La madera cristiana de Pinocho

[*]

Luis García Orso, S.J.[**]

 

Recepción: 16 de marzo de 2023

 

Guillermo del Toro, el creador 

Guillermo del Toro nació en Guadalajara, Jalisco, el 9 de octubre de 1964, hijo de Guadalupe Gómez, actriz, y Federico del Toro Torres, un negociante de compraventa de automóviles usados. Creció en un hogar católico​ e hizo sus estudios de secundaria y preparatoria en un colegio jesuita de Guadalajara, el Instituto de Ciencias. Ahí comenzó a filmar desde adolescente. Estudió también en el Centro de Investigación y Estudios Cinematográficos de la Universidad de Guadalajara. Pasó 10 años en diseño de maquillaje y formó su propia compañía, Necropia. En ella fue el productor ejecutivo, a los 20 años, de un famoso filme tapatío de Jaime Humberto Hermosillo: Doña Herlinda y su hijo (1985). Con Hermosillo fue también cofundador en 1986 del Festival Internacional de Cine en Guadalajara y creó la compañía de producción Tequila Gang.

Su estilo está marcado por su gusto por la biología y la escuela de arte simbolista, su fascinación por el mundo fantástico, como el de los cuentos de hadas y los temas oscuros. Sus trabajos incluyen frecuentemente monstruos o seres fantásticos.

Entre 1988 y 1989 dirigió algunos capítulos de la serie mexicana de televisión La hora marcada. Su primer largometraje fue Cronos, en 1993. En 1997 empezó a dirigir películas en Estados Unidos. Su película de 2006, El laberinto del fauno, ganó más de cien premios. En 2018 su filme La forma del agua ganó el Óscar, el Globo de Oro, el León de Oro (en Venecia) y más de cien premios. En noviembre de 2022 la unam le otorgó el doctorado honoris causa por sus aportes a la cultura.

Tardó 14 años en preparar su versión de Pinocho, la serie de aventuras que Carlo Collodi publicó de 1881 a 1883. Para su proyecto Del Toro reunió a los mejores diseñadores creativos en animación de cuadro por cuadro (stop–motion) de Londres, Portland y Guadalajara. Los tapatíos formaron el Taller del Chucho. En su proyección Pinocho ha obtenido más de 70 premios, incluidos el Óscar, el bafta y el Globo de Oro.

En varias de sus películas hay una denuncia contra el poder totalitario y una defensa a la dignidad de las personas. Así lo vemos en El espinazo del diablo (de 2001), El laberinto del fauno (2006), La forma del agua (2017) y ahora en Pinocho (2022).

Aunque agnóstico, Del Toro es un “católico no practicante” que, como cineasta, propone en sus películas realidades de amor, sacrificio, perdón y redención. Creo que permanece en él el espíritu que recibió y vivió en el colegio jesuita y que Memo fue fraguando para ser lo que ahora es. Veamos aquí algunos de estos elementos humanistas y cristianos que aparecen en su película de Pinocho.

 

El padre, el hijo, el camino

Geppetto, un carpintero, es el padre y el creador (como Dios, como san José). Sufre la muerte de su hijo Carlo a causa de una bomba que cae sobre la iglesia. La guerra mata, cambia la existencia de las personas, la de Geppetto. En su soledad y desesperación decide fabricar un muñeco–marioneta del pino bajo el cual está enterrado su niño. Es un muñeco malformado, a base de golpes a la madera, desde el dolor y la ira del padre. Pero un hada infundirá espíritu de vida a este muñeco de madera (como en el libro de Ezequiel)[1] y será Pinocho: un niño que empieza a vivir, una creatura mal tallada, imperfecta…  Pinocho tendrá que aprender a vivir, a ser hijo, a ser él mismo, con todos sus errores e imperfecciones… Como también nosotros lo tenemos que aprender, como creaturas, como hijos, como seres humanos. Pero Geppetto también ha de aprender a ser padre, a creer en su creación y a dejarla en libertad. A través de Sebastián J. Grillo, Del Toro dice que escribe sobre “padres imperfectos e hijos imperfectos”, porque así somos.

El camino de Geppetto arranca desde el duelo, la tristeza, el dolor por la pérdida; la relación entre Dios Padre y su Hijo Jesús inicia en el bautismo en el Jordán desde el amor y la confianza: “Tú eres mi Hijo amado; en ti me complazco”.[2] Ese camino lo van a recorrer Geppetto y Pinocho.

