entramos, no tenemos un gobierno que obedezca porque el pueblo no está empoderado. Entonces, ¿cómo vamos a lograr que el pueblo se organice, que tenga el poder de mandar a su gobierno? Lo único que nosotros queremos es que el gobierno obedezca, es algo bien sencillo. Además, es algo que no tendríamos que pedírselo, porque es así como nace el gobierno, para cumplir las demandas de la sociedad, del pueblo. Pero no es así, ellos hacen lo que ellos quieren, en parte porque nosotros se los estamos permitiendo al estar desorganizados.
Según nosotros, hasta que tumbemos en todos nosotros la idea de que el poder no está allá y sino acá, que la organización tiene que ser de abajo y que las demandas tienen que salir de las asambleas, no habrá un verdadero cambio. Eso es un poco lo que ocurre en nuestras comunidades, lo que no quiere decir que sean perfectas, porque para nada que son perfectas, pero esa estructura horizontal dispersa el poder y no permite que se concentre en un grupo, en una persona. Entonces, las decisiones para todos se toman acá abajo, y las autoridades ya sólo hacen efectivas esas decisiones. Nosotros decimos que esa es la propuesta del CNI lograr que la sociedad se empodere a tal grado que sea natural la obediencia del gobierno, porque acá hay poder, acá hay organización. Según nosotros, esa es la forma, pero es muy difícil pensado en un país. También es muy difícil en una comunidad porque hay conflicto. El ser autónomos cuesta, cuesta tu tiempo, cuesta reuniones, cuesta días, cuesta muchas cosas. No es como la estructura partidista donde te dan una hojita con los puntos y ya. Por eso tiene que ser una sociedad organizada totalmente, porque es la manera [en la] que tú puedes obligar a que el gobierno obedezca, porque acá está el poder y porque está la organización. Eso obliga, ya los otros no tienen opción, las mesas directivas tienen que acatar lo que dice la base, lo que dice la colectividad. Eso es voltear al país. Pues como país deciden unos pocos y no son los intereses de la sociedad. El país está volteado y eso todos lo sabemos. Entonces, se ocupa tiempo, muchos esfuerzos y el compromiso de todos, y eso es mucho tiempo.[63]

 

Conclusiones (por el momento)

Somos conscientes de que la incursión de la propuesta del CIG y su vocera nos lleva a caer en la cuenta de que nuestras intuiciones y las de todos los ciudadanos se confirman, la llamada política de arriba es una verdadera farsa, no hay pluralidad entre los partidos políticos, en realidad son todos lo mismo, provienen de lo mismo y aspiran también a lo mismo, a tener el poder sobre el poder del Estado para servirse de él. Un cambio verdadero, tristemente, no lo vamos a encontrar en la política de arriba, pues todos están coludidos: el narco, el gobierno, el ejército, las instituciones, los empresarios, y una lista interminable de aliados que día con día aportan al crecimiento de la célula cancerígena que está acabando con nuestro país; todos están juntos, ese mal tiene rostro y nombre, se llama capitalismo.

El CIG y su vocera evidenciaron que “[…] el proceso electoral es un gran cochinero en el cual contiende quien pudo falsificar miles de firmas y quien tiene los miles de millones de pesos que le permitan coaccionar y comprar el voto, mientras la mayor parte del pueblo de México se debate entre la pobreza y la miseria”.[64]Es por eso que el CNI hace un llamado a las personas indígenas y no indígenas que habitan en nuestra nación a seguir consultando y evaluando, para no dejar esta lucha a medias; se trata de seguir encontrando caminos nuevos, votemos o no votemos en estas elecciones, se trata de seguir adelante, porque ya hemos ganado todos mucho, como dicen ellos: ya es hora del florecimiento de los pueblos.

Seguiremos tendiendo puentes respetuosos con quienes viven y luchan, para así juntos hacer crecer la palabra colectiva que nos ayude a resistir contra la injusticia, la destrucción, la muerte y el despojo, para reconstruir cada tejido del país con la conciencia de los que abajo sueñan y se rebelan con sus propias geografías, culturas y modos.
En la propuesta colectiva de los pueblos está guardada nuestra palabra que se dirige al mundo, entonces seguiremos caminando hacia abajo, hacia los pueblos, naciones y tribus indígenas que somos, por lo que llamaremos en el mes de octubre de 2018 a la Asamblea General del Congreso Nacional Indígena, para conocer los resultados de la valoración de los originarios agrupados en el CNI, y avanzar en el siguiente paso.
Hermanas y hermanos del pueblo de México y el mundo, sigamos juntos pues falta lo que falta.[65]

 

Fuentes documentales. Segunda parte

Actividades del CIG y su vocera, Discurso de María de Jesús Patricio Martínez, vocera del CIG, en Ciudad Universitaria, 28 de noviembre de 2017. https://actividadesdelcigysuvocera.blogspot.com/2017/11/discurso-de-maria-de-jesus-patricio_28.html

—— Palabras de Marichuy en Querétaro, 8 de diciembre del 2017. https://actividadesdelcigysuvocera.blogspot.com/2017/12/palabras-de-marichuy-en-queretaro-8-de.html

Congreso Nacional Indígena, El andar del CIG y Marichuy, Palabras de nuestra vocera Marichuy en Buaysiacobe, territorio Mayo, 22 de enero de 2018. https://www.congresonacionalindigena.org/2018/01/22/palabras-nuestra-vocera-marichuy-buaysiacobe-territorio-mayo/

—— Palabras de Marichuy, vocera del CIG, a su salida de entregar la carta de intención como aspirante ante el INE, 10 octubre, 2017. https://www.congresonacionalindigena.org/2017/10/10/palabras-marichuy-vocera-del-cig-salida-entregar-la-carta-intencion-aspirante-ante-ine/

—— Que retiemble en sus centros la tierra, 14 de octubre de 2016. https://www.congresonacionalindigena.org/2017/03/27/que-retiemble-en-sus-centros-la-tierra/

Ejército Zapatista de Liberación Nacional, Convocatoria al siguiente paso en la lucha, 16 de marzo de 2018. http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2018/03/16/convocatoria-al-siguiente-paso-en-la-lucha/

—— Declaración del V Congreso Nacional Indígena, 01 de enero de 2017. http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2017/01/01/y-retemblo-informe-desde-el-epicentro/

—— Falta lo que falta. Comunicado conjunto del CNI, CIG y Comisión Sexta del EZLN, 02 de mayo de 2018. http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2018/05/02/falta-lo-que-falta/

—— Una historia para tratar de entender, 17 de noviembre de 2016. http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2016/11/17/una-historia-para-tratar-de-entender/

Esteva, Gustavo, “Lo que sigue” en La Jornada Opinión, Ciudad de México, lunes 7 de mayo de 2018. https://www.jornada.com.mx/2018/05/07/opinion/020a1pol

González, Carlos, Transcripción de las palabras de Carlos González durante su intervención del 21 de abril de 2018 en la tarde en el Conversatorio “Miradas, escuchas, palabras: ¿prohibido pensar? convocado por el EZLN en el CIDECI-Uniterra en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. https://www.centrodemedioslibres.org/2018/05/01/21-abr-carlos-gonzalez-impacto-de-la-propuesta-del-cig-en-el-movimiento-nacional-indigena-y-el-cni/

Henríquez, Elio, “Izquierda institucional no se da cuenta por dónde viene el fraude: subcomandante Galeano” en La Jornada, Ciudad de México, lunes 16 de abril de 2018. http://www.jornada.com.mx/ultimas/2018/04/16/izquierda-institucional-no-se-da-cuenta-por-donde-viene-el-fraude-subcomandante-galeano-6787.html

Hernández Navarro, Luis, “Marichuy y la exclusión política” en La Jornada Opinión, México, Martes 27 de febrero de 2018. http://www.jornada.com.mx/2018/02/27/opinion/019a2pol

Moreno, Rocío, Entrevista a Rocío Moreno, concejala de Coca de Mezcala, Jalisco, realizada por Elías Iván García el 14 de abril de 2018. Documento inédito.

Roitman Rosenmann, Marcos, “Marichuy, la izquierda y las elecciones presidenciales” en La Jornada Opinión, México, sábado 13 de enero de 2018. https://www.jornada.com.mx/2018/01/13/opinion/014a2pol

Subcomandante Moisés, Palabra de la comandancia general del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en la apertura del quinto congreso nacional indígena, en el CIDECI de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, 11 de octubre de 2016. http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2016/10/11/palabras-de-la-comandancia-general-del-ejercito-zapatista-de-liberacion-nacional-en-la-apertura-del-quinto-congreso-del-congreso-nacional-indigena-en-el-cideci-de-san-cristobal-de-las-casas-chiapas/

Transcripción de las palabras de Marichuy Patricio Martínez, vocera del Concejo Indígena de Gobierno durante su intervención el 16 de abril de 2018 en la primera sesión del Conversatorio “Miradas, escuchas, palabras: ¿prohibido pensar? “convocado por el EZLN en el CIDECI-Unitierra en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. https://www.centrodemedioslibres.org/2018/04/23/16-abr-palabras-de-marichuy-patricio-martinez-vocera-del-cig-en-el-conversatorio-miradas-escuchas-palabras-prohibido-pensar/

Zavala, Misael, “Asociación acusa al INE de engaño y discriminación contra Marichuy” en El Universal, México, 7 de noviembre de 2017. http://www.eluniversal.com.mx/elecciones-2018/asociacion-acusa-al-ine-de-engano-y-discriminacion-contra-marichuy

[*] El artículo ha sido elaborado en el seminario “Análisis Social Estructural y Coyuntural” de la Licenciatura en Filosofía y Ciencias Sociales a cargo del Dr. David Velasco Yáñez, sj, realizado en el periodo escolar de primavera 2018.

[**] Estudiantes de la Licenciatura en Filosofía y Ciencias Sociales.

[3] Subcomandante Moisés, Palabra de la comandancia general del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en la apertura del quinto congreso nacional indígena, en el CIDECI de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, 11 de octubre de 2016.

[4] Idem.

[5] Idem.

[6] Idem.

[7] Idem.

[8] Idem.

[9] Idem.

[10] Idem.

[11] Congreso Nacional Indígena, Que retiemble en sus centros la tierra, 14 de octubre de 2016.

[12] Idem.

[13] Todas estas denuncias fueron tomadas del Quinto Congreso Nacional Indígena.

[14] Congreso Nacional Indígena, Que retiemble en sus centros la tierra, 14 de octubre de 2016.

[15] Idem.

[16] Idem.

[17] Ejército Zapatista de Liberación Nacional, Una historia para tratar de entender, 17 de noviembre de 2016.

[18] Idem.

[19] Idem.

[20] Idem.

[21] Idem.

[22] Idem.

[23] Idem.

[24] Idem.

[25] Idem.

[26] Idem.

[27] Idem.

[28] Idem.

[29] Idem.

[30] Idem.

[31] Idem.

[32] Idem.

[33]Ejército Zapatista de Liberación Nacional, Declaración del V Congreso Nacional Indígena, 1 de enero de 2017.

[34] Idem.

[35] Idem.

[36] Idem.

[37] Idem.

[38] Idem.

[39] Idem.

[40] Idem.

[41] Idem.

[42] Ejército Zapatista de Liberación Nacional, Convocatoria al siguiente paso en la lucha, 16 de marzo de 2018.

[43] Idem.

[44] Congreso Nacional Indígena, El andar del CIG y Marichuy, Palabras de nuestra vocera Marichuy en Buaysiacobe, territorio Mayo, 22 de enero de 2018.

[45] Idem.

[46] Idem.

[47] Actividades del CIG y su vocera, Discurso de María de Jesús Patricio Martínez, vocera del CIG, en Ciudad Universitaria. 28 de noviembre de 2017.

[48] Congreso Nacional Indigena, Palabras de Marichuy, vocera del CIG, a su salida de entregar la carta de intención como aspirante ante el INE, 10 octubre, 2017.

[49] Marcos Roitman Rosenmann, “Marichuy, la izquierda y las elecciones presidenciales” en La Jornada Opinión, México, sábado 13 de enero de 2018.

[50] Idem.

[51] Actividades del CIG y su vocera, Palabras de Marichuy en Querétaro. 8 de diciembre del 2017.

[52] Misael Zavala, “Asociación acusa al INE de engaño y discriminación contra Marichuy” en El Universal, México, 7 de noviembre de 2017.

[53] Luis Hernández Navarro, “Marichuy y la exclusión política” en La Jornada Opinión, México, martes 27 de febrero de 2018.

[54] Elio,Henríquez “Izquierda institucional no se da cuenta por dónde viene el fraude: subcomanadante Galeano” en La Jornada, Ciudad de México, lunes 16 de abril de 2018.

[55] Carlos González, Transcripción de las palabras de Carlos González durante su intervención del 21 de abril de 2018 en la tarde en el Conversatorio “Miradas, escuchas, palabras: ¿prohibido pensar? Convocado por el EZLN en el CIDECI-Uniterra en San Cristóbal de las Casas, Chiapas.

[56] Idem.

[57] Gustavo Esteva “Lo que sigue” en La Jornada Opinión, Ciudad de México, lunes 7 de mayo de 2018.

[58] Idem.

[59] Transcripción de las palabras de Marichuy Patricio Martínez, vocera del Concejo Indígena de Gobierno durante su intervención el 16 de abril de 2018 en la primera sesión del Conversatorio “Miradas, escuchas, palabras: ¿prohibido pensar? “convocado por el EZLN en el CIDECI-Unitierra en San Cristóbal de las Casas, Chiapas.

[60] Rocío Moreno, Entrevista a Rocío Moreno, concejala de Coca de Mezcala, Jalisco, realizada por Elías Iván García el 14 de abril de 2018. Documento inédito.

[61] Idem.

[62] Idem.

[63] Idem.

[64] Ejército Zapatista de Liberación Nacional, Falta lo que falta. Comunicado conjunto del CNI, CIG y Comisión Sexta del EZLN, 2 de mayo de 2018.

[65] Idem.

Sobre Roma

Luis García Orso, sj [*]

Recibido: 21 de diciembre de 2018
Aceptado para publicación: 17 de enero de 2019

Al iniciar la proyección de la película, en una superficie de mosaicos cuadrados van apareciendo los créditos, y el agua empieza a correr sobre el piso. Sin dejar de seguir corriendo, el agua toma el rumbo de una coladera. Luego, ahí mismo, en el agua, un reflejo del cielo y un avión que pasa. En esos precisos y preciosos minutos está quizás concentrada toda la historia íntima y biográfica —y al mismo tiempo común y universal— que nos cuenta Alfonso Cuarón.

Cleo, la sirvienta oaxaqueña, lava el piso de la entrada al patio-cochera de una casa en la colonia Roma Sur, del Distrito Federal. El piso de una casa será el primer acercamiento que hacemos a la historia; el piso que es nuestra propia realidad como personas, como familia, como sociedad. En 1970, una familia mexicana de clase media, con cuatro niños y la abuela materna en casa; un padre médico casi siempre ausente, en viajes y en congresos, sin palabra; dos mujeres mixtecas que son todo: sirvientas, cocineras, lavanderas, nanas, memoria, secretos, silencios… Un perro pastor tan fiel y alegre como las sirvientas; un carro Galaxy que apenas, forzadamente, cabe en la casa, como el padre-macho. Una familia, una ciudad y un país que inician un nuevo período de su historia, o que lo terminan, pues el agua se lo llevará, como a la caca del perro.

La historia de cada uno de nosotros está ahí: en el piso, en el ambiente, en las canciones por la radio, de Pirulí o de José José, y en los programas cómico-familiares de Televisa; en las idas al cine, en los pleitos de niños y en sus tareas escolares, en la lejanía afectiva de papá, en la abuela en casa, en los mimos de las nanas, en la autoridad de mamá, en nuestros sueños de niños… Todo tan simple, todo tan rutinario, pero es la vida. Así como los sonidos de la calle: del afilador, del carrito de camotes asados, del camión de la basura, de la banda de guerra de la escuela… Todo es nuestro. Contar una película es contar nuestra propia vida: nuestros recuerdos y nuestros sentimientos, nuestros gestos y nuestros silencios, la rutina diaria y las sorpresas que nos desarman, lo que somos y lo que llegamos a ser.

Con imágenes claras y sutiles, Cuarón nos va adentrando en esa realidad para dejarnos ver la desigualdad social a que nos acostumbramos: entre los patrones y las sirvientas, entre Roma Sur y Neza, entre ser mujer o ser hombre y macho, entre jugar en el bosque o en charcos enlodados, entre ser estudiantes o ser jóvenes contratados como paramilitares… Y todo en medio de la siempre presente y ominosa foto de Luis Echeverría, que luego nos lleva al sangriento jueves de Corpus de 1971.

Cuarón nos narra una historia muy íntima y muy universal. De su mano, pocas veces en el cine vemos como aquí, con tanta maestría y perfección, lo que es la profundidad y el significado de los planos abiertos y las panorámicas de un lugar, para ver lo que está más allá; la composición sinfónica del caos en que vivimos y de los sonidos cotidianos, la sensación de estar ahí con la fotografía en blanco y negro. Porque sabe lo que es el cine, Cuarón hace de nuestra vida ordinaria un milagro y una sinfonía.

El agua aparece siempre en esta historia: para lavarnos, refrescar, limpiar, apagar el fuego, jugar, recordar, llevarse algo… Como en la secuencia inicial, el agua también ha de arrastrar a la coladera los residuos de lo vivido para que el piso luzca limpio de nuevo, ¡aunque se vuelva a ensuciar! Los protagonistas de Roma lo hacen, especialmente las mujeres: Cleo y Sofía. El viaje a la playa de Tuxpan es climático en la narración: tomar distancia de la casa, tomar decisiones, recuperarse, salvar una familia, volver a estar juntos. El mar está ahí imponente y mágico, amenazante y redentor. Pero esa agua siempre presente necesita de los abrazos para poder unir las diferencias, compartir nuestras fragilidades y heridas, mirar más allá. Al abrazarnos volvemos a vivir.

Roma es una historia de amor: a uno mismo, a la familia, a la ciudad, al país; de amor a la vida y a los recuerdos. Revivir esta historia de Roma, nuestra historia, es para Cuarón una deuda, una purificación, una esperanza. El cielo se refleja en el agua, en la misma coladera. Un avión surca el cielo, pasa: todo pasa. La vida sigue: un poco igual, un poco diferente, un tanto nueva, madurada. Cleo sube las escaleras hacia lo alto. En Roma, algo se rompe, algo se muere, algo comienza.

[*] Profesor de Teología en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México; miembro de la Comisión Teológica de la Compañía de Jesús en México, miembro de Signis (Asociación Católica Mundial para la Comunicación). lgorso@jesuits.net

Perspectivas de la educación superior en la misión apostólica de los jesuitas

[*]

Michael Garanzini, sj [**]

Recepción: 26 de octubre de 2017
Aprobación: 23 de enero de 2018

 

Aprecio la oportunidad que me han dado de participar en este espacio, en virtud de que quiero mostrarles algunas cosas en las que yo mismo he estado pensando y reflexionando. Originalmente se me solicitó hablar acerca de mis actividades como director universitario y como vicepresidente del área académica. Mi campo de especialidad es la terapia familiar; se trata de un trasfondo particularmente bueno para hacerse cargo de una universidad, como lo hago yo; pues la terapia familiar consiste fundamentalmente en lucha, en cómo luchar con justicia y presteza. Y es que las universidades son lugares donde se lucha sanamente y donde se debe lidiar con personas luchando sanamente. Es cierto que se trata de un trasfondo fecundo, pero puede que debido a él yo suela pensar de manera recurrente en términos de luchas y problemas. Para evitar caer en este esquema, hoy tengo pensado hacer algo distinto.

 

En mi conferencia trataré de responder a tres preguntas:

  1. ¿Cuál es la verdadera inspiración detrás de la universidad jesuita? Y cuando digo inspiración me refiero al sentido de la palabra en latín “inspirare”, es decir, iniciar, respirar/traer a la vida; pero también sostener. ¿Qué mantiene con vida a la educación jesuita?
  2. ¿Cuál es nuestra situación actual?, esto es, ¿cómo estamos nosotros en este mundo contemporáneo?
  • ¿Cuáles son los propósitos de la educación jesuita para el futuro?, o bien, ¿hacia dónde debería dirigirse la educación jesuita en un futuro?

 

I

Comienzo por la primera pregunta: la inspiración de la educación jesuita. Es algo que ustedes ya deberían de saber, puesto que, o son jesuitas o conocen a jesuitas; por lo tanto, les ofrezco una disculpa, ya que lo que enseguida enunciaré no les tendría por qué representar novedad alguna. Es ‘material viejo’, algo ciertamente bien sabido ante lo cual puede que me deban, incluso, corregir. Y como soy terapeuta familiar, no tengo problema con respecto a ser corregido o desafiado, siempre que combatamos con justicia.

Partiré de los ejercicios espirituales de San Ignacio. Los ejercicios espirituales de San Ignacio constituyen su más grande obsequio a la Iglesia. No así, empero, los jesuitas en tanto orden. Es debatible, incluso, si los jesuitas podrían ser considerados un obsequio para la Iglesia. En fin, los ejercicios espirituales de San Ignacio son lo que hace que un jesuita sea tal. Además, considero que son en sí la inspiración en la universidad. Cuando uno se retira espiritualmente con el apoyo de estos ejercicios, lo que sucede es que el mismo San Ignacio invita a comenzar el periodo de oración pidiendo por la gracia que se necesita. Ignacio pregunta, ¿qué es lo que tú deseas obtener a partir de este momento de gracia? Esto es una manera particularmente nueva de entender la oración. Y es que la mayoría de la gente, cuando dice “es momento de orar”, se sienta en el templo o en su habitación, junta sus manos, hace la señal de la cruz y comienza a hablarle a Dios acerca de lo que sea que traiga en la cabeza, o bien, lee algún escrito y reflexiona en torno a él. Por el contrario, San Ignacio dice “comienza tu oración pidiendo por la gracia que necesitas”, en otras palabras, la intencionalidad lo es todo. ¿Qué es lo que deseas lograr?, ¿qué es lo que quieres obtener? Una vez que lo sabes, pide a Dios por la gracia necesaria para que ello suceda.

En una de sus primeras meditaciones, San Ignacio le dice al participante de un ejercicio espiritual: quiero que imagines a los tres miembros de la Santísima Trinidad. Colócate con ellos, quizá en tu habitación, observándolos, y pregúntate por lo que ven ellos cuando miran al mundo; y cuando miran al mundo, imagina que comienzan un diálogo entre ellos: “¿qué es lo que vemos? Vemos lo que hemos creado. Vemos muchas cosas buenas, aunque también vemos que hay muchos problemas. Vemos que la humanidad, la cima de nuestra creación, está desgarrada, dividida, que abunda el pecado en todo el mundo”. Luego, la Santísima Trinidad —dice San Ignacio al participante— tiene una con-moción a hacer algo respecto a ello. Así, Dios Padre dice a Dios Hijo: “necesitamos enviarte para que logres cambiar, vigorizar y re-traer a la vida del espíritu a la familia humana que tan desesperadamente necesita ser rescatada de su condición actual”. Entonces la Santísima Trinidad se con-mociona nuevamente y envía al Hijo, y más tarde al Espíritu Santo, cuando aquél deja la vida humana, esta existencia”. ¿Qué es lo que está haciendo San Ignacio? Él nos está solicitando considerar una noción de Dios que es, ante todo, “dialógica”, en conversación mutua; una noción de Dios que se con-mociona, que puede moverse, que tiene sentimientos como los nuestros; y un Dios que, al con-moverse, actúa, pues pretende hacer de este mundo, su creación, algo mejor de lo que es, rescatándolo de su propia tendencia a la autodestrucción. Esto es muy interesante, pues cuando uno piensa acerca de la imagen que se tiene de Dios, uno tiene que preguntarse a sí mismo: “¿cómo es que imagino a ese Dios que yo adoro, cuestiono, o bien, rechazo?”. ¿Cómo representas al Dios al que le hablas?, ¿cómo es el Dios que habita en tu cabeza y en tu corazón? Para San Ignacio el Dios que adoramos es un Dios compasivo, conversativo (desesperado por dialogar con nosotros) y activo (quiere mejorar las cosas para nosotros). Interesante. Santa Teresa de Ávila alguna vez dijo —y ella es contemporánea de San Ignacio, tenía la misma visión que él— “eventualmente te tornas el Dios que tú mismo adoras”. ¡Qué reflexión tan brillante! El Dios que adoras tendrá repercusiones drásticas sobre ti: si tu Dios es crítico, si tu Dios es distante, si tu Dios es cariñoso, si tu Dios está emocionalmente conectado contigo, si tu Dios está ansioso de aproximarse hasta ti; dependiendo de cuál sea la imagen que tengas de tu Dios te configurarás tú mismo, eventualmente tú te tornarás el tipo de persona según la representación que te haces de Dios.