Geppetto también es el creador del Cristo en la iglesia. Frente a él y delante de la comunidad Pinocho externa su reclamo triste: “¿Por qué a él todos lo quieren y a mí no, si el Cristo es de madera como yo”? En ese momento Pinocho no conoce la vida de Jesús, vida que lo llevó a la cruz y a ser reconocido por muchos pueblos…, pero tampoco sabe que a él le pasará lo mismo: por predicar el amor, la libertad y la paz Pinocho también será perseguido y crucificado.[3]

El niño Pinocho está aprendiendo a vivir… Es un chico espontáneo y libre, y pronto es atraído por la vida de espectáculo en un circo: canta, baila, divierte a los niños… Y hasta piensa en llevar dinero a su padre. Hasta el día en que se da cuenta de dónde se ha metido.

La vida humana no es fácil: siempre habrá dificultades y tentaciones en el camino. El mensaje cristiano nos habla de tres tentaciones principales para Jesús y para todo ser humano:[4] el apego material y codicioso, la fama y vanidad, y el poder explotador. La vida de Pinocho afrontará estas tentaciones, representadas sobre todo en Volpe, el cirquero, quien adula a Pinocho y se aprovecha de él: “Hay una marioneta que es el rey de todas las marionetas: tú Pinocho. ¡Eres una maravilla! Un milagro. ¡Todos te amarán!”. Pero luego añade en voz baja: “Obviamente, no entiendes cuál es nuestra relación, pequeño niño inflamable. Yo soy el titiritero. Y tú, la marioneta. Yo soy el amo. ¡Y tú eres el esclavo! ¡Y vas a hacer lo que te ordene hasta que tu cuerpo de madera se pudra y te use para alimentar mi estufa! Tal vez no necesites hilos, pero yo te controlo. ¡Tú me obedeces a mí!”.

 

La libertad y la bondad versus la violencia del poder

En el mundo hay hombres que abusan, manejan y explotan a los demás, hacen la guerra y la violencia, matan… Del Toro sitúa su película y su denuncia en un tiempo histórico de esta maldad: durante el fascismo italiano, con il Duce, Benito Mussolini, a la cabeza durante los años treinta, quien continuará en el poder hasta la Segunda Guerra Mundial (1939–1945). Con el lema “Creer, obedecer, combatir” el régimen dictatorial pide la sumisión de todos, ser “marionetas” sin hilos (“burros”, en la narración original de Collodi). Pinocho se rebela y lo confronta con su actuar en libertad y en desobediencia a la imposición y el control del poderoso. Los primeros en seguirlo serán nada menos que Spazzatura, el mono–criado de Volpe, y el hijo del Podestá o jefe militar. Igual que un Cristo, Pinocho es perseguido, crucificado por Volpe, salvado por el mono… y va a dar al mar.

En el mar Pinocho encuentra que la ballena se ha tragado a Geppetto, su padre, y tratará de salvarlo… Y lo hará a costa de su propia vida. El amor es su gran motor de vida y de muerte: “Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos”,[5] como la da Pinocho.

La ballena de esta historia refleja el episodio bíblico de Jonás, el joven profeta que quiere huir de la misión que Yahvé le da, se embarca para alejarse y, en medio de una fuerte tempestad, es echado por los marineros al mar y tragado por un gran pez. El mismo Nuevo Testamento hace de este episodio una figura de la muerte y la resurrección de Jesús: “De la misma manera que Jonás estuvo en el vientre del cetáceo tres días y tres noches, así también el Hijo del hombre estará en el seno de la tierra tres días y tres noches”.[6]

De manera semejante, aquí en la película, Pinocho será un nuevo Jonás que muere y resucita. Pinocho sacrifica su vida y, en un último deseo al hada, también él se hará mortal, por amor a su papá.

 

La vida y la muerte

Vida y muerte están presentes en la historia de Pinocho. El cono de pino lo simbolizará al principio y al final de la película. “La vida es un regalo maravilloso”, pero no es fácil, y hay que aprender a vivirla, en cada momento, en toda circunstancia, aun cometiendo errores, siendo cada uno lo que es. El niño–marioneta nos va mostrando con sus actitudes cómo poner bondad y libertad en medio de la maldad y la imposición que nos rodea, cómo buscar la vida en escenarios de guerra y muerte. Del Toro apuesta por el amor de cada pequeño acto, aunque para el sistema establecido esa acción parezca desobediencia o rebeldía. Pinocho pasa “haciendo el bien”, como se dice de Jesús,[7] y da lo mejor de sí hasta el final, incluso hasta morir por su papá. La vida es corta y hay que saberla vivir siendo cada quien uno mismo y siendo bueno.