La siguiente cosa que San Ignacio le pide hacer al participante del ejercicio es, tomando en cuenta lo anterior, pensar en cuál sería su respuesta. “¿Cómo te sientes —le dice San Ignacio— en medio de este diálogo entre los miembros de la Santísima Trinidad?” La contemplación y la reflexión conducen al diálogo, el cual revela sentimientos y emociones que finalmente conducen a la acción. Esto se convierte en el paradigma de San Ignacio para prácticamente todo.

Las instituciones jesuitas, por implicación, no deben ser lugares que, como torres de marfil, simplemente contemplan el mundo. Sea que se trate de matemáticas, de física, de historia, en fin, sin importar el campo de estudio, no debemos ser un lugar que sencillamente contempla y progresa en el conocimiento. Por el contrario, debemos ser un lugar ansioso por dialogar con el mundo a través de las distintas disciplinas; porque las ciencias y las disciplinas son insuficientes por su cuenta. Y todo ello nos conduce eventualmente a dar una respuesta; algo dentro de nosotros nos llama, nos impulsa a la acción. La universidad jesuita es más un método que un lugar; es un cómo hacemos las cosas a diferencia de cualquier otra universidad. Es un instrumento y, cuando San Ignacio lo descubre, porque en los inicios en la Universidad de París donde conoció a sus compañeros y comenzó con la primera comunidad de lo que más adelante se consolidaría como la Compañía de Jesús, no pensó en las universidades como un instrumento idóneo para responder al llamado de Dios (él había decidido ir a la Universidad de París y aprender varios idiomas porque creía que tenía que ser mejor que los demás si quería hacer algo por este mundo). Esto es algo que descubre después. Pero el caso es que la universidad es un instrumento muy importante para traer al mundo el tipo de curación, de crecimiento y de orden que las comunidades necesitan. Así que San Ignacio se involucró en el ámbito universitario, al principio quizá con algo de renuencia, hasta que eventualmente se percató de que aquel era un muy buen espacio y una muy buena herramienta. Se percató de que no era necesario hacer las cosas tal y como las solía hacer la prestigiosa Universidad de París, sino que se pueden hacer de manera un tanto distinta. Pensaba que era necesario hacer las cosas de un modo más “intencionado”, en un modo distinto (y hablaremos en torno a ello en breve).

Siguiendo el modo de los ejercicios, en nuestras universidades el estudiante pasa a ocupar el lugar central que anteriormente ocupaba el conocimiento. El estudiante es, por tanto, el enfoque central en la universidad jesuita, su corazón. ¿Y qué sucede con el estudiante? Tal es la pregunta que más importa a la universidad jesuita. “¿Quiénes llegan a ser?”, solía decir el padre Peter Hans Kolvenbach, sj. “Lo que los estudiantes lleguen a ser será la medida de nuestra universidad”. Así pues, la formación del estudiante, de la persona, lo era todo. ¿Y qué es lo que queremos de los estudiantes? Queremos que sean contemplativos, reflexivos, aplicados, especializados, pero, además, dialógicos con el mundo en el que habitan y entre ellos mismos, queremos que además reconozcan que pueden ser con-movidos a hacer algo; que sientan que son llamados a algo que los conduce a la acción. Que participen en crear una nueva comunidad, así como lo hizo Dios, quien quiere que sean co-creadores junto con Él. Entonces, con esta idea en mente, ¿qué es lo que vemos cuando miramos hacia abajo al mundo de hoy, tal y como lo hicieron las personas divinas de la Santísima Trinidad?, ¿cuál es el mundo que vemos en el que nuestros estudiantes están viviendo, invitándose, trabajando, y del cual queremos que hagan algo mejor?

 

II

Cuando miramos hacia abajo para observar el mundo de hoy hay que preguntarnos cuál es ese mundo para el cual los estudiantes se están preparando. En primer lugar, es un mundo más globalizado, es decir, los estudiantes están conectados por doquier y ven todo alrededor del mundo: las noticias de lo que sucede en África, en España, en Estados Unidos, están inmediatamente disponibles para ellos. Viven en un mundo en el que todo está completamente conectado, para bien y para mal, y ellos lo saben. Lo que sucede aquí en Guadalajara es impactado por lo que sucede en el mundo e impacta en el resto de mundo. Ellos lo entienden. También saben que este mundo globalizado está sobresaturado de información, lo que los pone en riesgo, junto con todos nosotros, y han de descartar o de bloquear muchas cosas. Sabemos por ejemplo que, en términos políticos, la gente solo consulta información que concuerda con su posición política. Esto es parte del fenómeno de vivir en un mundo globalizado y tener demasiada información, razón por la cual la gente descarta todo aquello que no desea ver.

Nuestros estudiantes son tecnológicamente impulsados, somos tecnológicamente dependientes. Por ejemplo: si algo anda mal con nuestro vehículo, en la primera persona que pensamos que podría ayudarnos es un mecánico, pero lo cierto es que en realidad precisaremos de un técnico en computadoras porque hay ya tantos dispositivos computarizados al interior de los vehículos actuales que ya no es tan simple como coger una llave inglesa, abrir el capó o meterse debajo del carro y repararlo; la mayor parte de los componentes de los vehículos están computarizados. En síntesis, estamos completamente conectados. Otro caso: vivimos con nuestros iPhones, los cuales están conectados a cualquier parte del mundo y, en consecuencia, no sólo tenemos un exceso de información, sino que estamos siendo muy superficiales para tratar el conocimiento que adquirimos. En efecto, somos muy superficiales en torno a lo que entendemos sobre el mundo que nos circunda. Es muy complejo. Elegimos, por así decirlo, ‘desconectarnos’. Hay aspectos muy deshumanizantes en lo que respecta a la globalización y al irrefrenable progreso tecnológico que progresivamente nos empobrece como personas, hace que nos incomode cada vez más la presencia del otro, nos torna indiferentes respecto a nuestra comunidad, nos posiciona en el centro del Universo; en fin, vivimos en un periodo de tiempo en virtud del cual lo que significa ser humano es una nueva pregunta antropológica, ¿qué significa ser persona humana hoy y cómo lo vemos?, ¿como un consumidor?, ¿como un defensor de alguna ideología para manipular?, ¿como un ciudadano? ¿Qué es el ser humano?, ¿qué es la persona hoy en día?

Los jóvenes ven por igual contrastes sociales cada vez más acentuados. Está el mundo del rico y el del pobre; el del poder y el de la impotencia absoluta; crímenes y violencia a veces en escalas estremecedoras. La juventud actual sabe muy bien que el planeta se muestra desafiante, que tiene un límite y que incluso detalles mínimos impactan en su vida.

 Yo nunca crecí pensando cosas como esta: si todos en este mundo vivieren como se vive en Estados Unidos, mi país, precisaríamos de dos o tres planetas adicionales para tener recursos suficientes con miras a sobrevivir. Por consiguiente, es imposible que todos en la tierra vivan como se vive en el primer mundo. ¿Cómo resolver este problema? La gente que no vive en el primer mundo quiere obtener los beneficios de vivir en él trabajando duro para construir una sociedad que les permita acceder a ellos. Los jóvenes de hoy también ven —y yo considero que esto se ha vuelto más evidente en los últimos días— limitaciones en la democracia liberal. Lo que quiero decir con esto es que la democracia, las sociedades democráticas, están pasando por momentos difíciles. Quizá ello se deba a que confiamos demasiado en encuestas aplicadas a la sociedad, puede ser; pero el caso es que la democracia liberal no está consiguiendo solventar los problemas. Vemos entonces emerger el populismo: basta echar un vistazo a lo que sucede en Filipinas, en Venezuela, en Estados Unidos (con Trump), en India (con Modi) y en Francia, países en los que los líderes populistas están al alza; además algunos países europeos están desmoronándose. Todo ello indica que la democracia liberal está en apuros.

 A propósito de estas dificultades de nuestras formas políticas, hay dos libros recientes muy interesantes que yo encuentro sumamente desafiantes y que vale la pena revisar. Se trata de The culture of narcisism, de Christopher Lasch, escrito en los años cincuenta. Hizo una predicción muy atinada acerca de hacia dónde vamos y el otro es The Age of Anger: History of the Present de Pankaj Mishra, un hindú que estudia a Europa. Pienso que fue muy atinado, en algo: logró predecir (escribió su obra antes de que Trump se alzara con el poder en Estados Unidos o Modi en India, etcétera) que aquellos que no tuviesen cabida en el régimen democrático liberal comenzarían a rebelarse contra él. Así, en consecuencia, Mishra asegura que lo que estamos viendo en nuestros días es un conjunto de políticas del resentimiento. Es, pues, una reacción de la gente que fue expulsada de los beneficios de aquel mundo.

 Con todo esto, mi diagnóstico respecto a la juventud de hoy en día es el siguiente: los jóvenes intentan ser idealistas y quieren ser generosos, pero están consumidos y preocupados por ser alguien en este mundo y tener los mismos bienes o más que sus padres. Más aún, son consumidos por el “carrerismo”[3] pese a que sueñan con ser más idealistas y generosos. Empero, debajo de todo esto, pienso que lo que vemos en muchos de los jóvenes que hoy en día se acercan a nosotros es retraimiento, preocupación y miedo, esto es, una penetrante inseguridad. No se sienten seguros acerca del futuro. Y lo cierto es que la inseguridad nos puede paralizar y refrenar, disuadiéndonos de tomar riesgos y de crecer. ¿Cuánto le toma a la gente elegir un esposo o una esposa? Se pone cada vez más difícil. ¿Cuánto tiempo le toma a uno decir “yo elegí realmente esta carrera y daré todo mi ser en ella”? En fin, parece que todas nuestras tomas de decisión están tomándonos más tiempo porque nos sentimos inseguros.

Sostengo que la universidad jesuita tiene que abordar este asunto apelando a la formación del estudiante. Que no se trate simplemente de una transferencia de conocimientos o de habilidades, sino cuestionarse cómo ayudar al estudiante para que sea un ser humano íntegro, tal y como está destinado a ser. Aquel profesor que argumenta: “mi trabajo consiste sólo en transferir conocimiento y ellos (los estudiantes) han de adquirir las habilidades que necesitan para sobresalir en su campo de estudio”, le hace realmente un mal a sus estudiantes, se distancia de ellos, los hace a un lado sin importar la clase de conocimiento que se esté enseñando, pues de lo que se trata es de formar a la persona como un todo. Tal ha sido siempre el sello característico de la universidad jesuita. Así, el profesor de una facultad jesuítica diría: “como estudiante, lo que tú piensas es importante para mí; cómo tú piensas es aún más importante para mí; y, más aún, lo que tú sientes es también importante para mí. Por lo tanto, lo que hagas con lo que te enseño es lo que realmente me interesa”. Tal es, pues, el enfoque que debe tener un profesor que forma parte de un sistema universitario jesuita.

 

III

¿Hacia dónde debemos dirigir nuestra atención como educación jesuita? El padre Kolvenbach alguna vez exhortó a las universidades jesuitas a volver a su interés histórico por las humanidades, los estudios humanísticos y a pensar en torno a la gestación de un nuevo humanismo. Recuperando esto considero que lo primero que tendríamos que hacer es retornar a la pregunta antropológica acerca de qué es ser humano hoy, así como repensar en qué es aquello que pretendemos transmitir. ¿Cuál es la cultura, cuál es la herencia intelectual que queremos transmitir en esta época? Así, el padre Kolvenbach exhorta a una clase particular de humanismo, un humanismo social que coloca al estudiante, a la comunidad de estudiantes, en el centro; que cultiva el celo por la justicia, enseña el respeto por la diversidad humana y promueve la acción y el liderazgo. Un nuevo humanismo —yo creo— que velará por autores y escritores que estén más allá del canon occidental, que tomará en cuenta pensadores de todo el mundo; un nuevo humanismo que producirá una perspectiva genuinamente global bajo la cual los estudiantes serán preparados y formados para el liderazgo, no únicamente dentro de esta comunidad, sino en interconexión con todas las comunidades impactadas por lo que el estudiante y su comunidad hacen. Defiendo que este humanismo social tiene que cultivar a la persona humana de nuevo, tal y como fue creada, es decir, única y dotada de toda la integridad con la que Dios la pretendió. Asimismo, debe estar basado en la justicia y no en ideologías políticas, al igual que ha de estar preocupado por el cuidado del planeta.

Lo segundo que tendríamos que hacer es recuperar la tradición de la retórica. Lo que quiero decir es que las escuelas jesuitas, desde sus inicios, fueron conocidas por tratarse de lugares en donde los estudiantes se preparaban para entender lo que piensan y cómo es que piensan; de suerte que el estudiante pueda ser capaz de expresar con claridad y cuidado lo que piensa. La única manera de lograrlo es entendiendo a la persona con la que se dialoga. Si se puede hablar a alguien, entonces se puede hablar con alguien, pues cuando se internaliza al otro no se dicen cosas que el otro no pueda escuchar o entender. Todo profesor conoce la lucha que representa cada día, en cada clase, responder a la pregunta: “¿cómo digo esto, de suerte que consiga darme a entender por mis estudiantes?” Pues bien, esto es parte de la tradición retórica. En efecto, cuando el estudiante se preparaba para expresarse de forma oral o escrita, reconocía que la posibilidad de un argumento o posición convincente exigía de suyo un autoconocimiento por parte del estudiante mismo, al igual que un conocimiento de los otros. Esto es un esquema de la totalidad de una persona en labor de comunicación; por lo tanto, pienso que tenemos que recuperar esto porque si hay una habilidad que está en peligro de desaparecer en esta era tecnológica es la habilidad para comunicarnos. Hablo de verdadera comunicación y verdadera retórica que implica un conocimiento pleno sobre quién se es y qué es lo que se recibe de los otros. No es posible expresar la totalidad de quién se es en un hashtag o un emoticono al interior de un tuit. Esto no es comunicación y, por lo mismo, hemos de recuperar la tradición retórica.

Una última cosa en la que tenemos que trabajar es en una universidad como modelo de acción en tanto comprometida con la comunidad. Así, la universidad se consolida como un modelo para el estudiante en su vida. Un modelo en cuanto a lo que significa reflejar, entender, entrar en diálogo con otros, ser llamado, responder y aprender desde lo que se responde. Ciertamente, la universidad por sí misma debe ser una comunidad a cargo de esto.

Es interesante que la reputación de excelencia académica que ostenta la educación jesuita está sostenida en estos tres aspectos: (1) Un nuevo humanismo social (2) que recupera la tradición retórica (3) tornándose en un modelo de acción. En efecto, las instituciones educativas jesuitas fueron conocidas por mantener una filosofía y una teología que colocan a la persona en el centro de la creación, así como también fueron conocidas por desarrollar su currículum basadas en esa creencia. A diferencia, pues, de la Universidad de París en el siglo XVI o de las universidades estatales actuales, las universidades jesuitas preparan a la persona de manera integral. La universidad jesuita es un modelo de acción que se inserta en la comunidad y que apoya a la comunidad. Cuando la gente dice que los jesuitas destacan por su excelencia académica, yo creo que se refieren a esto.

Hay un último punto en torno al cual me gustaría reparar. Somos afortunados en esta era de vivir en un mundo que posee una Iglesia Católica liderada por un hombre llamado Jorge Mario Bergoglio, el papa Francisco. ¿Por qué digo que somos afortunados a causa de esto? Porque considero que su estilo de liderazgo es un modelo para el tipo de persona que queremos ayudar a crear en las universidades jesuitas. Él conoce bien cómo expresar lo bueno y lo malo, al igual que sabe de qué manera reflejarlos. Además, es un hombre honesto y valiente comunicándose con otros y habla con la verdad ante los poderosos y siempre nos llama a un compromiso personal; en todo lo que suele escribir trata acerca de aquello a lo que somos llamados a hacer y de si estamos cambiando en pos de convertirnos en mejores personas. Él no tiende a escribir tratados sobre diversos temas, en lugar de ello nos insta a emprender la acción. Es una persona que hace lo que dice; así, si invita a la gente a acoger emigrantes, él mismo les brinda acogida. Formalmente: si pide que la gente haga algo, él mismo predica con el ejemplo. Somos, pues, afortunados porque es un hombre reflexivo, recto y propositivo. Creo que es el tipo de liderazgo que todos queremos.

La reflexión va más allá del ámbito del conocimiento. Es una cuestión de síntesis que cobra relevancia; es una cuestión de integridad: consiste en vivir, hablar y juzgar con honestidad y estar abierto a la crítica y la corrección. Es cuestión de intencionalidad, iniciativa y tendencia a la acción, a hacer más y mejores cosas.

 

[*] Conferencia presentada el 26 de octubre de 2017 en el marco del vi Encuentro El Humanismo y las Humanidades en la Tradición Educativa de la Compañía de Jesús. Pasado, actualidad y desafíos de la universidad en el mundo, en México, en la misión educativa jesuita.

[**] Secretario para la educación universitaria de la Compañía de Jesús.

[3] Nota del editor. Política o práctica académica que consiste en la imposición de avanzar en los estudios superiores, muchas veces a costa de la propia integridad personal. No existe traducción al español para este concepto.

Hermes y la pregunta por el ser del ente

Álvaro Miguel Rodríguez Jáuregui[*]

Recepción: 21 de mayo de 2018
Aprobación: 9 de agosto de 2018

Abstract. Rodríguez Jáuregui, Álvaro. Hermes and the Question of Entities’ Being. The actions of the Greek god Hermes in ancient literature always have the same background motif: ‘passing,’ coming out. Kerényi’s studies shed light on this depiction of Hermes in his way of acting ‘in passing.’ From this ‘passing’ in which Hermes is the one who conveys, who brings being into the light of day, a space is generated between an entity and the being of that entity that was brought into the light of day. This is Hermes’ most important action, bringing out what is hidden in the cave, in the darkness, in Hades, what is forgotten. The hermetic space between being and its entity is the space where we attempt to plant the repetition of the question about being, as the being of an entity. Heidegger has already done this repetition: the question about the sense of being. But our intention is to return to the question about being, not as it relates to the entity Dasein, but as being refers to its entity: in the hermetic space from which Hermes brings it out.
Key words: Hermes, hermetic space, question about being, repetition of the question, Heidegger.

Resumen. Las acciones del dios griego Hermes en la literatura antigua tienen una misma figura de fondo: el ‘paso’, un salir. Los estudios de Kerényi facilitan exponer a Hermes en ese modo de actuar como ‘paso’. De este ‘paso’ en el que Hermes es el que lleva, saca a la luz el ser, se genera un espacio entre el ente y el ser de ese ente que fue sacado a la luz. Ésta es la acción más importante de Hermes, hacer salir lo que está en la cueva, en lo oscuro, en el olvido, en el Hades. El espacio hermético que queda entre el ser y su ente es el espacio donde pretendemos plantear la repetición de la pregunta por el ser, como ser de un ente. Heidegger ha hecho ya tal repetición: la pregunta por el sentido del ser. Pero pretendemos volver a la pregunta por el ser, no en relación con el ente Dasein, sino en la respectividad del ser con su ente: en el espacio hermético de donde Hermes hace salir.
Palabras clave: Hermes, espacio hermético, pregunta por el ser, repetición de la pregunta, Heidegger.

 

¿Quién es Hermes?

 ¿Qué representan los nombres de los dioses?

En la estructura del nombrar algo hay tres elementos básicos: el nombre, ese algo que se nombra y las líneas de referencia que unen a éste con el nombre. El nombre queda como el referente del referido y como el punto en el que convergen las referencias entre el nombre y el algo nombrado.

El nombre es el “lugar” que puntualiza, que reúne las referencias originadas por lo referido. Así, no nos costará mucho aceptar que la realidad a la que nos enfrentamos está referida en un sistema lingüístico nombrable, de modo que usando el lenguaje podemos entender las referencias como significados –aunque no siempre nos detenemos a destapar lo referido– lo que están alumbrando las referencias contenidas en lo nombrado.

La mitología nos ayuda a ejemplificar esto y al mismo tiempo a direccionar el texto hacia su objetivo, explorar el actuar de Hermes como espacio de respectividad del ser con su ente. El referente sol (nombre-objeto) como divinidad tiene las referencias significativas de un algo referenciado en él: “La ‘puesta’ del sol no se considera una ‘muerte’, sino la bajada del astro a las regiones inferiores, al reino de los muertos. A diferencia de la luna, el sol tiene el privilegio de poder atravesar el infierno sin morir. Pero su paso predestinado por las regiones inferiores no deja por ello de conferirle prerrogativas y rasgos funerarios”.[2]

El sol ha sido un referente de una divinidad referida en muchas de las culturas de la Antigüedad y tendrá sus referencias significativas según la cultura que se trate, pero esas referencias tienen detrás un referido, algo del sol les refiere un misterio que queda relatado en el mito, una visión inicial de un aspecto del misterio que se mira queda amalgamado en una creencia mítica a través del referente sol (nombre-objeto): “aunque inmortal, el sol baja todas las noches al reino de los muertos; por tanto, puede llevarse hombres consigo y darles la muerte en su ocaso; pero al mismo tiempo puede también guiar a las almas a través de las regiones infernales y volverlas a la luz, al día siguiente, al despuntar el día… Los indígenas de Torres Straits creen que en alguna parte de Occidente existe una isla mítica llamada Kibu, ‘la puerta del sol’. El viento empuja hacia ella las almas de los muertos”.[3]

En el nombrar al sol con el nombre del dios están implicadas las referencias significativas que podemos entender con cierta facilidad, pero lo referido tiene un grado más de dificultad: ver el inicio misterioso desde el que se abren las referencias contenidas en el nombre del dios sol exige una búsqueda a través de su actuar que nos lleve al punto misterioso que está representando; es decir, los dioses representan un misterio o un aspecto de él, un rayo de luz que se deja ver en un momento inefable, que es el inicio que deriva y termina en la cristalización de éste por las acciones míticas de ese dios. Así, poner nombre a un dios es fijar las referencias que llevan del referente al inicio misterioso a través de lo que se referencia en lo nombrado. Las cargas de referencias que lleva el nombre figuran al dios, implicando en él la visión originaria del misterio que es representado por el nombre del dios, símbolo mítico de ese misterio.

El dar nombre es empoderarse frente a lo nombrado porque así puede entenderse, penetrarse, dominarse. Los nombres nos dan los modos en los que puede ordenarse el mundo y dominarlo. Así lo deja ver la tradición judeocristiana: “Y Yahvé Dios formó del suelo todos los animales del campo y todas las aves del cielo y los llevó ante el hombre para ver cómo los llamaba, y para que cada ser viviente tuviera el nombre que el hombre les diera”.[4] El nombrar es el primer momento del poner orden, nombrar es entramar significados, es ordenar el mundo; poder decir un nombre es contener las referencias en él, es conocer lo incognoscible a través de las referencias contenidas. De aquí la prohibición bíblica de nombrar a Dios, pues el misterio divino para esta tradición está más allá de todo nombre: a Dios no se le puede contener en un nombre o una imagen.

En el caso de los dioses griegos, frecuentemente los encontramos con nombres que refieren parentescos, objetos, acciones o tiempos por los que los griegos de aquellos años se dejaron sorprender. En esos nombres los dioses tienen también la función de representar un aspecto misterioso, un aspecto inicial de una visión en esa cultura. El dios Cronos, por ejemplo, ofrece claridad suficiente para entender el asombro contenido ahí, asombro que los griegos de la Antigüedad tenían por el devenir de las cosas. El misterio del tiempo que consume queda representado en la acción de Cronos al comerse a sus hijos.