Cuenta Sebastián J. Grillo al final: “Pinocho salió a recorrer el mundo, y el mundo, creo yo, lo acogió de vuelta. Hace mucho que no he sabido de él. ¿Morirá tarde o temprano? Creo que sí. Y tal vez eso lo hace un niño de verdad. Lo que debe pasar, pasa. Y un día ya no estamos”.

“Lo que tiene que pasar, pasará, y un día ya no estaremos”, se afirma no como un destino impuesto, sino como un reconocimiento de nuestra finitud humana, para que sepamos vivir con sentido. “Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida?; ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida?”.[8] El Hada de la Muerte lo expresará así: “Lo único que hace que una vida humana tenga valor y significado es que es breve y finita… Cada momento que pases con tus seres queridos, con tus amigos, podría ser el último. Nunca sabes cuánto tiempo tendrás con alguien hasta que se va”. El mismo Del Toro recuerda un poema del chiapaneco Jaime Sabines: “Alguien me habló todos los días de mi vida al oído, despacio, lentamente. Me dijo: ¡vive, vive, vive! Era la muerte”.[9]

Si algunos días tienes tus altibajos, levántate y “abre tu corazón a un mañana más bello” (Better tomorrows), expresa la canción de Sebastián J. Grillo en los créditos finales, en la voz de Ewan McGregor. Por tanto, hay que aprender a amar y decir a cada persona, como se lo expresa Geppetto a Pinocho al final: “Te quiero exactamente tal como eres”.

Aquí el diálogo en la película, en la playa: “Pinocho, mi niño, trataba de convertirte en alguien que no eres. Pero no, no seas Carlo ni nadie más, sé exactamente quien tú eres. Te quiero exactamente tal como eres”. Y la creatura le dice: “Entonces, seré Pinocho. Y tú serás mi papá. ¿Está bien?”… “Más que bien”, responde Geppetto.

Resuenan aquí las palabras bíblicas de Dios sobre el rey David: “Yo seré para él un padre, y él será para mí un hijo, y no apartaré de él mi amor”.[10] Y eso también es lo que el Dios de Jesucristo nos dice a todas y todos, sus hijos e hijas: Mi amor incondicional por ti no es porque tú seas bueno o perfecto, cumplido u obediente, sino porque eres tú y porque Yo sólo soy Amor. Solamente te pido que sigas siendo fiel a ti mismo y que sigas el amor en tu vida.  “Lo que les pido es que se amen unos a otros”.[11]

Sobre el trabajo de esta película, Vanessa Romo, coordinadora de producción del equipo de Guadalajara, dice: “Fue pura magia. Como con todas las cosas que valen la pena en esta vida, hubo momentos luminosos y momentos sombríos, pero con la seguridad de que cada uno de nosotros estaba tallando un poquito de madera de la película más bonita de animación jamás hecha”. Efectivamente, Pinocho de Guillermo del Toro es “un cine tallado a mano”,[12] hecho con el corazón y con mucho cariño.

 

[*].    Guillermo del Toro, Pinocho de Guillermo del Toro (película), Alexander Bulkley, Corey Campodonico, Guillermo del Toro, et al. (productores), Netflix Animation/The Jim Henson Company/Pathé/ShadowMachine/Double Dare You Productions/Necropia Entertainment/El Taller del Chucho, Estados Unidos/México, 2022 (color, 117 min.).

[**].    Profesor de Teología en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México; miembro de la Comisión Teológica de la Compañía de Jesús en México y miembro de siGnis (Asociación Católica Mundial para la Comunicación). lgorso@jesuits.net

 

[1].     La Biblia Latinoamérica, Sociedad Bíblica Católica Internacional/San Pablo/Editorial Verbo Divino, Madrid, 1972, Ezequiel 37, 5.

[2].    Marcos 1, 11.

[3].    Mateo 10, 17.

[4].    Mateo 4, 1–11.

[5].    Juan 15, 13.

[6].    Mateo 12, 40.

[7].    Hechos 10, 38.

[8].    Marcos 8, 36–37.

[9].    Jaime Sabines, Horal/La señal, Planeta, México, 2020, p. 7.

[10].    1 Crónicas 17, 13; Hebreos 1, 5.

[11].    Juan 15, 17.

[12].    Vanessa Romo, “‘Pinocho’ catapulta la animación tapatía” en Magis, ITESO, Tlaquepaque, Jalisco, No. 492, marzo/abril de 2023, p. 8.