Con lo anterior estamos en condiciones de preguntarnos por Hermes. Si el nombre de Hermes tiene la misma función de la que hablamos al tratar de los dioses griegos, podemos ahora preguntarnos por las acciones de este dios griego y qué misterio está contenido en ellas ¿Quién es Hermes y qué aspecto y de qué misterio se desprenden sus acciones?

Con esta pregunta podemos también señalar lo que buscamos en este primer momento en nuestro discurso: describir al dios Hermes en sus acciones para visualizar el aspecto del misterio que está contenido en él. Luego, pretendemos hacer una descripción de ese espacio misterioso del misterio referido en Hermes y, finalmente, proponer un momento fundamental para la hermenéutica filosófica desde donde debemos repetir la pregunta por el ser como ser del ente.

 

La acción del dios Hermes

Conocer a Hermes a través de sus acciones tiene la dificultad de la diversidad de ellas. Aunque creemos que en el fondo todas tienen el mismo sentido; es decir, todas son propias de un mismo aspecto misterioso: el espacio hermético. Lo que intentaremos es llegar a lo referido en Hermes a través de sus acciones; las acciones del dios Hermes no son la meta, sino el medio para describir en lo posible aquel referido espacio misterioso en el nombre Hermes.

Es común encontrar a Hermes en la literatura griega llevando un mensaje, pasando y haciendo pasar, cruzando de un lugar a otro. Las acciones de Hermes, aunque aparenten ser distintas, creemos que son todas un ‘paso’ de un lado inaccesible hacia otro en el que se hace accesible algo. Inclúyase en esta accesibilidad la visibilidad de lo que ha pasado a ser accesible; por ser accesible es ahora visible.

Ya en la Ilíada, Homero lo presenta llevando a Priamo ante Aquiles para traer el cuerpo de su hijo Héctor. Adormece a todos para hacerlo pasar sin ser visto y abre las puertas para llegar hasta la tienda del Pelida.[5] En la Odisea, Hermes hace algo similar cuando llama a las almas de los pretendientes muertos de Penélope, haciéndolos cruzar el océano y luego la puesta de sol hasta donde habitan las almas.[6] En esta rapsodia de la Odisea describe Homero la “vara con la cual adormece los ojos de cuantos quiere o despierta a los que duermen”.[7] Ambas acciones las realiza de noche, y pese a esa noche se puede ver para ‘pasar’.

En la misma Odisea hay una acción de Hermes por demás interesante. Aconseja a Odiseo ir a la morada de Circe. Hermes le elabora un remedio para que no ciegue su vista el encanto de Circe, aunque le prepare ella un brebaje. Este remedio Hermes lo hace arrancando de la tierra una planta que “tenía negra la raíz y era blanca como la leche su flor […] y es muy difícil arrancar para un mortal”.[8] Esta acción de arrancar la planta que tiene negra la base y termina en lo blanco de una flor, y que sólo Hermes puede arrancar, tiene la misma figura de las acciones anteriores, pues puede conducir en la negra noche con su aurea vara, un paso por la noche donde no se puede ver el otro lado al que se busca llegar, pero es Hermes quien hace llegar. La planta tiene la figuración de la acción hermética que se puede encontrar en otras más, por lo negro y lo blanco en un juego similar al de la noche y la luz.

Otro ejemplo con la misma figura accional, cuando Hermes salta del ponto a tierra para luego meterse a la gruta donde está Calipso a quien le lleva el mensaje de Zeus quien pide que deje salir a Odiseo. El mensaje de Hermes llevará a Odiseo fuera de la gruta de Calipso.[9] Hermes sale y entra, pasa de lo ‘oscuro’ a la luz y vuelve cuando quiere para salir otra vez; Hermes es el dios del ‘paso’ que sale y entra; el dios que cruza mundos y lugares con una misión. En la Teogonía de Hesíodo, Hermes puede aumentar el ganado, hace nacer, trae de la nada a las creaturas, las trae a ser, a nacer, a la luz.[10] Pero Hermes no es creador, sólo trae a ser.

Es realmente difícil en el presente escrito enlistar exhaustivamente las acciones herméticas que la literatura griega nos ofrece. Karl Kerényi[11] hace un excelente trabajo al describir a Hermes desde los textos más antiguos. La imagen de Hermes en el texto de Kerényi, el conductor de almas, viene a jugar nuevamente un papel de guía, ‘el que hace pasar’. Nos parece que en todas las relaciones que hace el autor las acciones de Hermes están figuradas como ‘paso’, porque él lleva del sueño a la aurora, también figura las piedras, se relaciona con Afrodita y Eros participando como fecundidad masculina, etcétera. Hermes es el guía de la vida que trae al mundo, que hace conocer el mundo porque el mundo puede ser visto: Hermes abre el mundo[12] y en eso hay un ‘paso’.

Hermes se figura como el conductor, guía, el que hace pasar: “Aquí o allá, en cualquier lugar por el que aparece, aun si sólo es como ‘guardián’, Hermes adviene e irrumpe desde lo inframundano; pero no desde lo mortal [o la nada]… Aquello que flota entre el ser y el no-ser, de aparente impotencia, de servidumbre oprimida, de vida restringida a la noche de la simiente, encuentra el camino para elevarse. Hermes el psicopompo también llamado Harmateus, el auriga de las almas, lo conduce, lo trae de regreso…”.[13]

Hermes es un ‘paso’, un momento en el que se cruza, el ‘conductor’ que lleva de un lugar a otro; el espacio donde se da la posibilidad de llegar ‘al otro lado’; el espacio hermético que hace aparecer, que hace venir. “Visto desde un aspecto mitológico, en cada dios se da el origen de un mundo, que sin él permanece invisible, pero con él se revela en su visibilidad más allá de los conceptos del mundo de las ciencias naturales. Él es su origen, a través del cual se creó y a través del cual se hace comprensible. Como fundamento del entendimiento del mundo, sin duda, él también es idea, aunque para nosotros todavía no esté del todo asimilada”.[14] Así, Hermes es el referente que refiere ese momento del venir aquí, del traer, del pasar hacia acá; el dios Hermes es el referente de un referido: el espacio hermético, ciego mientras pasa, oscuro momento en el que cruza con una pequeña luz en la vara que insinúa el origen; espacio hermético en el que no se ve forma alguna pero que aparece después del ‘paso’, en la luz de este mundo, en la mirada (θεάω); forma que fue traída a la luz por Hermes.

 

El espacio misterioso de Hermes

¿Qué es lo referido en las referencias accionales de Hermes? ¿De qué es referencia la acción hermética del ‘paso’ que hace el dios Hermes? El espacio hermético es, como planteamos al principio del texto, el referido misterioso que refiere el nombre Hermes. La dificultad de describirlo es propia de su ser misterioso. Sin embargo, intentaremos describir ese momento inicial del misterio que está representado en el ‘paso’ de Hermes.

Si la acción de pasar es propia de Hermes, si pueden entenderse como ‘paso’ las maneras en las que se le representa a Hermes, implica que hay un espacio por el que se pasa. Este espacio es el ‘misterio’ que se abre, el espacio del que sin saber de dónde y cómo aparecen las cosas a la visión en la luz ya con una forma en la que puede saberse qué son, pues Hermes las hace nacer. No significa que Hermes las trae de la nada. Saca las cosas a la luz, las trae de la noche, de lo cerrado, de lo subterráneo, desde un misterioso lugar que por un momento pasa conducido por Hermes, y vienen a la luz para ser vistas, nacen las cosas a la luz, luego de pasar por ‘ahí’. Ese es el misterio referido en Hermes: el espacio que hay en el ir de lo oscuro a la luz, el espacio que debe haber entre la noche al hacerse día, ese momento inevitablemente supuesto, por lo inexplicable del aparecer de las cosas. Pero es inevitable suponerlo, porque es innegable que las cosas son vistas.

Lo inefable es precisamente ese espacio del no saber de dónde vienen las cosas que pueden verse ya con una forma, cómo es que pasan de lo oscuro (invisibles) a la luz (visibles). Nos parece que es éste el momento del misterio originario de Hermes o, mejor dicho, el misterio originario del nacimiento de lo que puede verse. Usando las palabras de Kerényi, ese espacio donde flotan el ser y el no-ser, ese espacio es el espacio en el que guía Hermes; y ese espacio en el que guía, es el espacio del ‘paso’ de Hermes, el espacio por el que conduce las cosas para ser vistas, hacerlas nacer a la luz para ser vistas en lo que son.

Creemos que éste es el misterio referido en el nombre Hermes. Por eso hace nacer y se le asocia con la fecundidad masculina, con la fecundidad que da forma visible a las cosas, representado en la fecundidad que alude a la gota de semen que cae en la mariposa que representa la ψυχή para los griegos.[15] La gota de semen que cae en ella del falo de Hermes es una imagen que refiere el nacimiento de una forma que puede verse en el alma, como si representara la venida al ser, como si a partir de esa forma que ahora está en la luz, fuese la formación del ser que sale a la luz. Hermes saca la forma para ser vista en el alma (ψυχή).

Éste es el espacio hermético, hermético como cerrado para abrirse, no hermético como sin posibilidades de abrirse. Ciertamente entendemos hermético como cerrado e impenetrable, y en efecto lo es, por eso es Hermes el único que puede abrirle, como la flor blanca de raíces negras que sólo Hermes podía arrancar. A Hermes le debemos la apertura desde ese espacio, a él se le debe que puedan pasar las cosas a la luz, él las trae, como cuando sacó a Perséfone de la cueva de Hades; desde este espacio cerrado para los hombres, abre Hermes el mundo, hace ver las formas del mundo, se ilumina al mundo.

 

El ‘paso’ de Hermes y el ser después del ente.

La verdad griega ἀλήθεια y la mirada (θέα)

Hasta aquí hemos dicho que Hermes es el nombre que hace referencia al ‘paso’, a un misterio inefable del ‘pasar’ o ‘venir a ser visto’; al poder ver la forma de las cosas, pues Hermes hace nacer, aparecer las cosas, las trae a ser vistas. Concluir así la primera parte de este trabajo nos lleva a una inmediata relación de esta venida de las cosas a la visión con ἀλήθεια que, según Heidegger, es la esencia de la verdad como verdad inicial.

Entre otros aportes, en Parménides[16] Heidegger hace una interpretación del pensamiento inicial griego a partir del concepto de ἀλήθεια que tiene implicaciones importantes con el pensar al ser como ser del ente.

La ἀλήθεια para los griegos es literalmente desocultamiento, sostiene Heidegger; es la esencia de la verdad, como si algo cancelara (por eso el prefijo α-) la ocultación (λαθές), lo cubierto, lo velado, oscurecido, lo olvidado.[17] La verdad como ἀλήθεια no es la verdad entendida como veritas o certitudo.[18]

La verdad como ἀλήθεια tiene el sentido de la verdad inicial, es decir, como el surgimiento de las cosas en su primer momento, en su desvelo, en el traerlas del olvido. Para los griegos, dice Heidegger, la ἀλήθεια es una experiencia.[19] Esto implica que ella involucra a aquel para quien es desocultado el algo que se desoculta, no es un asunto de mera certidumbre donde la verdad depende de quien la piensa, sino un dejarse alumbrar desde las cosas que aparecen, que se desocultan. También así para la ocultación como olvido (λανθάνεσθαι), pues “el olvido es, experimentado de manera griega, lo que se ha sumergido en un ocultamiento, de tal forma, en realidad, que la sumersión, es decir, la ocultación permanece ella misma oculta a quien ha olvidado […]: quien olvida se oculta a sí mismo en su relación con lo que sucede, a lo cual llamamos, por lo tanto, de acuerdo con dicho suceder, lo olvidado. Quien olvida no sólo olvida lo olvidado, sino que, a una con ello, se olvida a sí mismo como aquel para quien ha desaparecido lo olvidado”.[20] La verdad como ἀλήθεια tiene en esta experiencia del olvido un marco que facilita su comprensión, pues el desocultarse de las cosas es un venir del olvido, es un venir de lo que no se ve y ahora puede ser visto desde lo desoculto de la desocultación. En el olvido “algo cae y deja de ser. Este dejar-de-ser es un tipo de ser-alejado y ser-ausente”,[21] y con esto, el olvido tiene mayor sentido como lo opuesto de ἀλήθεια como la experiencia opuesta al des-ocultamiento.

La experiencia del desocultamiento, continúa en su exposición Heidegger, tiene relación con la mirada (θέα). Mirada aquí no significa ver como percepción del sentido de la vista, sino un mostrarse de algo desoculto. “Los griegos experimentan el mirar primero y propiamente como modo en que el hombre emerge y llega a la presencia, con el otro ente, pero como hombre en su esencia… La mirada, θέα no es el mirar como actividad y acto del ‘sujeto’, sino la vista como emerger del ‘objeto’ y de su salir a nuestro encuentro… (El mirar, θεᾶον, es: proveer la mirada, a saber, la mirada del ser del ente, que es el mirar en sí mismo…)”,[22] la mirada es el encuentro con el ser del ente, encuentro en el que las cosas son al ser vistas por ser desocultas, porque son encontradas, se presentan, están ahí (ἔστιν). En este desocultamiento se presenta el hombre a sí mismo desde las cosas que se muestran, el hombre se muestra a sí mismo viniendo del olvido, de lo oculto, de lo velado.

 

Hermes y la mirada del ser del ente

La verdad (ἀλήθεια) y la mirada (θέα) están, como acabamos de ver, en una relación muy estrecha, una relación que realiza el emerger del ente para ser, en la mirada se muestra el ser del ente, en el ser se desoculta el ente. Pero este mostrarse, decíamos, no es una acción del hombre sobre las cosas, sino un recibirlas en la mirada. El mirar es un buscar las cosas que están para ser vistas porque se han abierto para ello.[23]

Este mirar implica así un estar abierto,[24] un mostrarse del ente que está ya en la posibilidad de ser visto. La mirada como visión de lo desoculto es un “τὸ θεᾶον; es decir, τὸ θεῖ ον, traducido ‘correctamente’, aunque sin pensar de manera griega, sería ‘lo divino’”. Son los dioses quienes desocultan, quienes miran y dan señales a los hombres de lo desoculto: “lo que mira es lo que mira en el desocultamiento: τὸ θεᾶον es τὸ θεῖ ον”.[25]

La misión de Hermes es hacer presente el ente en el ser, porque da a los hombres la mirada del ente mostrándoles lo que ‘es’. “Los dioses de los griegos no son ‘personalidades’ o ‘personas’ que dominan el ser; ellos son el ser mismo que mira en el ente. Pero, puesto que es siempre y en todas partes superior infinitamente al ente y se distingue del ente, allí donde la esencia del ser ha llegado inicialmente a lo desoculto, como es el caso de los griegos, los dioses son más ‘predominantes’”.[26]

Heidegger propone ejemplos de esta manera de ver la verdad como ἀλήθεια en la literatura griega haciendo referencia a Homero. En ella, se deja ver la acción del ocultarse y el desocultarse en la acción de los dioses. Los dioses son quienes ocultan y desocultan, como frecuentemente se lee en el mismo Homero. Los dioses son los que se velan, y Hermes no es la excepción. Sin embargo, Hermes también oculta y desoculta las cosas en su mirada para los hombres.

Con todo, el dios Hermes es un referente del espacio por el que se ‘pasa’ y que al pasar hace mostrarse algo, se desoculta algo, se pone en la mirada algo. Este mostrarse de lo que se desoculta es el evento de la verdad como ἀλήθεια, es la verdad inicial desde la que después se puede decir algo de ello, de lo que sale a la luz: Hermes es el dios que por su acción hace salir a la luz, hace ‘pasar’ el ente al ser y esta forma de actuar le hace ser un dios verdadero, un dios que mira al ente en su ser y lo desoculta para los hombres. La acción de Hermes es una acción de verdad que tiene un referido misterioso en un ‘paso’ oscuro en el que no se puede mirar sino hasta que se hace ‘pasar’ lo que se desoculta. Así, “lo desoculto, lo que yace ‘a la luz del día’, es lo que aparece por sí mismo y apareciendo se muestra a sí mismo, y en este mostrarse llega a la presencia, es decir, para los griegos, ‘es’”.[27]

 

El ser como post-factum del ‘paso’ de Hermes

Pensar el ser como ‘ser del ente’ pone al ser como un ‘después’ del ente. En el ser como un después del ente se supone un espacio que cruzándolo hace ese ‘después’, implica un evento del que sale a ‘ser’ algo del ente, un después en el que se desoculta el ente como ser.

Esta idea del espacio misterioso por el que ‘pasa’ algo y viene a ser no es un asunto nuevo en la reflexión filosófica de Occidente. Veamos dos momentos en los que se ha referido y reconocido este espacio que por su característica de misterio ha quedado sólo como mención.

El diálogo Parménides de Platón tiene la estructura de un acopio de la tradición parmenídea y de una confrontación de pensamiento entre el mismo Platón con el ‘joven’[28] Aristóteles. Este diálogo viene a representar una situación filosófica del autor, situación en la que ha tenido que renunciar a su maestro Sócrates habiendo madurado o habiendo coronado su pensamiento con la tradición parmenídea: el Uno y el Ser del Uno.[29] Este Uno y este Ser del Uno en este diálogo, corona el recorrido filosófico de Platón. La renuncia madura y consciente respecto de su maestro está manifiesta en el movimiento del texto al colocar a Sócrates como incrédulo y negativo de la tradición que Platón asume; lo hace callar y no vuelve al diálogo, quedando en el olvido, mudo. Por otro lado, Platón tiene un segundo movimiento: hace dialogar la tradición parmenídea con el ‘joven’ Aristóteles a quien muestra la supremacía del concepto Uno-Ser-Uno.

Es Platón quien habla en Parménides, pero un Platón que ya ha unido su socratismo, su visión demiúrgica, con su universalidad eidética; ha unido su ser fuera de la caverna con la tradición parmenídea. De hecho, ya la imagen del típico relato de la caverna nos permite relacionarla con el ‘paso’, con ese momento del salir al ‘ser’; ya la imagen de la caverna nos permite afirmar, en Platón, el reconocimiento del espacio hermético que hemos señalado antes: el momento en el que los hombres prisiones ‘pasan’ de la caverna a la luz es el espacio análogo que Platón reconoce en Parménides en la tercera hipótesis cuando refiere lo instantáneo, el ‘paso’ de la totalidad a lo particular, el ‘paso’ del Uno al ser, el momento en el que las cosas ‘pasan’ de lo múltiple a la unidad.

La tercera hipótesis en la estructura general de las nueve hipótesis del diálogo platónico ocupa la posición tercera por ser el momento del diálogo en el que cierra las dos primeras que refieren ‘lo Uno’ y se relacionan por este instante (μεταξύ) con lo múltiple en la cuarta y quinta hipótesis. La tercera hipótesis es la que hace la dialéctica del diálogo, es el espacio de posibilidad para las dos partes, para lo Uno y lo múltiple, es decir:

[…] encierra la paradoja de contener la afirmación y la negación […] La tercera hipótesis contiene en sí misma su propia dimensión negativa: más aun, la tercera hipótesis sólo es posible si se inicia en un espacio contradictorio (afirmación/negación de lo Uno). Ahora bien, esta tensión inherente a la tercera hipótesis constituye su naturaleza: no sólo habla del intermedio entre lo Uno (1ª y 2ª hipótesis) y lo múltiple (4ª y 5ª hipótesis), sino que ella misma es la mediación, el intermedio en la estructura dialéctica,[30] [el ‘paso’ de las cosas al ir de ‘lo Uno’ a la unidad multiplicada en las cosas].

El diálogo problematiza el cruce de la unidad de ‘lo Uno’ para dar unidad a las cosas que evidentemente están unidas en la existencia; es decir, ¿cómo es que las cosas participan de la unidad de ‘lo Uno’? Lorite considera este problema como el mayor de los problemas puestos en el diálogo, tanto que Platón lo replanteará en el recorrido de la discusión retomándolo de modos distintos: “La diferencia entre lo Uno y lo que existe es μετέχειν; la diferencia entre lo Uno y la existencia (οὐσίᾳ, εἶναι y εστιν) es una fisura significativa –así lo indica Platón: σημαῖνον (142c4)- que tiene el efecto, paradójico, de suprimir la distancia que separa lo Uno de la existencia”,[31] dos espacios delimitados pero unidos en participación.

La participación ‘introduce’ a lo Uno en un espacio que no es sólo lo Uno, instaurando así en lo Uno una relación consigo mismo que excluye la posibilidad de anular la alteridad. La participación contamina a lo Uno de límite en su propio interior. Con relación a lo Uno, la participación es precisada por medio de tres términos: οὐσίᾳ, εἶναι y εστιν. Estos tres términos, en su misma dispersión significativa, tienen una función común muy precisa en el discurso de Platón: delimitar semánticamente el espacio de la existencia. Y μετέχειν opera como vínculo entre lo Uno y ese espacio existencial, introduciendo al primero en los límites ónticos y haciendo así que el segundo sea una determinación diferenciada. A partir de ahí la formulación ἕν εἰ ἔστιν se repite, pero ahora como hipótesis específica, dentro de y por los límites indicados: todo lo que sigue como procesamiento dialéctico serán las consecuencias de una de-limitación.[32]

Más adelante Lorite, comentando el diálogo platónico, sostiene que

 “μεταβάλλω (participación) delimita dinámicamente ese espacio entre es y no-es, un espacio que no se identifica ni con ‘es’ ni con ‘no-es’: el ‘entre-dos’. Un espacio donde se ‘frota’ el contraste entre κρόνος y ποτέ, un margen configurado estáticamente como in-significante desde el punto de vista de la participación, no porque no haya participación (no-es), sino porque no es ni participación ni no-participación, es una fisura por donde sólo emerge lo Uno. Pero lo Uno que es diferente de lo Uno en la primera hipótesis y de lo Uno en la segunda hipótesis, porque su espacio propio es esa fisura, esa franja, ese ‘frotamiento’ que es el Instante’.

“Platón utiliza el término μεταβάλλω para marcar una discontinuidad, una fractura entre dos estados, para significar el tránsito desnivelado existencialmente de una totalidad continua a otra totalidad continua (nacer/perecer; separarse/reunirse; movilizarse/inmovilizarse). El paso de uno de esos estados a otro (pero sin ser –entre tanto- ninguno de los dos) es μεταβάλλω”.[33]

Considerando que el diálogo, como dijimos, representa una situación de recogida en el recorrido de la maduración del pensamiento platónico desde donde hace la síntesis propia y más auténtica uniendo la tradición parmenídea y su reflexión filosófica, nos parece válido afirmar que en Platón hay un reconocimiento de un espacio indecible, un espacio que no es capaz de describir sino de mencionar, un momento en el ‘no saber’ cómo las cosas son luego de un ‘paso’, una cierta veneración de Platón por Hermes al referir con frecuencia esa fisura por la que se escapa algo que puede verse no en lo oscuro del momento en que salen las cosas sino en las cosas ya a la vista.

Para el caso de Aristóteles nos viene la idea de que hay también algo de esto en su pensamiento ya desde el momento de escribir una Física y luego una Meta-física, como si el primero fuese la reflexión que preparó, deliberadamente o no, el llegar al reconocimiento de algo más allá del ser (φύσις) de las cosas.

Aristóteles critica a Platón por el supuesto de la ‘participación’ (μεταβάλλω):

Platón llamó a tales entes Ideas, añadiendo que las cosas sensibles están fuera de éstas, pero según éstas se denominan todas; pues por participación tienen las cosas que son muchas el mismo nombre que las Especies. Y, en cuanto a la participación, no hizo más que cambiar el nombre; pues los pitagóricos dicen que los entes son por imitación de los números, y Platón, que son por participación, habiendo cambiado el nombre. Pero ni aquéllos ni éste se ocuparon de indagar qué era la participación o la imitación de las Especies […] Así, pues, como materia, consideró que eran principios lo Grande y lo Pequeño, y como substancia, el Uno; pues a partir de aquéllos, por participación del Uno, las Especies eran los Números. Al enseñar que el Uno es substancia, y que no se dice Uno lo que es otra cosa, su doctrina era semejante a la de los pitagóricos, y, al afirmar que los números eran las causas de la substancia para las demás cosas, enseñaba lo mismo que ellos.[34]

No obstante, esta fuerte crítica de Aristóteles, nos parece que hay en él un reconocimiento del espacio hermético, del misterio que guarda el momento de la participación (μεταβάλλω), pero sin veneración. Aristóteles no resuelve el problema de cómo pasan las cosas de lo general a lo singular y lo reconoce planteándose la relación de lo singular con lo general en el capítulo IV del Libro III de la Metafísica:

Hay una dificultad próxima a éstas, la más ardua de todas y la que más necesario es considerar, acerca de la cual se impone tratar ahora. Pues, si no hay nada fuera de los singulares, y si los singulares son infinitos, ¿cómo es posible entonces conseguir ciencia de su infinidad? Todas las cosas que llegamos a conocer, las conocemos en cuanto tienen cierta unidad e identidad y cierto carácter universal […] Si, en efecto, no hay nada fuera de los singulares, nada habrá inteligible, sino que todas las cosas serán sensibles y no habrá ciencia de nada, a no ser que alguien diga que la sensación es ciencia.[35]

Con esto nos parece que Aristóteles se está planteando el problema de la participación de las cosas sensibles con la manera en que las conocemos en sus géneros, cómo se tocan ambas partes de modo que se identifican las cosas singulares con los géneros.

Aristóteles es más explícito cuando afirma y se pregunta: “son una todas las cosas cuya substancia es una […] ¿cómo llega la materia a ser cada una de estas cosas, y cómo es el todo concreto estas dos cosas? Y, acerca de los principios, puede plantearse todavía esta dificultad: si son uno específicamente, nada será uno numéricamente, ni el Uno en sí ni el Ente en sí”.[36] Y poco más adelante, todavía en el planteamiento de este problema dice:

Pero la cuestión más difícil de comprender y la más necesaria para conocer la verdad consiste en saber si el Ente y el Uno son substancias de los entes, y si el uno es Uno y el otro es Ente sin que cada uno de ellos sea otra cosa, o si debemos indagar qué es en definitiva el Ente y el Uno, convencidos de que subyace en ambos otra naturaleza […] Platón, en efecto, y los pitagóricos piensan que ni el Ente ni el Uno son otra cosa, sino que la naturaleza de ambos es ésta, puesto que su substancia es precisamente la substancia del Uno y la del Ente.[37]

Aunque hay planteamientos similares a lo largo del Libro III, Aristóteles cierra su planteamiento en esta línea con un reconocimiento más claro de la dificultad que tiene el comprender cómo es que los entes y el uno pueden participar del Ente y el Uno:

Por otra parte, si hay un Ente en sí y un Uno en sí, será muy difícil comprender cómo podrá existir fuera de estas cosas algo distinto de ellas, es decir, cómo serán más de uno los entes. Pues lo distinto del Ente no es; de suerte que, según el dicho de Parménides, sucederá necesariamente que todos los entes serán Uno y que éste será el Ente.[38]

Aristóteles sí hace referencia a Hermes: “Además, en el sólido está igualmente presente cualquier figura; de suerte que, si no hay en la piedra un Hermes, tampoco habrá en el cubo la mitad del cubo, como algo determinado”.[39] Está relacionada con Hermes la forma que determina la figura, como si ésta surgiera del misterioso espacio hermético que hace salir la forma que se transfigura para ser ‘vista’. Incluso se refiere a Hermes como el paso al ser cuando afirma: “el acto es, pues, el existir de la cosa, pero no como cuando decimos que está en potencia; y decimos que está en potencia como está un Hermes en un madero, y la media línea en la línea entera, porque podría ser separada, y que es sabio incluso el que no especula, si es capaz de especular”.[40]

También en la relación acto-potencia cabe el supuesto del ‘paso’ por ese espacio hermético desde el que el ente en potencia emerge en acto (ἐνεργεία). Y decimos que en esa relación acto-potencia cabe el supuesto porque Aristóteles no lo atiende, pero lo reconoce; como si Hermes fuese para él el dios que resuelve, de modo que hace salir y deja ver la potencia de las cosas en el acto en el que emerge. Lo mismo para la relación materia-forma. Sostiene más adelante que “por eso también cuantas cosas son o se generan naturalmente, aunque exista ya aquello a partir de lo cual naturalmente se generan o son, decimos que aún no tienen la naturaleza si no tienen la especie (εἶδος) y la forma (μορφή)”.[41] Y en el Libro VIII, cap. V, Aristóteles acepta la dificultad de conocer los movimientos que tienen en potencia las cosas para llegar a su contrario: un viviente que pasa a cadáver, un enfermo que puede estar sano. Ese misterio de ‘paso’, es el ‘paso de Hermes’ que hace ‘estar’ de otro modo o forma a la substancia haciéndola pasar a ser.

Lo dicho hasta aquí en este apartado nos facilita la afirmación con la que lo abrimos. Nos parece que podemos pensar en el ser como un ‘después’ de un evento misterioso en el que Hermes actúa y hace venir las cosas a ser desde el ente. Así podemos pensar el espacio indecible entre el ser y el ente en el pasar al ser como ser del ente, pues “el ser es siempre un ser de un ente”, dice Heidegger.[42] Y “Pensar el ser requiere en cada instancia un salto a través del cual saltamos en lo abismal desde el fundamento habitual del ente, en el cual reposa siempre primero el ente para nosotros. Es como el abismo que despeja lo libre, y que nombramos cuando no pensamos en otra cosa que en el ente como lo que es”.[43]

Hay, pues, un evento previo al ‘ser’ que le hace ser a éste un post-factum; el ser, así, viene a ser como alumbramiento del ente, como lo visible ‘después’ de lo invisible. El ente se mueve y despliega en formas de ser y pensar el ente. Heidegger ha denunciado el olvido del ser, porque se asume como el prejuicio universalísimo, indefinible y evidente por sí mismo,[44] pero se olvida que él es el ‘sin fundamento’, el otro lado del salto o ‘paso’ desde el ente. Lo autóctono sería el ente y no el ser.[45] El ser es lo desoculto del ente, el ente en la forma visible; el ser es el otro lado al que Hermes lleva al ente para ser en una forma; el ser es la salida del ‘paso’ por el que Hermes ha ‘sacado’ algo y ahora se puede ver (ὁράω) en la mirada (θέα). El ser es la salida de Hermes saliendo con él lo que estaba oculto; Hermes hace salir, Hermes lo hace visible; Hermes es, en este sentido, el dios verdadero (δαίμονες)[46] que saca de la caverna. Hermes está en las cosas ‘vistas’ en la mirada (θέα), Hermes es el dios que hace posible ver (ὁράω), es el dios de la visión (θεωρία) de la verdad como lo desoculto; es el padre del φαινόμενον. Hermes es el referente del impenetrable misterio del ‘paso’.

 

Hermes y la hermenéutica del ser del ente

 La ‘repetición’ de la pregunta por el ser

El respeto y la admiración que por Heidegger sentimos nos hacen temer plantear la necesidad de ‘repetir’ la pregunta por el ser. Ese temor es un doble temor: el primero tiene relación con ver las luces que se imponen de un filósofo de ese calibre y el segundo con que lo dicho en lo sucesivo no sea más que una parodia de lo puesto ya por Heidegger respecto a la necesidad de repetir la pregunta.[47] Pero nos empuja algo que al mismo tiempo nos hace creer que debe hacerse.

Heidegger denuncia el olvido del ser como olvido de la pregunta por él. Esto podrá sorprender puesto que hay una lista grande de pensamiento ontológico, de posturas filosóficas a propósito del ser. Sin embargo, el olvido del ser consiste en asumir que “el concepto de ‘ser’ es el más universal y vacío. Como tal, opone resistencia a todo intento de definición. Este concepto universalísimo y, por ende, indefinible, tampoco necesita ser definido… De esta manera, lo que estando oculto incitaba y mantenía en la inquietud al filosofar antiguo, se ha convertido en algo obvio y claro como el sol”,[48] haciendo de él algo, además, de lo que es innecesario preguntarse.

A Heidegger le reconocemos como el refundador de la ontología en el siglo pasado al plantear y estructurar la pregunta por el ser, distinguiendo también entre lo óntico y lo ontológico, abriendo el problema del ser del ente en lo ontológico de la existencialidad del Dasein, con primacía del Dasein sobre los otros entes para responder a la pregunta por el sentido del ser. Necesitamos primero, pues, revisar, brevemente, la estructura formal de esta pregunta que hace Heidegger y cómo opta por un punto de partida condicionado por la pre-sunción y per-sunción de la primacía de este Dasein, prejuiciando la respuesta expuesta en Ser y Tiempo, respuesta que no deja de asombrarnos por sus alcances e implicaciones para el pensar filosófico.

Entender la estructura formal de la pregunta por el ser que hace Heidegger es importante si entendemos que las respuestas a las preguntas siempre son condicionadas por las mismas preguntas para las que son respuestas. Entender la pregunta por el sentido del ser que estructura Heidegger nos hace entender el sentido de su respuesta en Ser y Tiempo. El punto de partida por el que opta Heidegger para responder a la pregunta por el sentido del ser es la existencia porque es siempre la primera comprensión desde la que se comporta el Dasein.[49] La opción tomada por Heidegger como punto de partida para su respuesta a la pregunta por el sentido del ser es la existencia y la existencialidad del Dasein, de forma que cobra cierta obviedad la respuesta desde el horizonte del tiempo.

Así, es comprensible que Heidegger vea la hermenéutica como hermenéutica de la facticidad;[50] por eso la hermenéutica desde él, aunque no sólo con él, es una hermenéutica histórica, porque ha optado por la primacía del Dasein y el estar-ahí/ser-ahí, como un ‘ser para mí’ ya en el mundo. La hermenéutica la relaciona con un Ἑρμῆς mensajero, con la notificación de lo ya a la vista: el ser ‘después’ del paso de Hermes.[51] “La hermenéutica no tiene por objetivo la posesión de conocimiento, sino un conocer existencial, es decir, un ser. La hermenéutica habla desde lo ya-interpretado y para lo ya-interpretado”.[52]

Pero nos parece que hay otro lado en la pregunta por el ser que no considera Heidegger sino que deja abierto desde su planteamiento, porque ha optado por uno de los lados de las dos posibilidades de ese preguntar por el ser. La opción no tomada por Heidegger de las opciones que da la pregunta por el ser del ente, es la que nos pone en la necesidad de repetirla. Heidegger pregunta por el sentido del ser, no por el ser como ser de un ente.

Heidegger tiene razón cuando dice que “todo preguntar es una búsqueda. Todo buscar está guiado previamente por aquello que se busca”,[53] que se comprende ya de algún modo. En el preguntar no sólo está lo puesto en cuestión, sino aquello a lo que pertenece lo puesto en cuestión. En la pregunta ¿qué es el alma?, hay algo puesto en cuestión y está puesto implícitamente también lo cuestionado. Lo puesto en cuestión aquí es la quididad del ser de un ente-alma y lo que no queda explicitado es el ente que está siendo interrogado en su modo de ser. Es decir, la propuesta de Heidegger de la estructura formal de todo preguntar es poner en claro que tenemos en ello lo que se pregunta (el tema) y lo que es interrogado (aquello que se hace tema). Así que “todo preguntar por […] es de alguna manera interrogar a […] Al preguntar le pertenece, además de lo puesto en cuestión, un interrogado [ein Erfragte]”[54] ¿Qué es, entonces, lo que está puesto cuestión en la pregunta por el ser y qué es lo interrogado?

Si consideramos la pregunta por el sentido del ser en Heidegger, pensando en que el ser es siempre un ser de un ente, en esta pregunta por el ser queda tematizado el ser como sentido y queda en el olvido el ente del que este ser es. Pero la pregunta es siempre conducida por lo que se pregunta y esto implica ya una cierta comprensión del ser mismo.

El pensar el ser del ente tiene dos lados, hemos dicho: uno es el espacio hermético desde el que sale el ser del ente; y el otro lado es la mirada en la que hace ver Hermes. Es decir, los dos lados a los que nos referimos posibilitan dos lados para hacer la pregunta por el ser: la pregunta por el ser que ya es ser del ente o la pregunta por el ser como post-factum saliente del espacio hermético antes de ser un ‘ser’ mirado.

Cuando Heidegger se pregunta por el sentido del ser está ubicado, por la búsqueda de ese sentido, en el lado de un ser ya iluminado, salido de la mano de Hermes, comprendido ya en un horizonte temporal, de modo que el preguntar pone en cuestión al ser en su sentido, y así sí lleva primacía el Dasein, pues es el único ente que se pregunta y se comporta desde una comprensión como la existencia. Con esta comprensión del ser como sentido Heidegger se queda en realidad sin opción para optar entre los entes desde los que puede preguntar por el ser, se queda en realidad con una sola opción de ente: el Dasein.

Heidegger reconoce que “la pregunta por el ser exige, en relación a lo interrogado en ella, que previamente se conquiste y asegure la forma correcta de acceso al ente”,[55] y si “ente es todo aquello de lo que hablamos, lo que mentamos, aquello con respecto a lo cual nos comportamos de ésta o aquella manera; ente es también lo que nosotros mismos somos, y el modo como somos”,[56] debemos elegir el ente por el que accederemos al ser. Heidegger se pregunta precisamente “¿En cuál ente se debe leer el sentido del ser, desde cuál ente deberá arrancar la apertura del ser?”,[57] y la respuesta debe ser el ente que llama Dasein, porque es el único ente para el que el ser de los demás entes ‘tiene o se le recibe’ como sentido en el ver de la mirada abierta del ser del ente al que se enfrenta el ente Dasein. Así, la respuesta a la pregunta por el sentido del ser que hace en sus investigaciones de Ser y Tiempo está condicionada y desarrollada de manera admirable en el horizonte del tiempo. Pero, ¿no dijimos que tenemos otro lado para preguntar por el ser?, ¿qué posibilidades nos da el ‘espacio hermético’ que hemos descrito para preguntar por el ser?, ¿es necesario repetir la pregunta por el ser, no por su sentido, sino en este espacio oscuro que hemos reconocido como indecible, inaccesible? Y, además, ¿qué misión tiene la hermenéutica en esta posibilidad de preguntar por el ser en el espacio que hace del ser un ser de un respectivo ente?

Heidegger opta por un punto de partida, el Dasein, ¿qué posibilidades de reubicación de la pregunta por el ser del ente hay y por qué punto de partida debemos optar para la respuesta a esta pregunta? “¿Es indiferente el punto de partida o tiene algún determinado ente una primacía en la elaboración de la pregunta por el ser?”,[58] pregunta Heidegger. Indiscutiblemente la primacía en el preguntar la tiene el ente Dasein, lo que nos pone en la necesidad de repetir la pregunta es lo puesto en cuestión del interrogado ente.

Indiscutiblemente “una elaboración de esta pregunta exigirá […] la explicación del modo de dirigir la vista hacia el ser, de comprender y captar conceptualmente su sentido, la preparación de la posibilidad de la correcta elección del ente ejemplar y la elaboración de la genuina forma de acceso a este ente”.[59] El mismo Heidegger advierte el peligro de un círculo vicioso en este buscar el ser del ente en otro ente que se pregunta a través del ser de su propio ente (Dasein).[60] No podemos aquí argumentar si lo hay o no, pero de momento nos parece que sí hay una cerrazón a las posibilidades de preguntarse más allá del ser que el Dasein comprende como sentido. Por eso vale la pena preguntarnos primero si es necesario ‘repetir’ la pregunta por el ser y, luego, dónde podemos ubicarnos para hacer la pregunta por el ser de un ente.

 

El pre-factum ontológico del ser

Hemos hablado del ser como post-factum, como una salida de un espacio oscuro. Decir esto del ser, como ser de un ente, tiene una implicación obvia: hay un pre-factum en la salida, un evento en el que en el misterio de Hermes se genera una forma de ser visible en la mirada (θέα). Este momento del factum del alumbramiento hermético del ente como ser sólo puede preguntarse desde la respectividad del ser con su ente.

La pregunta por el ser que hace Heidegger no nos parece que esté ubicada en ese respecto ser-ente, sino en ser del ente y Dasein porque, aunque esto es un ente frente a otro ente (Dasein), lo puesto en cuestión en la pregunta que se hace Heidegger es el sentido del ser del ente sin preguntarse desde el espacio del ser y su ente. En el enfrentarse del ente Dasein con el ser de los otros entes, Heidegger opta, dijimos, por preguntar por el sentido de ese ser de los entes en respectividad, por eso es un estar-en-el-mundo circunspectivamente con el Dasein. Heidegger se pregunta por el ser ya en el mundo, según lo muestra en la analítica que hace a propósito de esto desde el parágrafo 12 hasta el 18 en Ser y Tiempo.

El olvido del ser parece tener otra dimensión además de la denunciada por Heidegger: el olvido del pre-factum, el olvido de que el ser es un ser de un ente, no sólo un ser para un Dasein. Creemos, pues, que es necesario repetir la pregunta por el ser en su espacio oscuro de la mano de Hermes, desde la comprensión del ser no sólo como sentido en donde Heidegger es hasta ahora insuperable, sino preguntándonos por el ser como una ‘salida’, como post-factum de un pre-factum desde el que se llega a ser un ser de un ente, como la luz visible desde la mirada de Hermes. Tal vez aquí está la razón del giro hermenéutico de la filosofía, en esta necesidad de regresar al misterio de las cosas; tal vez ésta es la razón por la que necesitamos volver a los dioses para poder ver en su mirada, tal vez aquí la hermenéutica pueda dar más, ya no como interpretación o como reconstrucción de sentidos perdidos del ser, sino como alumbradora del misterio indecible o bien decible parcialmente, como luz desde el ser luego del ‘paso’, del ‘paso’ de Hermes.

 

Reubicación de la pregunta hermenéutica del ser como ser del ente

El final de nuestro trabajo parece tener ya cierta obviedad. Si la necesidad de repetir la pregunta por el ser tiene su razón en el espacio hermético como lo hemos descrito, entonces la pregunta por el ser tiene su topus en ese espacio hermético referido y en la pregunta por el ser, así, tiene la hermenéutica una primacía metodológica. Pero, como dijimos recientemente, no como interpretación o reconstructora de sentido sino como desveladora. La hermenéutica es, así, fundamental y refundante.

Si lo anterior es cierto, la pregunta por el ser es, ahora, una pregunta fundamentalmente hermenéutica ¿Cómo, pues, estructurar metodológicamente una hermenéutica que investigue este espacio?, ¿cuál de las hermenéuticas propuestas hasta ahora da más posibilidades de responder a la pregunta por el ser como pre-factum del espacio oscuro? ¿De qué manera ilumina Heidegger en su estructura de existencialidad del Dasein la exploración de este espacio hermético como pre-factum del ser del ente?

A los dos temores que nos abordaron al inicio de este apartado se le ha agregado otro: no saber cómo responder a esto puesto en cuestión ahora; no tener los elementos para postular una respuesta a estas preguntas, o lo que es peor, seguir en el pasmo de lo inaccesible del ser como ser de un ente.

 

Fuentes documentales

 Aristóteles, Metafísica, Gredos, Madrid, 1994.

Eliade, Mircea, Tratado de Historia de las Religiones, Ediciones Cristiandad, Madrid, 2000.

Biblia de Jerusalén Latinoamericana en letra grande, Desclée de Brouwer, Bilbao, 2003.

Heidegger, Martín, Parménides, Akal, Madrid, 2005.

—— Ser y Tiempo, Trotta, Madrid, 2003.

—— Ontología: hermenéutica de la facticidad, Alianza Editorial, Madrid, 1999.

Hesíodo, Obras y Fragmentos: Teogonía, Trabajos y Días, Escudo, Fragmentos, Certamen, Gredos, Madrid, 1978.

Homero, Obras Completas de Homero, Montaner y Simón Editores, Barcelona, 1927.

Kerényi, Karl, Hermes conductor de almas [II], Sexto Piso, Cd. de México, 2010.

Lorite Mena, José, El Parménides de Platón: un diálogo de lo indecible, FCE, Bogotá, 1985.

[*] Profesor de ciencias sociales y humanidades y Director Académico en NARO Universitario. rojasdb@hotmail.com

[2] Mircea Eliade, Tratado de Historia de las Religiones, Ediciones Cristiandad, Madrid, 2000, p. 233.

[3] Ibidem, p. 234.

[4] Gn 2, 19.

[5] Homero, Ilíada, XXIV, 440.

[6] Homero, Odisea, XXIV, 1.

[7] Idem.

[8] Ibidem, X, 302.

[9] Homero, Odisea, V.

[10] Hesíodo, Teogonía, 445.

[11] Karl Kerényi, Hermes conductor de almas [II], Sexto Piso, Cd. de México, 2010.

[12] Ibidem, pp. 59-60.

[13] Ibidem, p. 90.

[14] Ibidem, p. 60.

[15] Ibidem, pp. 76-77.

[16] Martín Heidegger, Parménides, Akal, Madrid, 2005.

[17] Heidegger supone que la raíz de la palabra ἀλήθεια es lhq que es raíz también para la palabra λανθάνομαι(olvidar), Ibidem, p. 32.

[18] Ibidem, pp. 44-45.

[19] Ibidem, pp. 16-24.

[20] Ibidem, p. 93.

[21] Ibidem, p. 95.

[22] Ibidem, p. 134.

[23] Ibidem, p. 140.

[24] Ibidem, p. 184.

[25] Ibidem, p. 140.

[26] Ibidem, p. 143.

[27] Ibidem p. 175.

[28] La discusión de Parménides anciano y Aristóteles joven tiene en el diálogo un significado irónico intentando poner a éste como desconocedor del misterio que hay en la relación del ser, el uno y las ideas. La juventud de Aristóteles no es necesariamente un dato biográfico sino el cómo Platón ha entendido la postura de su alumno frente a la suya.

[29] Así lo deja ver en su introducción José Lorite Mena en El Parménides de Platón: un diálogo de lo indecible, FCE, Bogotá, 1985.

[30] Ibidem, p. 206.

[31] Ibidem, pp. 152-153.

[32] Ibidem, p. 152.

[33] Ibidem, p. 170.

[34] Aristóteles, Metafísica, Libro I, cap. VI (987b6-24).

[35] Ibidem, Libro III, cap. IV (999a24-999b3).

[36] Ibidem, Libro III, cap. IV, (999b20-25).

[37] Ibidem, Libro III, cap. IV, (1001a4-11).

[38] Ibidem, Libro III, cap. IV, (1001a29-34).

[39] Ibidem, Libro III, cap. V, (1002a20-23)

[40] Ibidem, Libro IX, cap. VI, (1048a32-35).

[41] Ibidem, Libro III, cap. IV, (1015a1-6).

[42] Martín Heidegger, Ser y Tiempo, Trotta, Madrid, 2003, p. 32.

[43] Martín Heidegger, Parménides, p.193.

[44] Martín Heidegger, Ser y Tiempo, pp. 26-28.

[45] Martín Heidegger, Parménides, p. 193.

[46] Heidegger hace una exposición del concepto δαίμων y lo relaciona con la ἀλήθεια. Con su análisis nos posibilita hacer esta afirmación. Cfr. Ibidem, pp. 128-133.

[47] Heidegger, Ser y Tiempo, pp. 25-28.

[48] Ibidem, p. 26.

[49] Ibidem, p. 35.

[50] Martín Heidegger, Ontología: hermenéutica de la facticidad, Alianza Editorial, Madrid, 1999.

[51] Cfr. Ibidem, §2.

[52] Ibidem, p. 37.

[53] Ibidem, p. 28.

[54] Idem.

[55] Ibidem, pp. 29-30.

[56] Ibidem, p. 30.

[57] Idem.

[58] Idem.

[59] Idem.

[60] Ibidem, pp. 30-31.